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Los empresarios japoneses se resisten a colaborar en la nueva fase de 'Abenomics'
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el desempleo, en mínimos históricos

Los empresarios japoneses se resisten a colaborar en la nueva fase de 'Abenomics'

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, le ha pedido al sector que colabore aumentando los salarios. La idea no le hace ninguna gracia al empresariado; muchas pymes no se lo pueden permitir

Foto: Ejecutivos japoneses reflejados en un edificio en el distrito financiero de Tokio, el 12 de noviembre de 2014. (Reuters)
Ejecutivos japoneses reflejados en un edificio en el distrito financiero de Tokio, el 12 de noviembre de 2014. (Reuters)

La cifra supuso el mayor récord de los últimos 20 años. Después de tantas malas noticias en materia económica, el Gobierno japonés pudo anunciar con alegría a finales de noviembre que el paro había caído al 3,1%, un 0,3% menos que en el mes anterior. No todos los datos eran positivos: el consumo cayó un 2,4% respecto al mismo mes de 2014 y los ingresos promedio descendieron un 0,9%. La inflación básica (que excluye los precios de alimentos frescos) se redujo un 0,1%, completando un trimestre de caídas para este indicador. Por su parte, el producto interior bruto (PIB) se contrajo un 0,2% en el trimestre julio-septiembre, alcanzando un semestre de descenso continuo y una baja anual del 0,8%.

Pese a ello, el buen indicador del paro dio una nueva oportunidad al primer ministro japonés, Shinzo Abe, para pedir colaboración al empresariado con el aumento de salarios. La bajada del desempleo solo es uno de los diversos pasos que Japón debe dar para salir de la crisis. Ahora es momento de incrementar el consumo y los sueldos para que llegue la inflación que Japón no conoce desde hace 15 años.

“Necesitamos asegurar la continuidad del crecimiento económico con la subida de salarios, y los mínimos deben estar incluidos en este proceso”, dijo Abe en la presentación de un paquete de medidas para fortalecer la economía. Entre las políticas anunciadas, figura un aumento del 3% anual en los mínimos, que entrará en funcionamiento el próximo año fiscal.

El promedio de pago base por hora en Japón es de 798 yenes (6,1 euros), y el objetivo estatal es que alcance los 1.000 yenes (7,66 euros) para 2020. Además de los pedidos oficiales, las empresas pronto empezarán a lidiar con la presión de los sindicatos, que el próximo febrero negociarán los sueldos.

Sin embargo, pese a los pedidos del Estado y la escasez de mano de obra, los empresarios privados parecen de piedra; se han beneficiado de la debilidad del yen y han alcanzado ganancias récord (sobre todo los exportadores), pero no han aumentado sus desembolsos: el gasto corporativo, considerado por el Gobierno como la clave para apuntalar la economía, se redujo un 1,3% por segundo trimestre consecutivo.

La estrategia de Abe

“Es momento de que las corporaciones acompañen el próximo paso de la estrategia de Abe y concreten un aumento de salarios”, asegura a El Confidencial Itoh Motoshige, doctor en Economía y profesor de posgrado en la Universidad de Tokio. Por su parte, el representante del Partido Liberal Democrático en la Cámara baja, Katsunobu Kato, se pronunció en el mismo sentido: “Hay límites para lo que el Gobierno puede hacer. Estamos a la espera de que el sector privado ayude”.

La búsqueda no cesa. Quitando el del desempleo, el resto de los indicadores se mantienen en niveles preocupantes, y Japón ha vuelto a entrar en recesión (la quinta en siete años y la segunda desde la era Abe). Por eso, la tercera economía más fuerte del mundo no se limita a esperar por los empresarios; el Gobierno trabaja en dos proyectos que buscarán aprobación el año entrante: reducir los impuestos corporativos y entregar partidas de dinero a los más necesitados.

La idea es bajar las tasas que gravan a corporaciones y llevarlas a menos del 30% (hoy están en el 32,11% y bajarían al 29,97%), algo que estaba previsto para el año fiscal 2017. Para ese entonces, ya habrá aumentado el impuesto al consumo, que pasará del 8% al 10%, y solamente no afectará al rubro de los alimentos frescos.

Los trabajos temporales pasaron del 19,7% en 1987 al 38,2% en 2012, y la tendencia continúa en aumento

Además, el equipo de Gobierno busca facilitar ciertas regulaciones para fomentar un mayor gasto e inversión en el terreno de las tecnologías de vanguardia, mientras estudia caminos para cambiar el código impositivo, que no motiva a que las mujeres que trabajan a tiempo parcial aumenten su carga horaria.

