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La alianza imposible de los PIGS: Madrid, Lisboa y Roma zancadillean a Syriza
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Syriza no encuentra apoyos en el sur

La alianza imposible de los PIGS: Madrid, Lisboa y Roma zancadillean a Syriza

La llamada de Syriza para hacer un frente común en el Sur de Europa choca con la realidad. Ni Madrid, ni Lisboa, ni Roma, parecen dispuestos a respaldar sus políticas. Más bien todo lo contrario.

Foto: En Atenas, un manifestante ondea banderas de Italia, Portugal, Grecia y España (Efe)
En Atenas, un manifestante ondea banderas de Italia, Portugal, Grecia y España (Efe)

Ha quedado claro. Por el momento Portugal, Italia, Grecia y España (los llamados PIGS) solo pueden ir unidos en la imaginativa prensa anglosajona. Y en los discursos de la izquierda radical. "Primero tomamos Atenas, después Berlín", ese era el grito con el que arengaba Pablo Iglesias a los seguidores de Syriza en un mítin de campaña del actual primer ministro griego, Alexis Tsipras.

La idea tieneuna música atractiva para una parte importante del electorado: los países del sur, los maltratados por Alemania, unidos en una refundación de Europa contra una UE a dos velocidades. Sinembargo, en su primer mes de gobierno Tsipras se ha encontrado con que sus más enconados opositoresson precisamente estas economías, las menos saneadasde la eurozona.

El término PIGS (cerdos, en inglés) tiene ya una cierta tradición en tribunas internacionalesque critican y desprecian las políticas económicas del sur de Europa, cuyas economías crecieron mucho tras unirse a la UE, cayeron durantela crisis económica -sin duda Grecia es la peor parada- y comparten algunos vicios: alto déficit, poca competitividad, deuda galopante.

El acrónimo, ofensivo para esos países, fue retomado con intención de contraataque en los discursos de la "nueva izquierda" y por lospartidos surgidos de la semilla de los "indignados'que quisieron dar la vuelta al términoy plantear un "choque de civilizaciones" de andar por casa, dentro de una Uniónque, denuncian,ha acabado convirtiéndose enel vasallaje del Sur.

Ninguno de sus principales valedores, Iglesias y Tsipras, podían prever que los gobernantes de estos países "hermanos" se convertiríanensus mayores enemigos. Así ha sido. Por diversos cálculos nacionales, tanto Españacomo Portugal e Italia han jugado al despiste, o directamente al enfrentamiento, con el nuevo Gobierno griego.

Rajoy la toma con Tsipras

"Veo a Rajoy muy nervioso", aseguraba el primer ministro griego tras el último Consejo Europeo, en el que por primera vez se vio las caras con el pleno de socios de la Unión Europea. "Espero conseguir explicarle que está equivocado", remataba.

Trataba de calmar la beligerancia del Ejecutivo español,al mismo tiempo que mostraba el acuse de recibo: Madrid, al menos hasta las elecciones generales, va a ser tan dura de roer como Alemania.

Se vio claramente en en el último Eurogrupo, en el que inclusose rumoreó que Españaquería bloquear el acuerdo de extensión del rescate y hacerlo más estricto, aunque Luis De Guindos declarara tras la reunión que lo que España hizo fue sólo tratar de aclarar cuestiones procedimentales. Pocas semanas después de ser elegido, Tsipras ya sabe que Rajoy tratará de moverle la silla todo cuanto pueda para perjudicar a su correlato español, aPodemos.

Es inevitable volver la mirada atrás.En un momento muy delicado para Andonis Samarás, a diez días de las elecciones, solamente un líder europeo pisó la capital helena para apoyar al desgastado líder conservador: fue Mariano Rajoy. Se trató deuna reunión cordial en la que el presidente españolhabló de Samarás como si hablara de él mismo.

Dijo que en Europa hay necesidad "de gobiernos estables y que den certidumbres" y recalcó que las promesas que hacen algunos partidos -hablando implícitamente de Syriza y todavía másde Podemos- pueden generar "una enorme frustración". Ambos quisieron destacar que las reformasque han hecho en sus respectivas naciones marcan la senda positiva. Una palabra -reformas- que para la izquierda se conjuga como "recortes".

El viaje de Rajoy resultó sorprendente, pero su ofensiva parecía de baja intensidad. Días después Grecia y España volvían a estar separadas por miles de kilómetros yel presidente del Gobierno felicitaba a Tsipras por su victoria de modo desapasionado, conun comunicado de Moncloa.

