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Francia: el Gran Hermano contra la yihad
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EN UN PAÍS DONDE SE RESPIRA "ODIO AL JUDÍO"

Francia: el Gran Hermano contra la yihad

En pleno homenaje, una voz resonó en el hemiciclo. Se temió la entrada de algún patoso, o algo peor. Pero las voces eran el inicio de la Marsellesa

Presos islamistas siguieron en la cárcel la jornada negra del 7-E francés a través de la televisión, jaleando y animando a los terroristas como si de un partido de fútbol se tratara. Así lo denunciaban ayer los sindicatos de funcionaros de prisión. Las cárceles francesas son desde hace años las mejores universidades para licenciarse como yihadistas.

Acabar con ello es una de las prioridades –ahora– del Gobierno. Los caids yihadistas se despliegan en las prisiones para captar a los internos musulmanes o de otras confesiones. Antiguos presos denuncian estos días el trabajo de acoso de esos radicales, que persiguen a sus posibles presas a todas horas, con veladas amenazas en caso de rechazar la seducción.

Ha hecho falta que 17 personas hayan sido asesinadas, para que las fuerzas políticas aborden, por fin, el problema. Un asunto que ha sido tratado incluso en varias películas francesas de éxito.

En pleno homenaje, una voz resonó en el hemiciclo. Se temió la entrada de algún patoso, o algo peor. Pero las voces eran simplemente el inicio de la Marsellesa, algo imprevisto. Todos los diputados se unieron al miembro del partido de Sarkozy que se saltó el protocolo. Desde 1918, tras la Primera Guerra Mundial, no se producía un hecho similar

Esos mismos políticos se reunieron ayer por primera vez en la Asamblea Nacional para celebrar su particular homenaje a las víctimas y para escuchar el anuncio de las medidas que el Ejecutivo de François Hollande prepara para frenar al terrorismo islamista.

El minuto de silencio era obligado y esperado. Pero en pleno homenaje silencioso, una voz resonó en el hemiciclo. Se temió la entrada de algún patoso, o algo peor. Pero las voces eran simplemente el inicio de la Marsellesa, algo imprevisto y nada programado. Todos los presentes se unieron al diputado del partido de Sarkozy que se saltó el protocolo. Desde 1918, tras la Primera Guerra Mundial, no se producía un hecho similar.

Era simplemente un acto simbólico. Ayer, en la Asamblea francesa nadie se durmió, como es habitual para muchos representantes del pueblo. Los discursos estaban escritos para provocar la emoción. La derecha empezó evitando las críticas y mostrando la solidaridad con el Gobierno. Manuel Valls reconoció el gesto y daba pie al Frente Nacional a atacar en las redes al “UMPS”, el acrónimo que Le Pen utiliza para denunciar a la “casta francesa”. Lo que otros en España llaman el “PPSOE”. El FN insiste en acusar a izquierda y derecha de la situación que vive Francia hoy.

Los CRS ya no son las SS

Las primeras lágrimas aparecieron cuando todos los presentes –y ahí no hubo diferencias– se levantaron para aplaudir, conmovidos, a las fuerzas del orden. Un componente del histórico espíritu Charlie Hebdo, la detestación de la policía, ha sido fulminado por la acción de los tres asesinos. El famoso cartel del Mayo del 68 que mostraba a un miembro de los antidisturbios (Cuerpos Republicanos de Seguridad) con una porra, bajo el eslogan CRS=SS, puede haber quedado obsoleto.

Hay un hecho que ayuda a explicar este fenómeno. Si la imagen del policía Ahmed Merabet, rematado en la acera por los hermanos Kouachi, hubiera sido censurada, nada sería igual. El debate sobre la idoneidad de difundir un asesinato en directo es lógico, pero en este caso concreto la repercusión mundial del atentado responde en buena parte a la imagen citada. Y por mucho que las televisiones tradicionales censuren comprensiblemente la secuencia, es tarea vana, porque las redes no se plantean el dilema.

Manuel Valls subió después a la tribuna y se despidió de la langue de bois, el lenguaje florido de los políticos franceses para torear la realidad. El jefe del Gobierno se desgañitó denunciando, como nunca lo había hecho un político francés, el antisemitismo y el odio al judío que se respira en Francia. Un antisemitismo que cuenta con ejemplos en la historia del país, pero que ahora –aseguró– se desarrolla en los guetos, a través de internet y de las cadenas de televisión por satélite (orientadas hacia oriente, se entiende).