En cuanto al bienestar social, Abe puso en marcha iniciativas para tres sectores sociales: niños, ancianos y trabajadores rurales. Para los más pequeños, el jerarca aspira a reducir a cero las listas de espera para el acceso a guarderías infantiles, mientras que brindará oportunidades de educación prescolar gratuita. Además, ejecutará ayudas para hogares con varios niños, para madres o padres solteros y para tratamientos de infertilidad. Abe dijo que estas ideas buscan “construir una sociedad cómoda para aquellos que deseen formar una familia”.

Para los pensionistas se reforzará el programa de ayuda para el pago de alquileres y la seguridad social, para que las 150.000 personas que esperan entrar en casas de cuidado puedan disfrutar de asistencia. También se crearán más oportunidades de empleo.

Por su parte, los trabajadores rurales necesitan aumentar su competitividad a raíz de la apertura de los mercados japoneses, tras los tratados firmados en el marco del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica. Por eso, también recibirán incentivos: se impulsará el potencial de cada ganadero y se expandirá la exportación agrícola. Medios de comunicación japoneses sostienen que el paquete de medidas impulsadas por Abe invertirá más de 24.000 millones de yenes en total.

Contratos temporales en sustitución de los fijos

Pese a que el Gobierno ha reiterado y enfatizado los buenos indicadores respecto al paro, que no era tan bajo desde 1995, detrás de esa cifra hay otros aspectos: la calidad de los empleos también influye, y los cambios que se avecinan en los salarios pueden resultar una medicina con contraindicaciones para algunas empresas. La realidad detrás de ese 3,1% de paro es que la mayoría de los empleadores contrataron trabajadores temporales cuando necesitaron más personal, para evitar el aumento de los gastos fijos y quedar a resguardo por si la economía empeora.

Las cifras de la Oficina de Estadística del Ministerio de Asuntos Interiores y Comunicaciones de Japón muestran la evolución histórica del empleo irregular, y determinan que mientras los trabajadores inestables eran el 19,7% en 1987, en 2012 constituían el 38,2%, y la tendencia continúa en aumento. Además, los que más crecen dentro del grupo de los trabajadores irregulares son los que llevan más de un año en esa condición, y eso demuestra que las empresas recurren cada vez más a los contratos temporales para cubrir puestos fijos.

Motoshigue, experto en finanzas, se refiere a las maniobras de las compañías que reclutan empleados temporales para ahorrar. Señala que este aprovechamiento de la ley inyecta inestabilidad en el mercado laboral. “Hay una distorsión impositiva, pero el Gobierno está cambiando el sistema para que los trabajadores fijos resulten más importantes que los precios del mercado”, agrega.

Otra situación que preocupa a los analistas es el próximo paso que Abe busca concretar: el aumento del salario mínimo. Cuando se le exige un incremento en la base de pagos a las empresas grandes, sobra solvencia para enfrentar ese gasto. Sin embargo, cuando se trata de pequeñas y medianas empresas, en las que el sueldo mínimo se utiliza con mayor frecuencia, hay riesgos de que no puedan afrontar el cambio.

"Muchas empresas están pagando más del salario mínimo y varias compañías incrementaron sus ganancias en estos últimos tiempos. Esas corporaciones podrán acompañar el cambio, pero no podemos garantizar que todas logren ese objetivo”, considera Motoshige, que también es expresidente del Instituto Nacional para el Avance de la Investigación en Japón. “Las que no puedan seguir el ritmo irán quedándose gradualmente en la cuneta. Pero muchas empresas lograrán resultados”, afirma.

La cifra supuso el mayor récord de los últimos 20 años. Después de tantas malas noticias en materia económica, el Gobierno japonés pudo anunciar con alegría a finales de noviembre que el paro había caído al 3,1%, un 0,3% menos que en el mes anterior. No todos los datos eran positivos: el consumo cayó un 2,4% respecto al mismo mes de 2014 y los ingresos promedio descendieron un 0,9%. La inflación básica (que excluye los precios de alimentos frescos) se redujo un 0,1%, completando un trimestre de caídas para este indicador. Por su parte, el producto interior bruto (PIB) se contrajo un 0,2% en el trimestre julio-septiembre, alcanzando un semestre de descenso continuo y una baja anual del 0,8%.

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