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Y después de Obama... ¿Bush III?
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SE PERFILA CON FUERZA COMO CANDIDATO EN 2016

Y después de Obama... ¿Bush III?

¿Volverá el apellido Bush a la Casa Blanca? La carrera hacia la presidencia se calienta. Y entre los favoritos por el Partido Republicano se abre paso Jeb Bush

Foto: Jeb Bush presenta a su hermano, el expresidente George W. Bush, durante un acto de recaudación de fondos en Orlando, Florida, en una imagen de archivo. (Reuters
Jeb Bush presenta a su hermano, el expresidente George W. Bush, durante un acto de recaudación de fondos en Orlando, Florida, en una imagen de archivo. (Reuters

¿Volverá el apellido Bush al Despacho Oval? La carrera hacia la presidencia ya se está calentando en Estados Unidos y los pretendientes empiezan a airear sus ambiciones y a asomar la patita. Queda aún mucho camino por recorrer hasta noviembre de 2016, pero entre los favoritos para la candidatura por el Partido Republicano se abre paso John Ellis (Jeb) Bush, de 61 años, hermano e hijo de presidentes.

Nacido en Texas en febrero de 1953, tiene un perfil muy distinto al de George W. Bush, con quien mantiene una relación cordial pero no demasiado estrecha. Los amigos de familia los describen como los típicos hermanos de caracteres opuestos. Jeb, dicen, está mucho mejor preparado, es reflexivo y cerebral, pero cuenta con menos don de gentes, un círculo de amistades más reducido y nula capacidad para delegar responsabilidades.

Jeb, dicen, está mucho mejor preparado que George, es reflexivo y cerebral, pero cuenta con menos don de gentes, un círculo de amistades más reducido y nula capacidad para delegar responsabilidades

Curiosamente, a Jeb siempre se le consideró el favorito para tomar el relevo de 'Bush padre' en la saga familiar. Era él quien estaba destinado a mantener el apellido en la alta política. La cosa cambió en 1994, cuando perdió las elecciones a gobernador de Florida, al tiempo que su hermano las ganaba en Texas. Enfrentados al espejo electoral, resultó que la 'oveja negra' salía mejor parada que el hijo predilecto. Jeb, es cierto, ganó después dos veces, en 1998 y 2002, realizando una gestión relativamente exitosa, aunque manchada al final, cuando dejó la economía en recesión.

La candidatura de Jeb Bush a la presidencia tiene hoy sentido para el Partido Republicano por muchos motivos, todos de cálculo estratégico y propiciados por la sangría de votos que sufren los conservadores y por las divisiones internas. Para empezar, la saga de los Bush sigue siendo capaz de movilizar miles de donantes de peso para pagar la campaña, algo que Jeb podría haber empezado a sondear ya, según dijo recientemente su propio hijo, George P. Bush.

El pedigrí familiar suena también a garantía de estabilidad para el sector conservador del partido. Es, para entendernos, un representante de “las esencias del Viejo Gran Partido” (que dirían sus partidarios) o de la “casta corporativa” (como los llaman sus rivales en sus propias filas). Las multinacionales y los intereses financieros, alérgicos a las sorpresas políticas, también tenderían a bascular del lado de los Bush, llegado el caso.

Jeb Bush durante una jornada de golf en Monterrey, California (Reuters).
A Jeb se le percibe como un “moderado”, marca que cotiza al alza últimamente, tras los descalabros protagonizados por el Tea Party y el ala más joven del partido. "Jeb Bush es mi amigo. Pienso que sería un gran presidente. Yo lo he estado empujando en esa dirección durante bastante tiempo", reconoció la semana pasada el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, uno de los pesos pesados del ala 'tradicional' y hasta hoy mayoritaria.

