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Londres frenará a los británicos que intenten salir del país para luchar en la yihad islámica
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CAMERON NO CUMPLE SU PROMESA ESTRELLA

Londres frenará a los británicos que intenten salir del país para luchar en la yihad islámica

La Policía podrá retirar el pasaporte en la frontera a los sospechosos, pero no podrá prohibir la entrada a los que regresan a casa tras luchar en Siria o Irak.

Foto: El clérigo Abu Hamza Al-Masri rezando en las calles de Londres
El clérigo Abu Hamza Al-Masri rezando en las calles de Londres

Yihadistas sin ida, pero con billete de vuelta. Ésta es la lectura que se puede extraer del nuevo programa antiterrorista presentado por David Cameron. A partir de ahora, la Policía podrá quitar -de manera temporal- el pasaporte en la frontera a los británicos sospechosos de viajar a Siria e Iraq para combatir con la yihad. El premier también quería prohibir la entrada al Reino Unido a aquellos que hubiesen pasado ya por las filas del Estado Islámico (EI). Sin embargo, la medida estrella ha tenido que ser aplazada ante las advertencias de ilegalidad.

Los juristas advierten de que quitarle el pasaporte a alguien que quiere salir de su país es muy distinto a arrebatárselo a quien quiere regresar. Aunque sea también de manera temporal. Sin pasaporte, el individuo no puede volver a su casa y tampoco puede viajar a ninguna otra parte. Es por tanto, una manera de privarle de nacionalidad. Y dejar a alguien sin estado va en contra de las convenciones de la ONU, de las que el Reino Unido es signatario.

El año pasado 25 personas fueron arrestadas mientras intentaban salir del Reino Unido para unirse a las filas terroristas en Oriente Medio. Una cifra que se ha multiplicado en la primera mitad de 2014, cuando el número detenciones ha ascendido a 69. Y alrededor de 250 yihadistas de origen británico de los 500 que están luchando con EI habrían podido regresar ya a su hogar, a Londres en la mayoría de los casos. Ahora, las autoridades temen que estén preparado atentados. El nivel de alerta por terrorismo se ha elevado de “sustancial” a “severo”. Es decir, el segundo más alto en la escala de cinco. El retorno de estos radicales es el verdadero problema para los servicios secretos. Pero el Ejecutivo está atado de pies y manos. Si no se puede evitar su regreso, ¿sirve el resto de medidas anunciadas en Westminster para proteger al país?

El alcalde de Londres, Boris Johnson, ha abogado porque cualquier británico que visite Siria o Iraq sea automáticamente considerado terrorista, a menos que notifique por adelantado a las autoridades sus movimientos. El tory es partidario de “un cambio menor" en la legislación que revierta la presunción de inocencia para aquellos que viajan a los citados países. "No hacer nada es, sin duda, lo peor de todo", dice. Pero los expertos ya han advertido de la dudosa legalidad de la propuesta.

De momento, por lo tanto, las autoridades deberán ceñirse a lo anunciado ayer en la Cámara de los Comunes. Aparte de los nuevos poderes a los agentes que trabajan en la frontera, las aerolíneas deberán facilitar con antelación sus listas de pasajeros para que se puedan identificar a posibles sospechosos. En caso contrario se impedirá que sus aviones aterricen en el Reino Unido. En este sentido, Cameron anunció que se estaba trabajando con Alemania, Turquía y otros países utilizados por los yihadistas para viajar al Medio Oriente para que los sospechosos pudieran ser detenidos e interrogados en los aeropuertos europeos antes de que pusieran pie en suelo británico.

Por otra parte, las autoridades tendrán más poderes para poder controlar dentro del país los movimientos de los sospechosos extremistas, que además se verán obligados a entrar en programas de “des-radicalización”. Los fanáticos podrían ser además trasladados a otras partes del país, una medida que ya fue utilizada en tiempos de Tony Blair, para así alejarles de los núcleos donde fueron captados para la lucha. El paquete de medidas fue bien acogido en el Parlamento. Sin embargo, las asociaciones que trabajan en la calle día a día con los jóvenes tentados a engrosar las filas del integrismo, temen que se consiga el efecto contrario.

El Consejo Musulmán Británico, la mayor asociación islámica del país, ha advertido que las nuevas leyes contribuirán a una mayor radicalización de los marginados. El subdirector del organismo -que representa a más de 500 mezquitas y grupos musulmanes-, Harun Khan, señaló a The Guardian que lo que el Gobierno debería hacer sería dialogar con agrupaciones como la que representa para atajar la lacra del extremismo. "Parte del problema es esta constante mención de nueva normativa, más acoso y vigilancia, eso de quitarle a la gente su pasaporte. Esto es lo que lleva a los jóvenes a la radicalización", manifestó.

Por su parte, Ghaffar Hussain, de la Fundación Quillam contra el extremismo, coincidió en que el premier tiene una estrategia contra el terrorismo, pero no contra el extremismo. Así mismo, lamentó que, a diferencia del anterior Gobierno laborista, el Ejecutivo actual haya roto el diálogo con el Consejo Musulmán.

Yihadistas sin ida, pero con billete de vuelta. Ésta es la lectura que se puede extraer del nuevo programa antiterrorista presentado por David Cameron. A partir de ahora, la Policía podrá quitar -de manera temporal- el pasaporte en la frontera a los británicos sospechosos de viajar a Siria e Iraq para combatir con la yihad. El premier también quería prohibir la entrada al Reino Unido a aquellos que hubiesen pasado ya por las filas del Estado Islámico (EI). Sin embargo, la medida estrella ha tenido que ser aplazada ante las advertencias de ilegalidad.

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