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Una farra con prostitutas y criminales sacude la política mexicana
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MUCHOS DIPUTADOS CONSERVADORES EN LA FIESTA

Una farra con prostitutas y criminales sacude la política mexicana

"¡Se nos va a acabar el Viagra!", gritan los diputados del PAN en una villa de súper-lujo frente al mar. Todo México ha visto ya el vídeo del escándalo político

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A la fiesta sólo le faltaron un par de tigres blancos enjaulados para que aquello pareciera una bacanal de capos de la droga. Aunque por lo demás no desmereció: mansión frente al mar, una banda de música tocando toda la noche, buen tequila y, cómo no, una selección de prostitutas de lujo para alegrar al personal. Ese fue el menú nocturno que parte de la plana mayor del Partido de Acción Nacional (PAN) disfrutó durante la Asamblea Plenaria celebrada entre el 23 y el 27 de enero en el enclave turístico de Puerto Vallarta, sobre el Pacífico mexicano.

La filtración este lunes de un explícito vídeo de la fiesta ha desatado un terremoto dentro del principal partido de la oposición (conservador) y ha vuelto a indignar a la opinión pública, ya más resignada que sorprendida ante el clima de impunidad y excesos en el que vive instalada su clase política. La pregunta que todos se hacen es: ¿con qué dinero se pagó semejante orgía, teniendo en cuenta que el partido recibió 1,5 millones de pesos (85.000 euros) del erario público para sufragar la asamblea?

Vídeo:Las imágenes de la polémica fiesta

“¡Se nos va a acabar el Viagra!”, se oye berrear a uno de los diputados ante la risotada de sus camaradas, quienes andan enfrascados cada cual con su prostituta, ya sea dándole charla, manoseándola, o todo de una vez. “¿Cuánto dura el amor compadre?”, pregunta otro, a lo que uno de los legisladores responde en pleno desenfreno etílico-sexual: “¡A mí se me hace como otras tres horas!”.

En el vídeo uno pierde la cuenta de cuántos dirigentes políticos andan pululando por la terraza de la espectacular mansión, pero de entre ellos hay uno que no pasa desapercibido, precisamente el pez más gordo: Luis Alberto Villarreal, el líder de la bancada parlamentaria del PAN y mano derecha del presidente de la formación, Gustavo Madero. Villarreal exhibe sus dotes para la pachanga bailando arrimado a una prostituta de nombre Montana, quien es jaleada por una de sus compañeras mientras le sigue el ritmo al dirigente político.

La terraza aparece como una zona de descanso y relax. El área de los placeres se encuentra al interior de la casa, distribuida entre los siete fastuosos dormitorios con vistas al océano con que cuenta la mansión. De sus profundidades se ve surgir en el vídeo a José Alfredo Labastida, titular de la secretaría técnica del grupo legislativo del PAN. Labastida se pasea por el salón rumbo a la terraza como un auténtico playboy, con el rostro henchido y la camisa desabotonada, acompañado de una de las chicas. El ir y venir a los dormitorios es constante.

La alargada sombra del narco

La fiesta, aunque obscena, podría ceñirse a un asunto de estricta vida privada de los diputados si no fuera por dos cuestiones básicas. La primera, saber con qué dinero se alquiló la mansión Villa Balboa, cuyo precio oscila entre 3.200 y 3.800 dólares al día y exige unos tres meses de antelación en la reserva. Dispone de chef las 24 horas capaz de preparar cualquier menú que a los huéspedes se les antoje, sala de cine-bar, piscina infinity sobre el acantilado, cinco plantas de puro lujo, spa y un sinfín de caprichos para los paladares más exquisitos. También es una incógnita con qué dinero se contrató a las prostitutas, todas ellas procedentes de los clubs de table dance Taboo y Candy’s, dos de los lupanares más selectos de la costa de Jalisco.