A Jeb se le percibe como un moderado, marca que cotiza al alza tras los descalabros del Tea Party. Además, es uno de los pocos republicanos que puede pescar votos latinos sin ser hispano

Otra de las claves es que Jeb Bush es uno de los pocos republicanos capaz de pescar votos latinos sin ser hispano. No sólo por su expediente como gobernador de Florida, sino también por su matrimonio con la mexicana Columba Garnica Gallo, con quien dice hablar español en la intimidad. El 'tercero' de los Bush siempre ha mantenido una actitud dialogante frente a las organizaciones de inmigrantes y se ha mostrado partidario varias veces de sacar adelante una reforma que ofrezca algún tipo de estatus legal a los más de 11 millones de 'sin papeles' que viven en el país.

No es en absoluto un asunto secundario. Muchos republicanos, como el excandidato presidencial y senador John McCain, están convencidos de que, con el electorado hispano en contra, nunca van a volver a la Casa Blanca. Representan ya el 17%de la población y, aunque sus tasas de abstención son tradicionalmente altas, tienen el 11%de los votos.

El 'Sunshine State' en el bolsillo

El tercer elemento de peso a favor de Jeb Bush es haber sido gobernador de Florida, donde sigue teniendo muchos seguidores y despierta simpatías. Ocurre que el 'Sunshine State' es el más poblado de los estados cuyos votos se disputan en todas las elecciones demócratas y republicanos. Desequilibrar la balanza de Florida hacia el lado conservador es una de las mayores aportaciones que se puede hacer en la carrera hacia la presidencia de EEUU.

Jeb Bush firma copias de su libro 'Inmigration Wars' en una libreria de Simi Valley (Reuters).
Si finalmente entra en la pelea, es posible que tenga que fajarse sin cuartel con otros valores en alza de su partido. Empezando por Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey a quien no conviene dar por muerto a pesar del escándalo que protagonizó hace unos meses, cuando se sospecha que ordenó provocar un interminable atasco en el puente George Washington para perjudicar a un rival.

Desequilibrar la balanza de Florida hacia el lado conservador es una de las mayores aportaciones que se puede hacer en la carrera hacia la presidencia de EEUU

Entre el resto de favoritos también se cobran terreno tres congresistas que orbitan alrededor del Tea Party: los hispanos Marco Rubio y Ted Cruz; y el “libertarian” Rand Paul. A ellos se les podrían unir otros candidatos menos mediáticos, pero con un perfil más sosegado y de consenso, como por ejemplo el gobernador de Wisconsin, Scott Walker. Pasadas las primarias, Jeb Bush tendría que enfrentarse con el candidato demócrata, otra quiniela distinta en la que también asciende la figura de Hillary Clinton. “Bush vs. Clinton 2016. ¿En esto te has quedado, América?”, podía leerse esta semana en Twitter.

En cualquier caso, el primer obstáculo que tiene que superar Jeb Bush es la oposición de las mujeres de su familia. A su esposa, Columba, no le hace ninguna gracia ser primera dama. Interesada más en las exposiciones de arte y los libros que en la política y la economía, nunca llevó bien la exposición mediática de su familia y ha intentado sacar a su marido de la profesión desde que era gobernador. También su anciana madre, Barbara Bush, de 88 años, ha dicho que no quiere volver a ver a uno de sus seres queridos a diario en las noticias. “Estados Unidos ya ha tenido suficientes Bush”, sentenció.

La familia se reunirá este verano, como cada año, en la impresionante finca de recreo de Kennebunkport, en el norteño estado de Maine. Se espera que allí, todos juntos, terminen de decidir si merece la pena sacar a la pista al último de los Bush…. Por ahora.

¿Volverá el apellido Bush al Despacho Oval? La carrera hacia la presidencia ya se está calentando en Estados Unidos y los pretendientes empiezan a airear sus ambiciones y a asomar la patita. Queda aún mucho camino por recorrer hasta noviembre de 2016, pero entre los favoritos para la candidatura por el Partido Republicano se abre paso John Ellis (Jeb) Bush, de 61 años, hermano e hijo de presidentes.

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