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Cientos de miles huyen de la capital de la muerte en Nepal
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éxodo tras el terremoto del domingo

Cientos de miles huyen de la capital de la muerte en Nepal

Las autoridades calculan que más de 100.000 personas ya han abandonado la capital y se espera que otras 200.000 hagan lo propio en los próximos días

Foto: Una familia intentan abandonar la ciudad (Efe).
Una familia intentan abandonar la ciudad (Efe).

La escasez de agua potable, de comida y el miedo a que se produzcan réplicas del terremoto, saqueos o brotes de enfermedades infecciosas, empujan a decenas de miles de personas a abandonar la capital de Nepal.

Las autoridades calculan que más de 100.000 personas ya han abandonado Katmandú y se espera que otras 200.000 hagan lo propio en los próximos días, sumando más de un diez por ciento del total.

El carril de salida de la principal autopista se encontraba ayer colapsado porautobuses y vehículos que intentaban abandonar la urbe. La mayoría de ellos buscarefugio en casa de familiares o regresa a zonas rurales de las que emigró a la capital en busca de un futuro mejor.

El gobierno ha ofrecido transporte gratuito y muchas compañías están reduciendo los precios de sus billetes. “Me da miedo quedarme en Katmandú, la vida es muy difícil. Vamos a regresar al poblado de mis padres, en una zona que no ha sido afectada por el terremoto”, aseguraba un joven a la prensa local.

La población local se queja también de la lentitud con la que está llegando la ayuda y temen quedarse sin agua potable, comida y sin protección ante saqueos y robos. “Nadie nos ayuda, el gobierno no hace nada”, se quejaba una joven en medios nepalíes.

En las estaciones de autobuses, miles de personas se arremolinan intentando hacerse con billetes de autobús para salir de la capital. Muchos han pasado días enteros esperando.

La lentitud con la que se está distribuyendo la ayuda, la falta de agua y comida, está generando tensiones en varios puntos de la ciudad. Desde peleas a manifestaciones, en medio de la anarquía y el caos.

Si en la capital la situación es de emergencia, la ayuda ni siquiera ha empezado a llegar a las zonas más remotas, algunas completamente arrasadas por el terremoto. Con las comunicaciones cortadas y el pequeño aeropuerto de la ciudadal borde del colapso, resulta complicadísimo hacer llegar los equipos de ayuda.

Para complicar aún más las cosas, apenas hay señal de telefonía móvil fuera de la capital y las comunicaciones están en su mayoría completamente cortadas.

El primer ministro, Sushil Koirala, informó ayer de que el número de muertos podría ascender ya a más de 10.000, la peor catástrofe que ha sufrido el país (uno de los más pobres del mundo) en los últimos 85 años.

La ONU calcula que más de ocho millones de personas han sufrido directamente las consecuencias del terremoto. Algunos han perdido a familiares, otros sus casas o sus cultivos. Más de 1.4 millones de personas necesitan urgentemente comida y agua.

Miles de personas que han perdido sus casas no tienen adónde ir y deambulan sin rumbo por la ciudad.

Protestas

La tensión, el miedo y la escasez han empezado a provocar también disturbios. Un grupo de personas asaltaron anoche un camión con agua potable y distribuyeron las botellas entre la multitud.

También se produjeron choques entre agentes antidisturbios y cientos de personas armadas con palos y piedras que atacaron vehículos y autobuses exigiendo comida y agua.

Las autoridades admitieron que las operaciones de rescate y de ayuda humanitaria no estaban funcionando como se esperaba. “El desastre ha sido tan enorme que nos ha dejado en una posición muy débil y no hemos sido capaces de cumplir las expectativas. Pero aceptamos nuestras debilidades y nos movemos para solucionarlo”, dijo en la televisión local el ministro de Comunicaciones del gobierno, Minendra Rijal.

La escasez de agua potable, de comida y el miedo a que se produzcan réplicas del terremoto, saqueos o brotes de enfermedades infecciosas, empujan a decenas de miles de personas a abandonar la capital de Nepal.

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