El “j’accuse” de Valls

Es intolerable, dijo Valls, “que en las escuelas públicas de Francia no se pueda enseñar lo que fue la Shoa”. “Es intolerable –prosiguió– que en las escuelas públicas francesas niños de siete años señalen a los judíos como sus enemigos”. Tras los asesinatos del pasado miércoles, muchos niños se negaron a guardar un minuto de silencio en las escuelas públicas. Otros manifestaron que ellos “no eran Charlie”, sino los que les mataron.

Tras los asesinatos, muchos niños se negaron a guardar un minuto de silencio en las escuelas públicas. Otros manifestaron que ellos ‘no eran Charlie’, sino los que les mataron

Valls relató crispado el caso de otro héroe del supermercado judío de la Porte de Vincennes. Yoav Hattab, de 22 años, había salido de Túnez, donde nació, para estudiar en Francia. Se enfrentó a Amady Coulibaly para proteger a los clientes y acabó acribillado.

Por mucho que el Gobierno intente convencer a los judíos franceses de que no deben tener miedo, los candidatos a la aliyá (emigración a Israel) se multiplican desde hace siete días. Las cuatro víctimas de la tienda kosher fueron enterradas ayer en Jerusalén. Francia estuvo representada por la Ministra de Ecología, Segolène Royal.

La blasfemia nunca será delito

Valls dijo también que los musulmanes franceses no deben considerarse responsables de lo ocurrido: “No quiero que los musulmanes de Francia se sientan avergonzados por lo que ha pasado. Debemos también proteger a nuestros compatriotas musulmanes”. El premier subrayó asimismo que la blasfemia nunca será incluida como delito en el código penal.

La primera salva de “medidas excepcionales” anunciadas ayer incluye:

.- El control de las prisiones y el aislamiento de los presos islamistas en zonas especiales.

.- La reorganización y reforzamiento de los servicios de inteligencia, que han quedado en entredicho tras los atentados. Ello se traducirá también en un aumento del presupuesto para este apartado.

.- El endurecimiento del arsenal jurídico antiterrorista, es decir, que los jueces sean más flexibles a las necesidades policiales a la hora de efectuar escuchas telefónicas y otras medidas hasta ahora carentes de un marco jurídico claro. Los únicos murmullos de desacuerdo ayer entre los diputados fueron los dirigidos a la Ministra de Justicia, Christine Taubira, la única representante de los izquierdistas del PSF en el gabinete, acusada por la derecha por su laxismo con la delincuencia.

.- La creación de un fichero de personas que hayan sido acusadas de terrorismo o participado en grupos de combate terrorista (entiéndase Al Qaeda, Estado Islámico o similares). Estos individuos estarán obligados a declarar su domicilio y a presentarse a controles.

.- La adopción del PNR. Valls cuenta también con sus socios europeos para que el Parlamento de Bruselas apruebe el intercambio de datos de pasajeros del transporte aéreo, el famoso PNR (passenger name record). Ahí lo va a tener más difícil.

.- El control sobre internet. Una de las obsesiones de París ante uno de los vectores principales del proselitismo yihadista.

La Asamblea puso fin a otra jornada teñida por la emoción. Era el día de los funerales. Hollande intentó también subsanar quizá el único punto negativo en su gestión de la crisis. Abrazó y besó con especial empeño a una de las víctimas más ignoradas: la Policía municipal negra, originaria de Martinica, que fue asesinada por el franco-maliense Coulibaly.

Hoy los quioscos están siendo asaltados desde el alba. Millones de ejemplares del “nuevo” Charlie Hebdo han atravesado Francia en camiones y trenes para permitir a los franceses ofrecer otra prueba de su militancia contra el oscurantismo islamista.

Presos islamistas siguieron en la cárcel la jornada negra del 7-E francés a través de la televisión, jaleando y animando a los terroristas como si de un partido de fútbol se tratara. Así lo denunciaban ayer los sindicatos de funcionaros de prisión. Las cárceles francesas son desde hace años las mejores universidades para licenciarse como yihadistas.

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