Le deseó la formación de un Gobierno "estable y comprometido con el proyecto de integración europea" y cerró la carta con una genérica felicitación"al pueblo griego por haber ejercido una vez más el derecho de elegir a sus dirigentes de forma libre y democrática que les garantiza su Constitución".

No hubo que esperar ni un mes para que el Gobierno español redoblara el tono agresivo en las primeras rondas de contactos sobre la deuda helena, en las que decidía posicionarse de nuevo con la ortodoxia alemana. Se hablaba de pedir hasta "el último céntimo" de los 26.000 millones que España "ha prestado a Grecia" aderezadas con las filípicas del ministro García-Margallo: con esa aportación, aseguraba, las prestaciones por desempleo en España podrían haber subido un 50% y las pensiones un 38%.

Artillería pesada por si acaso a Berlín apostaba por aligerar el esfuerzo del "malo de la clase". Y es que una de los pocos logros que Rajoy puede presentar casi sin mácula, y en los que hay cierto consenso, es que evitó -o rechazó, o no pidió- el rescate total del país, limitándose al de la banca, y no se vio obligado a llevar a cabo recortes tan drásticos como Grecia. Ocurre que si el castigo a los "rescatados" disminuye, su papel como "salvador" quedaríaempequeñecido.

Italia se pone de perfil y Portugal muerde

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, concluyó la visita oficial de Tsipras regalándole una corbata, complementoque el griego recibió con sentido del humor en nombre de los "descorbatados". Este obsequio simboliza la ayuda que Roma está dispuesta a ofrecer a Grecia: dispuesta a apoyar su "esfuerzo contra la austeridad" y dispuesta a "hablar de crecimiento", en palabras de Mateo Renzi.

Pero Roma no parece dispuesta a que Varufakisles recuerde verdades que duelen, como que Italiaestá tan endeudada que se arriesga a la bancarrota -su responsable de Finanzas calificó las declaraciones del griego de "irresponsables"-. Un dardo que llegaba después de que Renzi apoyase sin tapujos las acciones del BCE cerraban el grifo a los bancos griegos.

Renzi, tan diplomático como astuto, matizaba que apoyar "no significa dar siempre la razón". Italia debe alrededor de un 130% de su PIB y su bajo crecimiento, según afirman las agencias de calificación, no permitirá que descienda hasta 2018. Está bien hacer un poco el "gamberro" en Europa, pero no hay que llevarse mal con Alemania.

Roma trata de llevarse bien con Grecia sin comprometerse demasiado. Portugal -que ha pasado y salido del programa de rescate a un coste altísimo- no quiere ser recordado como un país que dijo sí sin luchar. Por ello,reproduce con Grecia la dureza que le han aplicado.

No hace falta que el Norte de Europa se preocupe: el Sur sigue tan dividido como siempre

No es que Portugal haya sacado grandes réditos de los programas de rescate. Si no fuera por Grecia, ostentaría el dudoso honor de ser el país más endeudado de la eurozona. El tijeretazo del gasto público ha sido drástico. De un déficit del 10% en 2010, ha pasado a casi el 2% en 2014 y, a pesar de su vuelta a los mercados, seguirá con este plan durante 2015.

El mayordefensor de estas medidas es el propio primer ministro Pedro Passos Coelho, y esta situaciónle hace a efectos prácticos un enemigo natural de Syriza. El líder conservador ve a los socialistas por el retrovisor electoral y no quiere reducir la marcha, calificando hasta ahora los planes del nuevo Ejecutivo griego de "cuentos de hadas".

Passos Coelho fue muy duro con Atenas hace escasos días. Consideraba "inaceptable" seguir ayudando a Grecia si esta no asumía "compromisos". "Grecia pidió una extensión del rescate, pero no quiere comprometerse con sus obligaciones, es inaceptable", rubricó en un tono que podría ser el de cualquier ministro alemán.

"Está claro que Grecia no podrá evitar un tercer plan de rescate",remató.No en vano, Portugal fue otro de los países que se decía que había encabezado la postura cercana al bloqueo del acuerdo con Grecia.

No hace falta que el norte de Europa se preocupe: el Sur sigue tan dividido como constreñidopor la austeridad. La alianza de los PIGS seguirá quedando para los artículos perioísticos.

Ha quedado claro. Por el momento Portugal, Italia, Grecia y España (los llamados PIGS) solo pueden ir unidos en la imaginativa prensa anglosajona. Y en los discursos de la izquierda radical. "Primero tomamos Atenas, después Berlín", ese era el grito con el que arengaba Pablo Iglesias a los seguidores de Syriza en un mítin de campaña del actual primer ministro griego, Alexis Tsipras.

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