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Tsipras, su primo 'enchufado' y otros nombramientos a dedo de Syriza
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Enchufes y falta de medidas contra el nepotismo

Tsipras, su primo 'enchufado' y otros nombramientos a dedo de Syriza

El clientelismo en Grecia es casi una forma de Estado. Y Syriza mantiene la práctica de 'enchufar' a familiares y acólitos. Existe una lista con una cantidad abrumadora de cargos nombrados a dedo

Foto: Un enorme cartel critica al ex primer ministro Samarás y a Tsipras en la sede del Ministerio de Finanzas. (Reuters)
Un enorme cartel critica al ex primer ministro Samarás y a Tsipras en la sede del Ministerio de Finanzas. (Reuters)

El clientelismo en Grecia es casi una forma de Estado, tan importante para conocer el país como saber que este es una república. Nadie lo va a llamar así entre la población: a pesar de que la práctica del fakelaki –o pequeño soborno a médicos o funcionarios–se puede dar por desaparecida o marginal, el uso de los contactos para finalmente hacer avanzar un trámite o un trato preferencial ante la policía continúan siendo una práctica corriente, aunque también en declive.

La ineficiencia atávica de la Administración pública griega –a la que no se destinan tantos recursos como se piensa: un informe auspiciado por la OCDE hace unos años relataba cómo el gran problema era la mala gestión del dinero invertido–y la ‘permeabilidad’ a este tipo de tratos son las principales razones por la que el sistema funciona a través de favores. No es una falla moral del griego de a pie –al menos, no únicamente–porque ya desde los altos niveles y desde la construcción del país se ha funcionado así.

Se puede hacer un repaso de la Historia de Grecia de los últimos cincuenta o sesenta años con apenas tres apellidos: Karamanlís, Mitsotakis y Papandréu. Las tres familias más poderosas, ahora en cierto declive, que han modelado el sistema democrático actual heleno instauraron un sistema que transformó una Grecia empobrecida tras la Segunda Guerra Mundial y la contienda civil hasta ser un país digno de entrar en la UE en 1981 y de acoger los Juegos de 2004. ¿Cómo? A través básicamente de agrandar el Estado para ponerlo a niveles del resto de los países del sur de Europa, al menos en materias como sanidad o educación. Eso sí –ahora lo sabemos–, a un coste enormepagado en gran parte con dinero europeo a cambio de desmantelar su industria y sus fuentes de ingresos para un futuro que ya está aquí;y de qué modo.

De esas familias –las dos primeras de derecha y la segunda de izquierda–han salido primeros ministros, ministros y secretarios de Estado. Y, a través de los dos partidos dominantes, Nueva Democracia (derecha) y Pasok (centroizquierda) han influido moral y físicamente en las leyes y acciones de los Gobiernos… hasta ahora.

La llegada de la izquierda radical de Syriza trajo aires de esperanza: ¿y si el fin del bipartidismo también alumbraba el fin del clientelismo y el nepotismo en lo público? ¿Y si las décadas de enchufar cargos y de esperar estoicamente en un rincón a que llegara ‘tu’ partido para ascender se habían terminado? “Debemos confiar el futuro de nuestra gente a los más competentes y a los más honestos”, había clamado Alexis Tsipras dos semanas antes de las elecciones. Para muchos fue la señal de que Grecia estaba a punto de cambiar para siempre.

Tsipras, su primo y otros nombramientos ‘a dedo’

No, o al menos no de momento. Tres días después de ganar las elecciones (el 28 de enero), el BOE griego (llamado FEK) publicaba un nombramiento curioso, el del secretario general de Relaciones Económicas Internacionales. Su nombre, George Tsipras, primo del primer ministro. Regocijo para la ‘casta’ helena, que tenían munición en caso de ser atacados por ‘enchufar’. Y este no ha sido el único nombramiento ‘sospechoso’. De entre las filas de Syriza y las de Griegos Independientes (ANEL) el diputado de Nueva Democracia Miltiades Varvitsiotis ha podido elaborar una lista con una cantidad de casos abrumadora. Estos son algunos ejemplos:

El director de la oficina del ministro de Cultura, Nikos Xydalis, es el hermano de una de las estrellas de Syriza y gobernadora del Ática –la región de Atenas–,Rena Dourou. Ella misma justificó el nombramiento de Panagiotis Dourou por su cualificación y sus estudios específicos y no por su apellido.

George Katrougalos, viceministro de Interior y Reforma Administrativa, nombró a Iphigenia Kamtsidou directora del Centro Nacional de Administración Pública. Kamtsidou es profesora en la Universidad de Salónica, cierto, pero también pareja del ministro de Justicia, Nikos Paraskevópoulos.

