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Un Ejército a salvo de los recortes de Syriza
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GRECIA Y EL PATRIOTISMO COMO RECETA ANTICRISIS

Un Ejército a salvo de los recortes de Syriza

El gasto militar de Atenas supera la media europea. Empresas de Alemania, Francia y EEUU se llevan la mayor tajada. Grecia tiene cinco veces más soldados por habitante que el país germano

Foto: Reservistas del Ejército griego durante una manifestación en Atenas, en octubre de 2013 (Reuters)
Reservistas del Ejército griego durante una manifestación en Atenas, en octubre de 2013 (Reuters)

Las barras azules y blancas de las banderas griegas reciben a los visitantes y habitantes de Atenas en el centro de la capital. Ganan en intensidad a medida que uno se acerca al Parlamento. También las carpas para las personalidades –sin vallas de separación, sólo para proteger del sol–y los ruidosos ensayos de los cazas tras las nubes del comienzo de la primavera.

La capital se ha preparado desde la semana pasada para el desfile militar del 25 de marzo, día de la Independencia. Este año 2015, fruto de la sintonía de la población con el nuevo Gobierno, la parada estará abierta al público, a diferencia de en los años de Nueva Democracia, cuando hasta los periodistas tenían acceso limitado. El Ejecutivo liderado por Syriza quiere que la jornada se transforme en una fiesta popular, por ello se han contratado bandas de músicapara que lo militar se mezcle con lo folklórico. Los colectivos antimilitaristas ven con malos ojos el solapar pueblo con Ejército y lo consideran propio de la dictadura. Desde el partido izquierdista, no obstante, se desdeñan estas críticas.

Syriza convierte la crisis en un motivo de orgullo

Entre los logros de Syriza, que enarbola la bandera nacional más de lo que nos tiene acostumbrados la izquierda en Europa occidental, está obrar el milagro de recuperar el sentimiento de orgullo de ser griego, vapuleado por la crisis económica e instrumentalizado por la extrema derecha. Y en esto ha recibido la ayuda de sus socios de gobierno, los Griegos Independientes (ANEL), que han cubierto y revitalizado un espacio conservador no racista que encaja con el espíritu del momento del electorado de derecha también cansado de la impresión –justa o injusta, pero real–de que Andonis Samarás iba a Bruselas a doblar la rodilla y a recibir órdenes.

Orgullo y patriotismo renovados –a falta de dinero, el Ejecutivo ha insistido en que será un desfile ajustado en presupuesto–en esta conmemoración del inicio de la guerra de emancipación del Imperio Otomano que no deben ser vistos como una anomalía, sino como una vuelta a lo corriente. Aunque Grecia es un país plenamente integrado en la Unión Europea, la política no puede contradecir a la geografía: su territorio sigue engarzado en los Balcanes, una región marcada, muchas veces en forma de guerra, por el nacionalismo.

Pero el griego tiene la particularidad de hacer de las catástrofes un motivo de orgullo en el sufrimiento: el desastre de Asia Menor, la ocupación nazi, el conflicto en el norte de Chipre, la caída de Constantinopla… son hechos fundamentales para el espíritu nacional, y todos ellos derrotas y pérdidas. Como la crisis económica, convertida en nuevo motivo de exaltación nacional.

placeholder Un capitán de la guardia presidencial griega en el palacio presidencial de Atenas (Reuters).
Un capitán de la guardia presidencial griega en el palacio presidencial de Atenas (Reuters).

El conspiranoico Kammenos

Hasta hace muy pocos años, los aviones turcos y griegos se perseguían en el espacio aéreo del Egeo sin abrir fuego como un ritual de advertencia al enemigo. Unas hostilidades coordinadas que se acabaron cuando Atenas dejó de poder pagar el combustible, un hecho del que no hay cifras pero que confirman fuentes militares. Mientras, Turquía sigue pinchando a Grecia, como cuando hace muy poco reservó para maniobras militares una parte del espacio aéreo griego desde el dos de marzo al 31 de diciembre.

Finalmente, entre alegaciones de que había dado mal las coordenadas y las protestas de Grecia, retiró el plan. Oficialmente las relaciones son fluidas, pero las mutuas salidas de tono –sin llegar a los extremos de los ochenta y los noventa–siguen ocurriendo.

¿Los beneficiados? Alemanes y franceses

En este clima, los diversos Ejecutivos helenos han tenido “carta blanca” para comprar aviones, barcos y tanques, en muchos casos presionados –léase sobornados–por las empresas de armamento francesas y alemanas. El eurodiputado ecologista galo Daniel Cohn-Bendit dijo en 2010 (e insistió en 2012) que tras la crisis de la deuda Paris y Berlín dieron prioridad a que Atenas no rebajara su gasto militar. En el año 2000, por ejemplo, Grecia compró a ThyssenKrupp cuatro submarinos U214 y helicópteros tácticos NH90.

Alemania, Francia y Estados Unidos se benefician de contratos millonarios con el Ministerio de Defensa. De 2006 a 2011, Grecia compró por encima de los 1.000 millones de euros a empresas de cada uno de estos tres países. El país tiene cinco veces más soldados por habitante que Alemania. Mientras que Berlín se ha mantenido durante la década pasada y en esta alrededor del 3% del PIB en gasto militar, Atenas seguía constante en el 6%. Pese a que con su llegada en 2009 Yorgos Papandréu llevó a cabo algunos recortes, el porcentaje del PIB utilizado en esta materia superaba espectacularmente la media europea. En el último ejercicio del que se tienen datos (2013) Grecia ‘sólo’ gasta un 5,1%. Pocos países de su entorno se acercan a esta cifra. Entre ellos Turquía, que dedica un 6%. Por si acaso.

Una reducción que seguramente no gusta a Kammenos, que de momento permanece en silencio a este respecto. Aunque vive un mandato tranquilo: debe ser uno de los únicos políticos helenos que deja encantados en sus reuniones a los líderes internacionales. Sin ir más lejos, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, salió contento de su primera reunión con Kammenos, especialmente con su “compromiso con la Alianza”. Una Alianza en la que también está Turquía, por cierto. Y que siempre reclama más gasto militar de sus miembros.

El puesto de ministro de Defensa de Grecia es una posición soñada para Kammenos. En ningún otro sitio podría haber empezado mejor en términos de oportunidad política, en un escenario mejor de cara a sus votantes. Y es que estrenó su cargo el 30 de enero de 2015, cuando se cumplían diecinueve años del incidente en la isla de Imia, una roca deshabitada en la que los turcos y los griegos se pusieron a prueba una vez más en una guerra de izar y descolgar banderas, un tira y afloja que a punto estuvo de acabar en conflicto armado si no hubiese mediado Estados Unidos.

La muerte de tres soldados griegos tras estrellarse un helicóptero que patrullaba el espacio aéreo de la isla se cerró con la versión ‘pactada’ de considerarlo un accidente. Para los nacionalistas, fueron los disparos turcos los que hicieron caer la nave. Para ellos, las tropas de Ankara siempre están en el horizonte esperando invadir “como en Chipre”.

Otra foto del mismo 30 de enero muestra a Kammenos con una sonrisa esbozada, presto a lanzar una corona de flores desde un helicóptero para recordar a los caídos. Una imagen para enmarcar en los grandes momentos de la joven formación ANEL.

Las barras azules y blancas de las banderas griegas reciben a los visitantes y habitantes de Atenas en el centro de la capital. Ganan en intensidad a medida que uno se acerca al Parlamento. También las carpas para las personalidades –sin vallas de separación, sólo para proteger del sol–y los ruidosos ensayos de los cazas tras las nubes del comienzo de la primavera.

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