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"Sólo te hacen caso si enseñas las tetas"
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EL 'TOP-LESS', ÚNICA VÍA DE PROTESTA EN UCRANIA

"Sólo te hacen caso si enseñas las tetas"

Ucrania no es un lugar idílico para las mujeres. Su salario es un 30% inferior y el 60% de las estudiantes ha practicado sexo por dinero. Por eso nació Femen

“Violencia es quemar a las mujeres en la hoguera como hacía la Inquisición en la Edad Media. Violencia es despojar a las mujeres de sus derechos fundamentales. Violencia es querer decidir sobre el cuerpo de la mujer. Que yo sepa, nadie ha muerto porque le hayan lanzado unas bragas manchadas con pintura a la cara”, reflexiona Anna Hutsol, fundadora de Femen en Ucrania, sobre el incidente de la sección española el pasado mes de febrero, cuando varias activistas increparon a Antonio María Rouco Varela a su llegada a la catedral de la Almudena de Madrid.

“El sistema patriarcal en el que las mujeres estamos sometidas a los designios de los hombres es violencia. Enseñar las tetas no es violencia, aunque a alguno se lo pueda parecer”, comenta, categórica, a El Confidencial. Esta activista, que ha recibido tres palizas, ha sido encarcelada más de una docena de veces, acusada de posesión ilícita de armas y que pasó más de un año como exiliada política en Francia, afirma que su organización es imprescindible para extender el nuevo feminismo por el mundo. “En los 80 el feminismo era mucho más teórico; ahora los tiempos han cambiado. Hacen falta más acciones para despertar a las mujeres”, defiende Hutsol, quien confiesa no estar siempre de acuerdo con las acciones de su organización.

'El sistema patriarcal en el que las mujeres estamos sometidas a los hombres es violencia. Enseñar las tetas no lo es’, comenta Anna, fundadora de Femen en Ucrania. Ha recibido palizas y ha sido encarcelada más de una docena de veces

Ucrania dista mucho de ser un lugar idílico para las mujeres. Tratadas como ciudadanos de segunda en cualquier empleo, su salario es un 30% inferior al de los hombres que realizan el mismo trabajo. El acceso a puestos directos les está casi vetado sistemáticamente. El 60% de las estudiantes ucranianas reconoce haber mantenido relaciones sexuales a cambio de dinero, al menos una vez. Ucrania es un paraíso para el turismo sexual y la prostitución, como la trata de blancas, está a la orden del día. Esta situación fue lo que motivó a Anna Hutsol, junto con otras activistas, a crear una organización feminista que defendiese los derechos de las mujeres. “Creamos Femen en 2008 para defender los derechos de las mujeres en Ucrania. Hasta que nosotras aparecimos nadie luchaba por nuestros derechos”.

Tras la victoria de Viktor Yanukovich en las elecciones de 2010, las organizaciones de Derechos Humanos y los activistas fueron reprimidos y silenciados. “Ese mismo año llevamos a cabo nuestro primer top-less. Nuestra acción tuvo repercusión a nivel mundial”, recuerda Anna Hutsol. La activista confiesa que desde ese momento la situación de Femen en Ucrania se volvió insostenible. “Nos quemaron la oficina. Nuestras activistas recibieron palizas, amenazas de muerte. Muchas nos tuvimos que marchas del país”, denuncia. Hutsol regresó a Ucrania el pasado mes de mayo. “Ahora la situación es totalmente diferente. Se empieza a dar libertad a las organizaciones de Derechos Humanos. Es el momento de volver a defender los derechos de las mujeres en este país”, sentencia.

La beligerancia de Femen aumentó antes y durante la Eurocopa de 2012 que se disputó en Ucrania –en la que España resultó campeona–. Durante aquellos meses aumentó la trata de blancas y la prostitución. Sus acciones de protesta tenían como objetivo abrir los ojos al mundo, pero lo único que consiguieron fue acabar como proscritas.

“El único camino para que te hagan caso es desnudarte”

Actualmente, la presencia de Femen en Ucrania pasa por ser testimonial. De 200 activistas apenas quedan una docena. “Cuando decidimos protestar en top-less la mayoría decidieron abandonar. Este año sólo hemos llevado a cabo tres acciones”, comenta.

