Osama, el refugiado sirio zancadilleado por una periodista, pide "justicia" para ella

Fue protagonista, junto con su hijo, de un acto de terrible crueldad. La periodista húngara Petra Laszlo le puso la zancadilla para que cayera al suelo mientras corría en su empeño por escapar de los horrores de la guerra en su país. El refugiado sirio Osama Abdul Mohsen, que ya se encuentra en España con varias ofertas de trabajo para trabajar como entrenador de fútbol, ha afirmado que quiere "justicia" para la periodista y que "no la perdona" porque lo que hizo fue "inhumano".

En declaraciones a los periodistas, acompañado por su traductor –el joven Mohamed Labrouzi, alumno de Centro Nacional de Formación de Entrenadores (Cenafe)–, Osama ha pedido "justicia" para Laszlo, la periodista que le pateó y le puso la zancadilla junto a la frontera con Serbia, porque no entiende "cómo pudo hacerle eso" a un padre con su hijo pequeño en brazos.

"Primero quiero dar las gracias y lo siguiente que, por favor, todo el mundo mire a mi gente en Siria, necesitamos ayuda", dijo en inglés a su llegada a España. Osama ha explicado que consiguió llegar a Múnich, Alemania, donde estuvo viviendo durante dos días "gracias" a un chico árabe que le facilitó la llegada, hasta que fue llamado por Cenafe.

Ha reiterado, junto a sus dos hijos, que está "muy contento y agradecido" y que uno de sus principales propósitos es "aprender español cuanto antes". Durante este viernes acudirá a una reunión en el Ministerio de Interior para comenzar las tramitaciones de la tarjeta roja que le permitirá formalizar su residencia en España y, posteriormente, su contratación.

Lo que nadie sabía al ver aquella lamentable imagen en la que la periodista húngara pateó a Osama y a su hijo de siete años es que el adulto que caía al suelo era un entrenador de primer nivel en Siria. Abdul Mohsen fue, durante varias temporadas, el 'míster' del Al-Fotuwa, el club más grande de su país durante los primeros años de la década de los noventa. Años después, la guerra le obligó a huir buscando refugio en Europa, donde ya se encontraba su hijo mayor, de 18 años. Ahora, Osama está tranquilo y muy contento por poder volver a realizar su trabajo lejos de las bombas.