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Grecia ofrece a Tsipras un cheque en blanco para que haga experimentos económicos
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tras la victoria del 'no'

Grecia ofrece a Tsipras un cheque en blanco para que haga experimentos económicos

El gobierno de Syriza tiene ahora vía libre para intentar experimentos económicos menos 'ortodoxos' después de que los griegos rechazasen masivamente las recetas de la Troika

Foto: Tsipras, ayer noche tras visitar al presidente de Grecia, Prokopis Pavlopoulos. (EFE)
Tsipras, ayer noche tras visitar al presidente de Grecia, Prokopis Pavlopoulos. (EFE)

Los griegos depositaron ayer en las urnas la frustración acumulada durante seis años de austeridad. Votaron con la rabia del desempleo, de la miseria y de las otras siete plagas de la crisis, sin atender a las amenazas de la Unión Europea, ni a los pronósticos económicos. “Hay que entender que no es un referéndum normal sobre la deuda o sobre la política concreta de un gobierno, ni siquiera creo que sea un voto racional, sino una manera de mandarlo todo a la mierda, de decir basta. Es una reacción de rabia,de orgullo”, resumía minutos antes de que se cerrasen las urnas Achilles Hekimoglou, editor del semanario To Vima y convencido de la victoria del 'no'desde que se anunció el referéndum.

Poco antes de las ocho de la tarde, cuando los primeros recuentos hacian realidadsus pronósticos, miles de personas se lanzaban a las calles de Atenas para celebrarlo como si Grecia hubiese ganado el Mundial de fútbol. Demanera especial lo celebraba el primer ministro, Alexis Tsipras, que ha recibido un cheque en blanco para negociar en Bruselas. En términos de política doméstica, su victoria es absoluta. Sale reforzado dentro y fuera de su partido. Y obtiene respaldo para experimentar con el país, para jugar convariables mucho más heterodoxas que hasta ahora.

La mayoría de los griegos se han mostrado, además, dispuestos a hacer sacrificios a corto y medio plazo con tal de intentar una alternativa a lo que se ha venido haciendo en los últimos seis años. Y aunque todavía muchos piensan que la salida del euro es imposible, otros tantos entienden que es un escenario no tan lejano, que podría concretarse en cuestión de semanas. A muchos, y por primera vez desde que estalló la crisis, la posibilidad no les quita el sueño. Al menos eso dicen las encuestas. Otros ni siquiera temen ya(o al menos no les asusta) que Syriza acabe acorralado comouna “Venezuela del Mediterráneo”, por utilizar una expresión que utilizan los propios medios helenos.

Por supuesto, para muchos partidarios del 'sí', el país se encamina al abismo. "En solo una semana hemos pasado de ser una nación europea con muchos problemas económicos a ser un país totalmente aislado y sin solución. Yo hace quince días estaba planeando mis vacaciones en Chipre y hablando de tener un hijo con mi mujer. Ahora ni siquiera puedo pagar con mi tarjeta griega en el extranjero, ni comprar un billete de avión por el corralito. En la última semana mis preocupaciones han pasado a ver cómo sacar dinero y qué ocurrirá en el corto, corto plazo;hemos pasado a vivir en una realidad completamente distinta y mucha gente no lo ha entendido", dice el propio Hekimoglou.

Tsipras ha vencido. Pero también haconvencido, de manera quela mayoría de los partidariosdel ‘no’ dicen serconscientes de que lo que está por venir no va a ser un camino de rosas. Saben que tendrán que hacer nuevos sacrificios. O sacrificios distintos.“Estoy preparado para soportar lo que tenga que venir y sé que va a ser duro, pero he votado que ‘no’ porque el camino contrario ya lo hemos seguido durante mucho tiempo y es evidente que nos asfixia”, comentaba por la mañana el propietario de una pequeña cafetería del barrio de Omonia.

De madrugada, en la fiesta política que llenó una vez más la Plaza Syntagma, se repetían testimonios parecidos:ciudadanos conscientes de haber elegido un camino pedregoso, aunque la certeza les llegase en medio de la celebración y la euforia. “No sé qué va a pasar ahora, lo que queremos es la unidad del pueblo porque estamos en guerra contra el liberalismo. No tenemos miedo por el momento. Hemos de luchar y aquíes el momento de empezar la lucha”, decía Spiros, un oficinista de mediana edad.

Yannis, un joven griegoeducado en Estados Unidos, decía estar “extremadamente contento” porque “es la primera vez que un pueblo soberano ha podido votar sobre un programa de intervención del FMI”. En su opinión, el país resistirá la embestida porque “esto no es Latinoamérica, nosotros no somos una república bananera, no puede haber una intervención militar o aislarnos con un bloqueo. La UE ha intentado dar una lección en Grecia para que la oigan también los españoles, los portugueses, los italianos... pero ahora se van a tener que tomar en serio a los pueblos”.

“Esto es un cambio de ciclo, es el final del viejo sistema. Y si nos echan del euro por preguntar a la gente lo que quiere hacer, entonces quizá estamos mejor sin el euro y con nuestra propia moneda. La economía griega no puede desarrollarse con el euro tal y como está ahora mismo planteado, así que si no hay una manera de que nos quedemos, sería mejor estar fuera”, comenta otro de los manifestantes, Stefanos, un padre de familia de 42 años.

Entre el ensordecedor ruido de una canción de Mikis Theodorakis, una chica de no más de 16 años le dice a alguien por teléfono que en Syntagma "estamos haciendo Historia”. Al otro lado de la plaza estaba Katherina, una mujer que sobrepasa los cincuenta, y que luce con orgullo la pegatina del ‘NO’: “No sé si en Europa van a escuchar esto, pero Europa es ahora como un globo hinchado. Si lo pinchan, ellos [las instituciones] van detrás".

Los griegos depositaron ayer en las urnas la frustración acumulada durante seis años de austeridad. Votaron con la rabia del desempleo, de la miseria y de las otras siete plagas de la crisis, sin atender a las amenazas de la Unión Europea, ni a los pronósticos económicos. “Hay que entender que no es un referéndum normal sobre la deuda o sobre la política concreta de un gobierno, ni siquiera creo que sea un voto racional, sino una manera de mandarlo todo a la mierda, de decir basta. Es una reacción de rabia,de orgullo”, resumía minutos antes de que se cerrasen las urnas Achilles Hekimoglou, editor del semanario To Vima y convencido de la victoria del 'no'desde que se anunció el referéndum.

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