Vuelo Conakry-Marruecos-España: tres tomas de temperatura para frenar el ébola

Vuelo AT526 de Royal Air Maroc. Salida de la capital de Conakry, capital de Guinea Conakry: 2.35 horas de la madrugada del sábado 16 (hora local). Destino: Casablanca, en Marruecos.

Un centenar de pasajeros hace cola para embarcar. Han pasado ya el control de pasaportes, el de equipaje... y una novedad impuesta por el brote de ébola que desde febrero azota este país africano, desde donde ha llegado a Sierra Leona, Liberia y Nigeria causando, hasta hoy, 2.127 casos y 1.145 muertes registradas, según datos de la OMS, a las que hay que sumar la del sacerdote español Miguel Pajares. La novedad estriba en un control médico. ¿Riguroso?

"Un doctor con guantes y mascarilla me ha tomado la temperatura, ha realizado una revisión ocular -entiendo que en busca de signos de enfermedad- y me ha hecho una serie de preguntas, en francés: si me encontraba mal, si estoy tomando medicamentos o si he tenido fiebre. También he tenido que cumplimentar un papel sobre mi estado de salud. Por último, me han tomado de nuevo la temperatura".

Todos los pasajeros pasan el control médico, de unos 10 minutos, que describe Carmelo García: 'No es exahustivo, más bien díría... orientativo. Te toman la temperatura, te preguntan... pero no te piden, por ejemplo, un certificado médico'

Quien habla es Carmelo García, un trabajador español en Guinea Conakry que declaraba hace unos días a este periódico que cada vez sentía el ébola más cerca: "Quiero salir lo antes posible", decía. El viernes 15 por la noche llegó al aeropuerto de la capital para tomar en la madrugada el AT526 de Air Maroc, la misma compañía que poco después lo llevaría desde Casablanca hasta Las Palmas. Mientras los países limítrofes cierran fronteras, algunos suspenden vuelos y las aduanas de otros, como China, se mantienen en estado de alerta, Sanidad anunció hace días que el Ministerio controlaría el pasaje de los cuatro aviones que llegan a España cada semana desde el único país afectado, Nigeria, que mantiene vuelos directos con nuestro país. Pero, ¿qué sucede con los pasajeros que, como García, llegan desde alguna región afectada con escala?

En el vuelo Conakry-Casablanca hay un centenar de pasajeros, en su mayoría personas en viaje de negocios, diplomáticos, etc., en un 80% extranjeros (europeos, libaneses, marroquíes, argelinos, brasileños) y en un 20%, guineanos: "Habitualmente es al revés. Entiendo que han restringido los visados". Todos pasan el control médico -unos 10 minutos- que describe García: "No es exahustivo, más bien díría... orientativo. No te piden, por ejemplo, un certificado médico". 10 minutos, y de ahí al avión, rumbo a Marruecos, Casablanca.

No hay retrasos. A las 7.10, la hora prevista, el avión llega al Aeropuerto Internacional Mohammed V. Lo primero es pasar, de nuevo, por un 'control' sanitario: "Ha sido aún más ligero que el de Guinea, donde parece que están ya bien aleccionados. En Casablanca otro médico, también con guantes y mascarilla, me ha tomado la temperatura y me ha hecho una única pregunta: '¿Se encuentra mal?'".