“Jamás he utilizado recurso público alguno para organizar eventos particulares, incluido el evento privado difundido en los medios de comunicación”, reaccionó Villarreal en una nota horas más tarde de la filtración. Ayer, la presión dentro y fuera de su partido era tan grande que el presidente del PAN, Gustavo Madero, tuvo que destituir tanto a Villarreal como a otro de sus hombres de confianza, el vice-coordinador del partido Jorge Villalobos. El resto de participantes en la orgía aguardan a estas horas su destitución o un severo castigo, a la vez que insisten a través de mensajes en redes sociales en que ellos solamente fueron simples “invitados” a la fiesta.

La segunda cuestión es más turbia si cabe: esclarecer qué hacía en la fiesta Edelmiro Sánchez, un veterano criminal detenido en 2004 por la posesión de 87 kilos de marihuana en su furgoneta (quedó en libertad gracias a que su chófer se autoinculpó) y vinculado en el asesinato en 2012 de Hernán Belder, empresario y exdiputado local del PAN en el estado de Nuevo León. El vídeo muestra a Sánchez ocupando una posición central dentro de la bacanal. Da juego con las chicas, se encarga de que los diputados se la pasen en grande y hasta les reparte condones cuando estos se lo piden.

Según Reporte Índigo, el diario que ha sacado a la luz el vídeo y el escándalo político, Sánchez habría sido el encargado de alquilar Villa Balboa. Es decir, que si realmente no fueron los propios diputados quienes quisieron darse un capricho con los 85.000 euros asignados de fondos públicos, entonces la alternativa es todavía peor: Sánchez y el grupo criminal al que pertenezca sufragaron la orgía y compraron las voluntades de la plana mayor del PAN, entre los que hay políticos destacados de varios estados de México, como respaldo fundamental para sus actividades criminales.

Los políticos y el sexo

Es habitual que los políticos mexicanos abracen el desmadre en convenciones, asambleas y cónclaves. Históricamente todas las asambleas plenarias del PAN, por ejemplo, se organizan en centros turísticos de sol y playa. Y así, los escándalos sexuales van surgiendo cíclicamente sin importar el signo político.

Este pasado mes de abril, sin ir más lejos, el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) tuvo que capear con un escabroso episodio de abusos sexuales a cargo de su máximo dirigente en el Distrito Federal, Cuauhtemoc Gutiérrez, quien durante más de una década se dedicó a contratar a jóvenes secretarias para sus “asuntos privados”, que principalmente consistían en satisfacer sus necesidades sexuales.

Gutiérrez llegó a disponer de un equipo de 20 asistentes para su “atención personal, pública y privada”. Una investigación periodística desveló el escándalo y obligó al PRI a despojarle de toda protección y destituirlo del cargo. Días atrás, sin embargo, el dirigente nacional priista César Camacho afirmó sin pestañear que Gutiérrez tiene la “puerta abiertas” para regresar. También el Partido de la Revolución Democrática (PRD) tiene su particular salón de la infamia: en 2012, el exdiputado Rubén Escamilla fue cazado en un vídeo con cámara oculta exigiendo (y recibiendo) una felación de una candidata a un puesto de trabajo como condición para contratarla.

Uno de los elementos que caracterizan la política mexicana e invitan al descontrol son las tremendas asignaciones públicas que manejan los grandes partidos políticos. Según el Instituto Federal Electoral, para este 2014 el PRI dispondrá de algo más de 1.000 millones de pesos (por encima de 57 millones de euros) de fondos del erario público, mientras el PAN se queda en 917 millones de pesos (52 millones de euros) y el izquierdista PRD recibirá 699 millones de pesos (40 millones de euros). Eso sin contar otras asignaciones procedentes de fuentes muy variopintas y casi nunca claras.

A la fiesta sólo le faltaron un par de tigres blancos enjaulados para que aquello pareciera una bacanal de capos de la droga. Aunque por lo demás no desmereció: mansión frente al mar, una banda de música tocando toda la noche, buen tequila y, cómo no, una selección de prostitutas de lujo para alegrar al personal. Ese fue el menú nocturno que parte de la plana mayor del Partido de Acción Nacional (PAN) disfrutó durante la Asamblea Plenaria celebrada entre el 23 y el 27 de enero en el enclave turístico de Puerto Vallarta, sobre el Pacífico mexicano.

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