La beligerancia de Femen aumentó en la Eurocopa que se disputó en Ucrania. Durante aquellos meses aumentó la trata de blancas. Sus acciones tenían como objetivo abrir los ojos al mundo, pero lo único que consiguieron fue acabar como proscritas

La última protesta fue el pasado 1 de diciembre, cuando Ulyana Blyashyn, de 23 años y camarera de profesión, se plantó en top-less delante de la puerta de la comisaría de los Servicios Secretos de Ucrania y clavó la fotografía de su hermana Lyubou (17 años), que desapareció el pasado 31 de agosto en la ciudad de Lvov, al oeste de Ucrania. “No estoy en absoluto orgullosa de mi acción. Nunca se me hubiese ocurrido mostrar mi cuerpo desnudo en medio de la calle, pero estaba desesperada”, afirma una pudorosa Ulyana, que reitera que ella no es activista de Femen. “Pero apoyo sus acciones y si Anna me solicita ayuda allí estaré”.

Ulyana acudió a todas las instituciones de Ucrania a solicitar ayuda para poder localizar a su hermana, desaparecida tras una fiesta universitaria. “Nadie me hizo caso. A nadie le interesa investigar lo que ocurre en Ucrania con la desaparición de las mujeres. Un año antes del secuestro de mi hermana ocurrió lo mismo con otra joven cerca de la misma discoteca”, denuncia.

Para sorpresa de Ulyana, su acción ha tenido más repercusión de lo que ella esperaba. “Ese mismo día me llamó el responsable de los Servicios Secretos para decirme que iban a comenzar una investigación exhaustiva sobre la desaparición de mi hermana”, comenta la joven camarera, indignada ante la pasividad de la policía, del Ministerio de Interior y de todas las instancias gubernamentales. “El único camino en Ucrania para que hagan caso a una mujer es salir desnuda y gritar pidiendo justicia. Si en unos meses no obtengo respuesta y el caso se olvida, volveré a salir a la calle desnuda”, confiesa.

“El top-less es la única acción que tienen las mujeres en Ucrania para llamar la atención y para provocar una reacción en la ciudadanía. Si no fuera por esto pasaríamos totalmente inadvertidas”, confiesa Anna Hutsol. Esa manera de protestar se ha convertido en el sello de identidad de Femen, que ha sido exportado a una docena de países. “Si la acción no conlleva un desnudo no es Femen. Estamos muy orgullosas de que se nos reconozca por ello. El top-less es nuestra marca”, sentencia.

Hutsol también reconoce que la repercusión de las acciones de Femen en otros lugares del mundo no tiene el mismo impacto. “Todo depende de las circunstancias culturales, la libertad sexual y la libertad de la mujer. Cuando realizamos la primera acción en Ucrania la gente se quedó en shock porque nunca antes se había visto nada igual en este país”, recuerda. Sin embargo, reitera que su marca es el desnudo y seguirán usándola. “No es pornografía. No es exhibicionismo. Es la defensa de los valores de las mujeres. Nuestros métodos son difíciles de comprender para otros colectivos feministas porque usamos nuestra sexualidad como arma”, comenta Anna Hutsol.

Femen Ucrania continuará con sus acciones protesta para que las mujeres de este país tengan derechos que se les niegan prácticamente desde el momento en el que nacen. La mujer ucraniana aún tiene una larga lucha por delante.

“Violencia es quemar a las mujeres en la hoguera como hacía la Inquisición en la Edad Media. Violencia es despojar a las mujeres de sus derechos fundamentales. Violencia es querer decidir sobre el cuerpo de la mujer. Que yo sepa, nadie ha muerto porque le hayan lanzado unas bragas manchadas con pintura a la cara”, reflexiona Anna Hutsol, fundadora de Femen en Ucrania, sobre el incidente de la sección española el pasado mes de febrero, cuando varias activistas increparon a Antonio María Rouco Varela a su llegada a la catedral de la Almudena de Madrid.

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