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El lucrativo e inhumano negocio del tráfico ilegal de migrantes en el Mediterráneo
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LUCHA contra las mafias libias

El lucrativo e inhumano negocio del tráfico ilegal de migrantes en el Mediterráneo

Engañados, estafados, agredidos y abandonados en el mar por los traficantes ilegales de personas, la única ventana a la vida de estos migrantes es la misión europea Eunavformed

Foto: La fragata ‘Canarias’ rescata a 112 inmigrantes en aguas del Mediterráneo. (Armada española)
La fragata ‘Canarias’ rescata a 112 inmigrantes en aguas del Mediterráneo. (Armada española)

Afectados por diferentes tipos de patologías, desfallecidos por la fatiga, deshidratados y muy asustados. Así se encuentran a los inmigrantes que cada día tratan de alcanzar 'El Dorado europeo' desde las costas de Libia, habitualmente en botes neumáticos a la deriva, los militares del contingente español que opera en el marco de la misión europea Eunavformed Sophia. Migrantes que son sistemáticamente engañados, estafados, agredidos y abandonados en el mar por los traficantes ilegales de personas cuya principal zona de actuación es Zuwara, a 118 kilómetros de la capital, Trípoli. Los “chacales”, como los denominan los militares españoles en su jerga, actúan a su antojo, aprovechándose de la desestabilización y el caos que desangran al país norteafricano.

La crueldad de los 'chacales' tampoco tiene límites, como relata a El Confidencial el teniente coronel cirujano Adolfo Carabot Rodríguez-Rubio, a bordo de la fragata 'Canarias', con base en el puerto de Catania, en la isla italiana de Sicilia. En la primera embarcación rescatada, en la que se encontraban 507 personas, uno de los auxiliados tenía un hueso fracturado, a causa de un culatazo con un AK-47 propinado por los traficantes por negarse a colaborar, los que viajaban hacinados en el piso inferior de la embarcación sufrían patologías respiratorias, por la falta de aire, y en general la situación de los rescatados era, simplemente, “infrahumana”. Carabot fue uno de los que descendieron a la barcaza para levantar un cadáver. Los fornidos militares desplegados en la misión reconocen que no es posible acostumbrarse a este tipo de tragedias.

Las víctimas de los traficantes, que huyen de la guerra en sus países de origen, llegan a pagar por esta siniestra andanza entre 1.000 y 3.000 dólares. Hay varias categorías de billete. Cuanto más barato, menos espacio y menor protección. Los que menos pagan viajan en la zona baja, sin apenas oxígeno y con parte del cuerpo hundido en una corrosiva mezcla de agua y gasolina. Los que más, en la zona alta y con chaleco salvavidas. Solo el 20% de las más de 700 personas que ha auxiliado la fragata 'Canarias' desde el inicio de su misión el pasado mes de octubre lo llevaban. En su mayoría no saben nadar. Algunos ni siquiera habían visto antes el mar.

Algunos de los inmigrantes son obligados a realizar trabajos forzosos, e incluso a ejercer la prostitución, para pagar el costoso billete. Entre los rescatados por la misión española se encontraban personas de Somalia, Eritrea, Etiopía, Congo, Sudán, Senegal o Nigeria, además de Libia. Ninguno se imaginaba un periplo de estas características, pero cuando llegan a Zuwara no hay marcha atrás. Los 'chacales' responden con violencia contra quien protesta por las condiciones, a modo de escarmiento para los demás.

Las víctimas de los traficantes, que huyen de la guerra en sus países de origen, llegan a pagar por esta siniestra andanza entre 1.000 y 3.000 dólares

Las mafias son perfectamente conscientes del despliegue militar europeo en el Mediterráneo. Es por ello que tienen mucho cuidado en no traspasar aguas internacionales (a partir de las 12 millas de la costa). Su labor consiste pues en transportar hasta allí a la balsa con inmigrantes para posteriormente dejarla a la deriva y que la rescaten los efectivos militares enviados por la UE o algunas de las ONG presentes en la zona, como Médicos Sin Fronteras. Ninguna de las barcazas utilizadas está preparada para cruzar el Mediterráneo hasta Lampedusa.

La impotencia parece dejarse entrever al no poder capturar a los traficantes, aunque hasta el momento la misión española ha logrado atrapar a un total de nueve sospechosos, principalmente en la primera fase de la operación. Siempre en aguas internacionales, un límite que los 'chacales' ya han aprendido a no sobrepasar. La Resolución de Naciones Unidas 2240 (2015) marca en rojo que la aprehensión de los traficantes debe ser siempre en alta mar, y puede ocurrir que hasta que se da el visto bueno para su captura, después de identificar, fotografiar y evidenciar su actividad ilegal, estén ya a salvo en aguas nacionales libias.

Operación rescate

Los aviones españoles que dan apoyo aéreo ya recorren la zona antes de que salga el sol. Las embarcaciones con inmigrantes parten tras la puesta de sol, para eludir la vigilancia aérea, por lo que si tienen la fortuna de no naufragar, cuando son rescatados acumulan numerosas horas en el mar, desprotegidos del frío y sin beber. Lo primero que hacen los militares españoles a bordo del 'Canarias' tras auxiliarlos es darles ropa seca, mantas térmicas, bebida, comida y cuidados médicos. Lo más común es que sufran cinetosis y cefaleas, pero también son habituales las heridas infectadas, el asma y las patologías respiratorias, las contusiones o la conjuntivitis. La misión también ha atendido una urgencia ginecológica.

“Lo primero es darles confianza y tranquilizarlos”, explica el teniente coronel Carbot. Pero desde el avistamiento por medios aéreos hasta que se produce el rescate en el mar, pasa una media de dos horas. La 'Canarias' pone rumbo a la zona a toda velocidad cuando se le indica, ya que el riesgo de que zozobre la embarcación es elevado. En ese caso, las posibilidades de rescatar con vida a los náufragos es mínima, tanto porque no saben nadar como por la carencia de chalecos salvavidas.

Algunos de los inmigrantes son obligados a realizar trabajos forzosos o a ejercer la prostitución para pagar el costoso billete

Una vez en la zona, se arrían dos barcas neumáticas. Siempre dos, para abordar desde ambos lados, para minimizar el riesgo de que se hunda la barcaza de migrantes si todos basculan hacia un lado a la vez. Los primeros que se acercan a la embarcación son personal con chalecos salvavidas y un traductor de árabe. Según relata uno de los militares que participan en la misión, los rescatados han llegado a reaccionar con cánticos y aplausos.

Una vez en la fragata, esta se dirige hacia tierra firme para dejar a los migrantes en una zona de seguridad. Ya en tierra, las autoridades serán las que definan su destino. El pasado año, más de 170.000 migrantes emplearon esta ruta para llegar a Europa, y, desde el 1 de enero de 2015, Frontex ha informado de 10.237 cruces ilegales.

Afectados por diferentes tipos de patologías, desfallecidos por la fatiga, deshidratados y muy asustados. Así se encuentran a los inmigrantes que cada día tratan de alcanzar 'El Dorado europeo' desde las costas de Libia, habitualmente en botes neumáticos a la deriva, los militares del contingente español que opera en el marco de la misión europea Eunavformed Sophia. Migrantes que son sistemáticamente engañados, estafados, agredidos y abandonados en el mar por los traficantes ilegales de personas cuya principal zona de actuación es Zuwara, a 118 kilómetros de la capital, Trípoli. Los “chacales”, como los denominan los militares españoles en su jerga, actúan a su antojo, aprovechándose de la desestabilización y el caos que desangran al país norteafricano.

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