Matanza de turistas en Túnez: el ISIS reivindica la autoría del ataque
El asesinato de 18 turistas extranjeros durante un intento de asalto al Parlamento tenía un claro objetivo: dañar un sector clave para la economía tunecina y reventar la estabilidad política
Golpe devastador del terrorismo yihadista a Túnez, el único país estable del club de las primaveras árabes. La matanza de 18 turistas extranjeros durante un intento de asalto al Parlamento, que ha reinvindicado el autodenominado Estado Islámico, tenía un claro objetivo: reventar la estabilidad de una nación ejemplar en el contexto árabe post-revolucionario y dañar un sector clave para la economía tunecina como es el turismo. Otros dos españoles que se encontraban desaparecidos han sido ya localizados en buen estado tras esconderse en el museo toda la noche.
La capital de Túnez revivió este miércoles el caos terrorista con una cadena de ataques que comenzó cuando varios hombres armados intentaron acceder al Parlamento y concluyó con un asalto de las fuerzas de seguridad al Museo del Bardo, donde los atacantes se habían atrincherado con decenas de rehenes tras mantener un tiroteo con agentes tunecinos. Fue un joven de 22 años y vestido al estilo occidental quien inició el mayor atentado sufrido en el país desde 2002 –cuando una veintena de alemanes fueron asesinados en la isla de Djerba–, al abrir fuego contra un grupo de 40 turistas que se disponían a entrar en el museo, el más importante de Túnez, ubicado junto al Parlamento.
Según el relato de un fotógrafo presente en el lugar del primer ataque, al menos cuatro hombres armados corrieron por los jardines del museo, donde se refugiaron tras su intento frustrado de acceder a los edificios del Parlamento. El testigo aseguró a la agencia Efe que presenció cómo los terroristas eran finalmente abatidos tras una operación policial que se saldó con 15 muertos, entre ellos un agente y una empleada de la limpieza del edificio.
Ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque, pero la implicación del terrorismo islamista, según diversos analistas consultados por El Confidencial, es indiscutible. Tanto como su intención de golpear el sector vital de una economía que comenzaba a mostrar ciertos signos de recuperación (36.000 millones de euros de PIB en 2013), gracias a la estabilidad política, y que depende en un 83% de las relaciones comerciales con el exterior.
“Han elegido Túnez porque a los terroristas de Daesh (acrónimo en árabe para referirse al autodenominado Estado Islámico) y Al Qaeda no les interesa que haya un consenso entre islam y democracia, sobre todo después de que el país haya alcanzado cierta estabilidad. No quieren que sirva de ejemplo de convivencia política entre partidos de corte islamista y partidos laicos”, explica Javier Fernández Arribas, periodista experto en el Magreb y director de la revista Atalayar.
El Gobierno tunecino está integrado por los seculares de Nida Tounes, la formación que ganó las elecciones generales del 26 de octubre y las presidenciales del 21 de diciembre, y los islamistas de Ennahda (al frente del país en el periodo de transición durante el cual se aprobó la Constitución más avanzada del mundo árabe), además de los liberales de Akef Tounes y los populistas de la Unión de Patriotas Libres.
De ahí que los terroristas eligieran como objetivo el Parlamento, símbolo de dicho consenso entre el islamismo moderado y el laicismo. “Querían golpear a Túnez, que era la excepción tras las primaveras árabes. Un islamismo moderado no le conviene ni a Arabia Saudí ni al propio ISIS (Estado Islámico). Líderes tunecinos llegaron a advertir hace un año que había actores árabes intentando hacer fracasar la transición, como ha fracasado la de Egipto”, señala Ignacio Álvarez-Ossorio, profesor de Estudios Árabes en la Universidad de Alicante e investigador de la Fundación Alternativas.
Para el arabista, la autoría del yihadismo internacional es indiscutible. Baraja tres hipótesis: “Movimientos yihadistas con lazos con el ISIS o Al Qaeda, el grupo Ansar al-Sharia (grupo con presencia en Libia y Túnez) o individuos retornados de Siria o Irak, especialmente de Siria”. Y es que Túnez es el mayor emisor de yihadistas del mundo. De entre los 15.000 y 16.000 extranjeros que combaten en las filas del autodenominado Estado Islámico, alrededor de 3.000 son tunecinos. “Incluso ocupan cargos importantes en el Califato”, indica Álvarez-Ossorio.
Tras la caída del dictador Ben Alí, los islamistas moderados de Ennhada apostaron al comienzo del periodo de transición por cierta connivencia con el salafismo (una interpretación rigorista del Corán). Llegaron incluso a conceder una amnistía a los presos salafistas encarcelados durante los años del régimen. Y algunos de ellos optaron por la violencia. El contexto geopolítico en la región, especialmente la inestabilidad en Libia, propició la captación de las organizaciones terroristas, que atentaron contra decenas de agentes de las fuerzas de seguridad tunecinas. Los grupos yihadistas ya existían cuando Ben Alí ostentaba el poder pero, como en otros países de la región, sufrían una fuerte represión militar.
Europa, la más interesada en frenar al yihadismo
“Esta es una ocasión magnífica para que la Unión Europea apoye a Túnez en lo que afecta al desarrollo de la industria turística y en el contraterrorismo. Somos los primeros interesados en contener la expansión del yihadismo en el Norte de África, porque significa una aumento de la amenaza para Europa”. Lanza la advertencia Fernando Reinares, investigador principal de terrorismo internacional del Real Instituto Elcano, quien subraya que la estrategia de los atacantes pasa por atacar al desarrollo económico, vital para la consolidación de un nuevo Gobierno.
Fuentes de los servicios de seguridad tunecinos han identificado a dos de los terroristas muertos durante el asalto como Yasín Labidi, del barrio capitalino Ibn Jaldún, y Yaber Jachnawi, originario de la región de Kaserín, en el suroeste del país. Jachnawi había telefoneado a su familia hace tres meses desde Irak, hasta donde había viajado para luchar en las filas del Estado Islámico (EI).
Reinares apunta que este hecho no es baladí: "estamos ante el país con mayor movilización terrorista del mundo, lo que contrasta con el hecho de que Túnez haya sido la única nación que ha logrado estabilidad en el contexto del mundo árabe". Aún así, destaca que se ha producido un cambio en las pautas del terrorismo yihadista tunecino. "La mayor parte de sus víctimas eran policías, pero varios asesinatos de líderes de la oposición llevaron al inicio del diálogo político (entre islamistas y laicos). Curiosamente, cuando retomaron el diálogo se produjo uno de los primeros atentados contra intereses de la industria turística”, concluye.
Golpe devastador del terrorismo yihadista a Túnez, el único país estable del club de las primaveras árabes. La matanza de 18 turistas extranjeros durante un intento de asalto al Parlamento, que ha reinvindicado el autodenominado Estado Islámico, tenía un claro objetivo: reventar la estabilidad de una nación ejemplar en el contexto árabe post-revolucionario y dañar un sector clave para la economía tunecina como es el turismo. Otros dos españoles que se encontraban desaparecidos han sido ya localizados en buen estado tras esconderse en el museo toda la noche.
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