La muerte de estadounidenses en el derribo del avión incendia la guerra de Ucrania

“No pretendo ser concluyente, pero hay señales que apuntan a una identificación errónea del avión. Creyeron que era ucraniano. Si (el derribo) es el resultado de una acción (…) de Rusia o de los separatistas, lo pagarán muy caro”. La declaración pertenece al senador republicano y excandidato presidencial John McCain. La enunció minutos después de conocerse que un Boeing-777 de la compañía Malaysia Airlines con 298 personas a bordo se había estrellado en el Este de Ucrania. El MH17 cubría la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur con pasajeros de nueve nacionalidades. No hay supervivientes.

Varios ciudadanos estadounidenses viajaban en el avión -23, según fuentes del Ministerio del Interior ucraniano-, derribado cerca de la ciudad de Snezhnoye, en la región de Donétsk, epicentro de la sublevación prorrusa. Fuentes de los servicios de inteligencia norteamericanos citadas por la cadena CNN y el diario The Washington Post confirmaron anoche que el avión recibió el impacto de un misil tierra-aire, aunque no pudieron determinar el origen del proyectil. El vicepresidente Joe Biden zanjó la cuestión poco después: “El avión fue derribado. No fue un accidente”. Un cauto Barack Obama que no se pronunció sobre las causas del siniestro anunció que enviará un equipo a la zona para “determinar qué ocurrió”.

Los primeros informes indican que la aeronave fue alcanzada por un sistema de misiles tierra-aire BUK. Este misil antiaéreo, desarrollado por la URSS desde 1972, sigue siendo muy popular en las repúblicas exsoviéticas, incluida Ucrania

La guerra de Ucrania ha cobrado una nueva dimensión. Mientras Kiev y los insurgentes prorrusos se acusan mutuamente, el Gobierno de Petró Poroshenko asegura que los rebeldes derribaron la aeronave con un misil tierra-aire lanzado por un sistema BUK desde Snezhnoye. “Poroshenko sobre el avión estrellado: esto no es un incidente ni es una catástrofe, sino un acto terrorista”, escribió el jefe de prensa del presidente en su cuenta de Twitter.

En el bando contrario, los líderes de la autoproclamada República Popular de Donétsk responsabilizan a la Fuerza Aérea ucraniana. Los medios rusos van aún más lejos: acusan a las tropas de Kiev de haber disparado un misill contra el MH17 cuyo verdadero objetivo era el avión del presidente Vladimir Putin, que “se cruzó en el mismo punto y en el mismo corredor. El avión presidencial estaba allí a las 16.21 hora local y el avión de Malaysia Airlines a las 15.44”. El propio Putin apuntó a Ucrania al filo de la medianoche: "Sin duda, el Estado sobre cuyo territorio sucedió esto tiene la responsabilidad de esta horrible tragedia. Se trata de algo intolerable".

Una conversacién interceptada por los servicios secretos ucranianos a las que tuvo acceso la BBC parecen confirmar la autoría de los separatistas. En la llamada, un rebelde que responde al nombre de Igor Bezler admite ante un miembro de la seguridad rusa que han derribado el avión. “Es un avión civil… había una gran cantidad de personas a bordo”, dice.

Si son culpables, ¿dónde consiguieron el misil?

Nadie ha reclamado la autoría del ataque, pero los primeros informes indican que la aeronave fue alcanzada por un sistema de misiles tierra-aire BUK. Este misil antiaéreo, desarrollado por la URSS desde 1972, sigue siendo muy popular en las repúblicas exsoviéticas, incluida Ucrania.

El hecho de que Moscú hubiese suministrado directamente un sistema BUK a los prorrusos supondría una grave escalada en el conflicto. El 29 de junio la agencia rusa de noticias ITAR-TASS informó de que un BUK había caído en manos de los separatistas

¿Cómo podrían los rebeldes disponer de tales armas? El general Philip Breedlove, comandante del Mando Europeo de EEUU, aseguró hace días que Moscú proporciona armamento antiaéreo a los separatistas y que les ha entrenado en el uso del mismo. A ello se suma el hecho de que este mismo lunes Kiev perdió en Lugánsk, baluarte prorruso, un avión de transporte militar Anatov An26, derribado por un misil. Un cargo estadounidense citado por The New York Times asegura que el aparato fue alcanzado a una altura de 21.000 pies, algo que sólo podría lograr un arma sofisticada. “Durante el mes pasado, el flujo desde Rusia de armamento pesado y suministros a los separatistas se ha incrementado”, indica.

El hecho de que Moscú hubiese suministrado directamente un sistema BUK a los prorrusos supondría una grave escalada en el conflicto. El pasado 29 de junio la agencia rusa de noticias ITAR-TASS informó de que un BUK había caído en manos de los separatistas, sin especificar si había sido robado a fuerzas rusas o ucranianas. Ayer, poco después de que se estrellase el MH17, la propia agencia desmintió la noticia. Además, una información de Associated Press (AP) difundida el miércoles indicaba que “periodistas de AP han visto una lanzadera similar al sistema de misiles BUK cerca de la ciudad ucraniana de Snezhnoye, que controlan rebeldes prorrusos”.

El mensaje que borró un líder rebelde

Los primeros informes aseguran que el avión volaba a una altitud de 32.800 pies cuando fue derribado. Los MANPADS, o sistemas de defensa aérea portátiles, no pueden alcanzar esa altura, lo que evidencia que se utilizó algo similar a un BUK, que puede hacer blanco en una aeronave a 72.000 pies.

Los cabecillas de la República Popular de Donétsk han negado disponer de armamento para abatir un avión que vuele a más de 10.000 pies. Sin embargo, al tiempo que el MH17 era derribado, Radio Free Europe informó de que el líder rebelde Igor Strelkov anunciaba en la red social Vkontakte (el Facebook ruso) que sus hombres habían alcanzado un avión de transporte ucraniano. “Acabamos de derribar un avión en las inmediaciones de Torez, un AN-26… Habíamos advertido que no se sobrevolase nuestro espacio aéreo. Tenemos vídeos que lo confirman. El pájaro cayó sobre una pila de desperdicios. No dañó zonas residenciales. No hubo civiles heridos”. Poco después de que saltase la noticia sobre el vuelo de Malaysian Airlines, Strelkov borró su comentario.