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Cuatro personajes (y un partido) para arruinar la reelección a Tsipras
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el 'premier' griego DIMITE Y CONVOCA ELECCIONES

Cuatro personajes (y un partido) para arruinar la reelección a Tsipras

Perdieron la lucha interna, pero personajes como Varufakis, Konstantopulu, Lafazanis o Lapavitsas tienen ahora dos caminos posibles: retirarse de la política o plantar batalla con un nuevo partido

Foto: Alexis Tsipras, horas después de ser elegido primer ministro en enero, durante un homenaje a la resistencia griega contra la ocupación nazi, en Atenas (Reuters).
Alexis Tsipras, horas después de ser elegido primer ministro en enero, durante un homenaje a la resistencia griega contra la ocupación nazi, en Atenas (Reuters).

Alexis Tsipras es, a día de hoy, el candidato mejor posicionado para sucederse a sí mismo. A pesar de que los sondeos de julio -los que otorgan a Syriza 20 puntos de ventaja sobre los conservadores de Nueva Democracia- son inservibles por la cantidad de acontecimientos y virajes del Ejecutivo en apenas dos meses, nadie duda de que este ingeniero civil de 41 años sigue teniendo el viento a favor.

La razón de las elecciones anticipadas anunciadas ayer se encuentra en el epicentro de las mayores preocupaciones de Tsipras: Syriza se rompe y los díscolos del partido son su mayor razón problema, más incluso que una oposición que no ha hecho méritos para ser alternativa creíble. La rebelión dentro de Syriza en el Parlamento, de aproximadamente un tercio de los diputados, ha hecho inviable que la legislatura continúe. Y estos mismos miembros son los que pueden robarle más votos a Tsipras en su propio caladero: la pura izquierda.

Los testarudos valores de los agrupados bajo la Plataforma de Izquierda han resistido unas negociaciones con la troika en las que los de los demás han sucumbido. Los más ortodoxos incluso pidieron la salida del euro antes que firmar un tercer memorándum. Perdieron la lucha interna, sin embargo, y una vez firmado y declarada su antagonía con Tsipras, personajes como Varufakis, Konstantopulu, Lafazanis o Lapavitsas tienen dos caminos posibles: retirarse de la política o plantar batalla con un nuevo partido.

No les faltan razones para pensar que con esto último pueden complicar una mayoría de Tsipras: el voto mayoritario del ‘no’ en el referéndum, las primeras medidas de austeridad aprobadas por Syriza… Ahora mismo ellos son por méritos propios la verdadera ‘izquierda antiausteridad’, la misma etiqueta que llevó al partido izquierdista al poder en enero. Tsipras teme que se conviertan en la ‘cuña’ que le impida gobernar de nuevo.

Varufakis, el ídolo deseado

Poco más se puede escribir sobre Yanis Varufakis que no se haya vertido ya en papel y digital. Mucho ha contribuido él con sus cientos de entrevistas y declaraciones. Fue el más deseado del Gobierno de Tsipras y la mano derecha del primer ministro como ministro de Finanzas hasta que estuvo claro que los acreedores no iban a dar su brazo a torcer. Y ahora es el más deseado por los rebeldes.

No será fácil convencerle de que se una a ellos, sin embargo. Primero porque no comparte la base de los postulados de la izquierda radical: por ejemplo, está a favor de algunas privatizaciones. Segundo porque sigue manteniendo -al menos en público- un apoyo firme a Tsipras como primer ministro. En la última votación parlamentaria se mostró dispuesto a dejar su escaño para evitar la caída del líder izquierdista. Es obvio, por otro lado, que sus posturas han cambiado desde que ha entrado en política. En sus textos académicos no se mostraba tan reticente a las medidas de ajuste como ahora. Sin duda, ser vapuleado en los eurogrupos ha ayudado a esta transformación.

Su carisma es evidente y cuenta con muchos seguidores -o al menos el respeto- en gran parte del arco político. Casi tantos como detractores. Por eso, si se forma un nuevo partido izquierdista, los otros líderes de los que hablaremos adelante tienen mucho interés en contar con él.

Konstantopulu, la estrella ascendente

No es que fuera una desconocida, pero la presidenta del Parlamento ha visto su liderazgo crecer enteros en los últimos meses. Fue la primera mujer en ocupar este cargo, de las pocas nombradas por Tsipras, y de su mano y estilo combativo llegaron dos de las medidas que más satisfacieron al ala radical: la auditoría de la deuda ‘ilegítima’ y las reclamaciones de reparación por la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial.

Empezó la legislatura un poco eclipsada por su cargo, pero ahora es sin duda una de las figuras más respetadas en la izquierda y con más papeletas para liderar una nueva fuerza política. Su última acción en el Parlamento, una maniobra de ‘filibusterismo’ que retrasó la votación del tercer memorándum toda la noche, fue percibido como una última y simbólica lucha destinada a perder… y como un acto de resistencia política que sedujo a los más izquierdistas.

Lafazanis, el líder clásico

Desde el ministerio de Energía, Panagiotis Lafazanis siempre ha sido, desde el principio del Gobierno, la voz más frontal a las posturas de los acreedores y uno de los mayores defensores de una ‘alianza estratégica con Rusia’, con la que se estuvo golpeando la puerta de Bruselas durante meses. Siempre se podía esperar una palabra discordante con la línea oficial. Una posición que parecía favorecer al Gobierno: un rebelde destinado a controlar al resto de los rebeldes.

Sin embargo, todo esto ahora podría volvérsele en contra a Tsipras. A la hora de pensar en un nuevo partido, todas las miradas se dirigen a él. Fue el líder de la rebelión de los diputados de Syriza en el Parlamento y la multiplicación de sus apariciones públicas desde la aprobación del rescate indican que será el líder natural, al menos al principio, de la nueva formación.

Lapavitsas, el 'tío duro'

El economista Costas Lapavitsas tiene rostro de boxeador y la resistencia de un púgil experimentado. Él fue, desde el principio, el ideólogo y mayor apologeta de la salida del euro. No ha cambiado ni un ápice su postura, ni en los buenos o ni en los malos tiempos. Los malos fueron al principio, cuando la permanencia en el euro se tomaba como algo natural y en Syriza y en Grecia se exudaba optimismo. Él decía que lo mejor era volver al dracma. Y en los buenos, cuando el referéndum daba carta de naturaleza los que aseguraban que la vuelta al dracma era la única salida, él sonreía complacido.

Varufakis llegó a acusarle de “basar su carrera académica” únicamente “en la salida del euro”. Si todo partido necesita un ideólogo, Lapavitsas sería el ideal para esta nueva formación. Si quieren abandonar el euro, claro, porque no se esperan cambios en las ideas de Lapavitsas.

Alexis Tsipras es, a día de hoy, el candidato mejor posicionado para sucederse a sí mismo. A pesar de que los sondeos de julio -los que otorgan a Syriza 20 puntos de ventaja sobre los conservadores de Nueva Democracia- son inservibles por la cantidad de acontecimientos y virajes del Ejecutivo en apenas dos meses, nadie duda de que este ingeniero civil de 41 años sigue teniendo el viento a favor.

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