Los nombramientos que están llevando a cabo Syriza y ANEL no se corresponden con sus promesas electorales

Los hermanos Evangelos y George Kalpadakis tomaron el mando de la oficina diplomática de Tsipras y del gabinete del vicepresidente Dragasakis respectivamente: también son sobrinos del ministro del Interior, Nikos Voutsis.

La ministra de turismo, Elena Kounturas, de ANEL, no se queda atrás: ha colocado a su hermano como asesor personal. Joe Kounturas fue su mánager durante sus años de modelo. Tampoco se salva el ministro de Defensa y líder del partido nacionalista, Panos Kammenos. Tiene como asesora a la hija del portavoz de su partido, Mary Chrysoveloni.

Perder las elecciones no significa no tener sillón

No es una práctica circunscrita a los altos cargos. Los nombramientos del Gobierno en puestos inferiores también parecen estar marcados por criterios políticos. El diputado del partido liberal-centrista To Potami (El Río), HarryTheoharis, habló con El Confidencial sobre este asunto. Para él, los nombramientos que están llevando a cabo Syriza y ANEL desde que llegaron al Ejecutivo no se corresponden con “las promesas electorales”. “No solamente se nombra por criterios familiares –asegura–, también se coloca a candidatos que no han conseguido salir elegidos” en las elecciones para que tengan su cuota de responsabilidad, su puesto.

Ese parece ser el caso del nuevo director del DEH (la empresa pública de electricidad) Manolis Panagiotakis, de larga trayectoria sindicalista y candidato al Parlamento por Syriza. O el secretario general de la Reforma Administrativa, Dimitris Tsoukalas, exdiputado por Syriza y que no fue reelegido en enero. El líder de Potami, Stavros Theodorakis, y el diario de conservador Kathimerini denunciaron que 11 de los 13 nuevos directores regionales de educación fueron seleccionados entre las filas de Syriza y dos entre las de ANEL.

Ídem en el Consejo Audiovisual Nacional: Lina Alexiou, madre de la presidenta del Parlamento, Zoí Konstantopoulou, es su nueva presidenta, si bien se argumenta que fue durante algún tiempo la vicepresidenta de ese organismo. Pero entre toda esta ‘ola’ de enchufismo el nombramiento es especialmente importante, más si tenemos en cuenta que este organismo será el encargado de otorgar las licencias de emisión con que el Gobierno quiere regular las frecuencias de televisión, como se hace en otros países europeos, y que podrá reportar importantes beneficios. “Este tipo de cargos deberían ser elegidos por mérito y no por criterio político”, se queja Theoharis.

La reapertura de la televisión pública ERT

“Debería ser un verdadero servicio público audiovisual–dice Theoharis–, pero no lo es”. Hablamos de la televisión pública griega, cerrada ante la sorpresa e indignación general por el Gobierno de Andonis Samarás –que de paso despidió a todo el mundo–para abrir una nueva ‘pública’ bajo el nombre de Nerit con la promesa de implementar esa “meritocracia” que nunca se había usado antes. Ni por asomo. Nerit se convirtió en un organismo con los acólitos de la derecha y en un condenado al cadalso en cuanto llegó al poder Syriza. En los estudios de ERT Open, donde trabajaban sin cobrar los despedidos y donde se emitía por internet, los ánimos se fueron encendiendo: cuando llegara Syriza, aseguraban, volverían a sus puestos. Algunos de ellos reconocieron hace unos meses entre bromas a El Confidencial que el ambiente tras la reapertura, que finalmente tuvo lugar este jueves, estaría “enrarecido” y que habría ansias de venganza. Profesional, se entiende.

El diputado de Syriza Stazi Panagoulis dijo el 28 de abril en el propio Parlamento: “Hay que recontratar especialmente a aquellos [en ERT] que han luchado por que hayamos llegado al Gobierno”. Para muchos es la indicación de que la reabierta ERT será la tele de Syriza. “Los que eran del partido seguirán siéndolo, y los que sean contratados se convertirán”, me decían un periodista hace unos días, conforme se acerca la fecha de apertura. “Han sido automáticamente recontratados”, explica Theoharis, sin haber hecho un estudio de cuáles son necesarios y cuales prescindibles. El diputado de Potami lo compara con las readmisiones masivas de funcionarios. En su opinión no ha habido ningún plan para adelgazar de manera racional la Administración Pública. “Se ha contratado por criterios políticos”, concluye. ¿No es esa una definición muy cercana a la de clientelismo electoral?

El clientelismo en Grecia es casi una forma de Estado, tan importante para conocer el país como saber que este es una república. Nadie lo va a llamar así entre la población: a pesar de que la práctica del fakelaki –o pequeño soborno a médicos o funcionarios–se puede dar por desaparecida o marginal, el uso de los contactos para finalmente hacer avanzar un trámite o un trato preferencial ante la policía continúan siendo una práctica corriente, aunque también en declive.

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