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Los soldados drogados del Estado Islámico: "Nos dan píldoras. No nos importa morir"
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"si te dijeran que te inmolases, lo harías"

Los soldados drogados del Estado Islámico: "Nos dan píldoras. No nos importa morir"

‘Son animales’, repiten los kurdos una y otra vez. Hay otra afirmación recurrente entre los 'peshmergas': los yihadistas combaten y actúan bajo el efecto de drogas

Foto: Combatientes del Estado Islámico participan en un desfile militar por las calles de Raqqa, la capital del Califato, en Siria. (Reuters)
Combatientes del Estado Islámico participan en un desfile militar por las calles de Raqqa, la capital del Califato, en Siria. (Reuters)

Son unos animales”. La misma frase se repite una y otra vez en boca de los combatientes kurdos, tanto peshmergas del norte de Irak como milicianos de la guerrilla del PKK. Lo justifica el rosario de atrocidades que se les atribuyen a los combatientes del Estado Islámico: decapitaciones, crucifixiones, amputaciones, toma de esclavos, asesinatos de ancianos y bebés… Durante un reciente viaje al Kurdistán iraquí, este corresponsal escuchó historias semejantes, y una afirmación recurrente: los yihadistas actúan bajo el efecto de drogas.

Los combatientes del Estado Islámico se inyectan y toman píldoras antes de atacar, y pierden los sentidos. Hemos encontrado las marcas de pinchazos en algunos cadáveres, y otros tenían pastillas en los bolsillos”, aseguraba Sadiq, un comandante del PKK en el frente de Majmur, el pasado mes de agosto.

Su testimonio parece confirmar lo que muestran algunos videos que circulan por internet, en los que combatientes peshmergas y miembros de las milicias kurdas YPG extraen lo que parecen bolsas de químicos y jeringuillas de la ropa de yihadistas abatidos. El Confidencial no ha podido verificar de forma independiente si los fármacos aparecidos en dichas imágenes son narcóticos.

“Parecen antibióticos en un empaque antiguo. No se puede afirmar nada”, explica el colombiano Víctor de Currea-Lugo, que ha examinado algunos de estos vídeos. Sin embargo, este profesional (médico especialista en zonas de crisis y experto en derecho humanitario, que ha seguido de cerca el surgimiento del Estado Islámico, con recientes viajes a Siria e Irak) se muestra escéptico: “Dudo mucho que repartan drogas endovenosas de manera masiva. Es más fácil repartir cocaína, hongos u opio”, asegura.

Se ha dado, además, algún caso en el que las YPG han hecho públicos videos en los que, bien por ignorancia o buscando un efecto propagandístico, han pretendido hacer pasar un evidente botiquín de campaña sustraído al cadáver de un yihadista por un maletín de drogas. Sin embargo, la abundancia de indicios acerca de esta presunta práctica es tal que resulta imposible ignorarla.

“Nos daban drogas. Píldoras alucinógenas”

La semana pasada, el enviado especial de la cadena estadounidense CNN al norte de Siria, Ivan Watson, entrevistó a un combatiente del Estado Islámico de 19 años llamado Kareem, prisionero de los kurdos. Según explicó, se había unido a las filas del Califato por dinero. Ante la cámara, este joven aseguró que los responsables del movimiento suministran narcóticos a los combatientes antes de la batalla. “Nos daban drogas. Píldoras alucinógenas que te hacen ir al combate sin importarte si vives o mueres”, afirma.

Según ha podido averiguar El Confidencial, el Zolam es un medicamento de uso común producido en Jordania, un ansiolítico muy extendido utilizado para tratar la ansiedad. Sin embargo, según fuentes médicas árabes familiarizadas con este fármaco, su uso en personas sanas puede producir efectos secundarios que encajan con el comportamiento de los miembros del Estado Islámico: “Pérdida del miedo al peligro, y hostilidad”, explica a este diario un médico palestino.

El Zolam, no obstante, no es sino el nombre comercial de un medicamento genérico llamado Alprazolam. Según el manual de Farmacología Médica de la Editorial Médica Panamericana, los fármacos del grupo de las benzodiazepinas, al que pertenece el Alprazolam, “en humanos manifiestan un efecto de desinhibición, y por tanto disminuyen las consecuencias de la frustración y el miedo”. Además, producen amnesia anterógrada, es decir, que el sujeto puede no recordar lo que ha hecho pocas horas después de tomar el fármaco.

“Esto, imagino, reducirá el sentimiento de culpa, que podría evitar que algunos fueran reincidentes”, explica el doctor César Pérez, médico de familia y antiguo empleado del Hospital 12 de Octubre de Madrid. En todo caso, este profesional hace un llamamiento a la cautela para evitar la alarma social: “Es un fármaco muy seguro, y en dosis correctas y cuando está indicado, es muy útil”, asegura.

“El Aprazolam es una droga de manejo psiquiátrico, pero es algo que calma, no te hace un psicópata”, indica De Currea-Lugo. “Es posible que lo usen mezclado con otras sustancias”, comenta. Sin embargo, asegura que “tratar de reducir el fenómeno del Estado Islámico a una cuestión de drogas es negar la complejidad de su naturaleza”. De momento, la cuestión sigue abierta. Y en el mejor de los casos, en la larga lista de crímenes cometidos por las huestes yihadistas, el recurso a los narcóticos sólo explicaría una pequeña parte. El resto, por desgracia, cabe atribuirlo a motivaciones meramente humanas.

*El siguiente vídeo, difundido en internet por las milicias kurdas del YPG el 24 de octubre, muestra armamento y material incautado a yihadistas abatidos en Kobani.

Son unos animales”. La misma frase se repite una y otra vez en boca de los combatientes kurdos, tanto peshmergas del norte de Irak como milicianos de la guerrilla del PKK. Lo justifica el rosario de atrocidades que se les atribuyen a los combatientes del Estado Islámico: decapitaciones, crucifixiones, amputaciones, toma de esclavos, asesinatos de ancianos y bebés… Durante un reciente viaje al Kurdistán iraquí, este corresponsal escuchó historias semejantes, y una afirmación recurrente: los yihadistas actúan bajo el efecto de drogas.

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