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El rey del ladrillo francés pierde la batalla de las 'telecos' pese al apoyo del Gobierno
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MARTIN BOUYGUES, EL "MEJOR AMIGO" DE SARKOZY

El rey del ladrillo francés pierde la batalla de las 'telecos' pese al apoyo del Gobierno

La derrota es una dolorosa afrenta. El empresario emblemático de la derecha ha perdido ante un rival que no dispone del apoyo de las élites francesas

Foto: Martin Bouygues junto a Nicolas Sarkozy durante la investidura del presidente Alassane Quattara en Costa de Marfil (Reuters).
Martin Bouygues junto a Nicolas Sarkozy durante la investidura del presidente Alassane Quattara en Costa de Marfil (Reuters).

Se puede ser “el mejor amigo de Sarkozy”, el favorito del Gobierno socialista, el número uno de la televisión privada y, sobre todo, el rey del ladrillo. Pero todos esos atributos no le han evitado a Martin Bouygues una de las derrotas más humillantes en la historia empresarial de Francia.

El pasado sábado el grupo de comunicación y telecomunicaciones Vivendi decidió, tras siete años de estudio de la operación y tres meses de negociaciones, vender su filial de telefoníaSFRa Altice/Numericable, que competía con el poderoso grupo Bouygues en la carrera por su adquisición.La guerra entre ambas compañías ha terminado convirtiéndose en la madre de todas las batallas empresariales en este país. El perdedor, Bouygues, ha jugado todas las cartas –políticas, sindicales, mediáticas y legales– para impedir la victoria de su rival. Ninguna ha tenido el efecto pretendido.

Altice/Numericableha pagado finalmente un total de 17.000 millones de euros a Vivendi (13.500 en efectivo, 750 más tarde y el 20% de la empresa que surja de la fusión). La oferta lanzada por Bouygues en el último minuto obligó a Numericable a elevar su propuesta en 2.000 millones entre el viernes y el sábado. Fue una maniobra diseñada más para hacer daño al enemigo que para obtener la victoria final en la contienda.

Para Bouygues, uno de los líderes mundiales de la construcción, la derrota supone una dolorosa afrenta. El empresario emblemático de la derecha ha perdido ante un rival que no dispone de los apoyos que las élites francesas se ofrecen entre sí

Para Martin Bouygues, presidente y director ejecutivo del grupo que lleva su nombre, la derrota supone una dolorosa afrenta. Ha perdido ante un empresario menos conocidoy que no dispone de los apoyos que las élites francesas se ofrecen entre sí… siempre, por supuesto, a buen precio.

Bouygues es uno de los líderes mundiales de la construcción, el rey indiscutible del ladrillo francés. De cara al público, es más conocido por ser el dueño de la cadena privada de televisión TF1, la campeona con diferencia en la guerra de las audiencias y matriz de la primera cadena de información 24 horas que nació en Francia, LCI (La Chaîne Info).

Como tradicional patrón francés, Bouygues nunca ha huido de la foto al lado del político de turno. Padrino de un hijo de Nicolas Sarkozy y testigo de la boda del expresidente con Cecilia Attias, el rey del ladrillo pasa por ser el empresario emblemático de la derecha. Su cadena TF1 ha sido siempre criticada por la izquierda por jugar a favor de los partidos que se han opuesto al socialismo francés en los últimos lustros.

Bouygues asiste a una carrera en el hipódromo de Longchamp, cerca de París (Reuters).Bouygues, la opción patriótica

En su lucha por derrotar a Patrick Drahi, director general de Altice/Numericable, Bouygues ha contado, sin embargo, con el apoyo del Gobierno socialista. En efecto, en plena remodelación gubernamental, el nuevo responsable de Economía, Arnaud Montebourg, no dudó en declarar su predilección por la opción Bouygues. Montebourg, conocido por su nacionalismo económico, su aversión a las normas dictadas por Bruselas y al rigor económico auspiciado por Berlín, jugó la carta patriotera y se dejó varias plumas. El campeón del made in Francia se vio obligado a dar un paso atrás ante una decisión soberana de una empresa privada como Vivendi. El intervencionismo estatal quedó en entredicho y el prestigio del ministro, en ridículo.

Montebourg jugó la carta patriótica y se dejó varias plumas. El campeón del 'made in Francia' se vio obligado a dar un paso atrás ante la decisión de Vivendi. El intervencionismo estatal quedó en entredicho y el prestigio del ministro, en ridículo

Para justificar su posición, Montebourg argumentó que Bouygues es una empresa cien por cien francesa y que, en cambio, el dueño de Numericable tiene su residencia en Suiza, la empresa cotiza en la Bolsa de La Haya y su sede social está ubicada en Luxemburgo. Para el Consejo de Vigilancia de Vivendi y sus accionistas, estos argumentos fueron a parar a la papelera directamente. El sindicato Force Ouvriere (FO) se subió al carro nacionalista a través de su jefe el mismo sábado. Tampoco fue escuchado. En estas guerras, el único sonido agradable es el rumor del cash.

En Francia coexisten cuatro grandes operadores telefónicos: Orange, la compañía líder; Bouygues, que la sigue de cerca; SFR –ahora en manos de Numericable–; y Free. Esta última, propiedad del emprendedor progre Xavier Niel, ha pulverizado el mercado con sus ofertas a bajo precio. Cabe destacar que Francia es uno de los países con las ofertas de precios de telefonía y cable más asequibles de toda Europa.

Drahi, rey del cable y discreto cerebro de las finanzas

Patrick Drahi, de 50 años, no es tan francés como Bouygues. Nacido en Casablanca en el seno de una familia de judíos sefardíes, es un cerebro de las telecomunicaciones y las finanzas. Si Bouygues es el rey del ladrillo, Drahi es el rey del cable. Amasó su fortuna a través de la compra y reventa de cableoperadores en Francia. Fichado por la compañía norteamericana UPC antes de la explosión de la burbuja de internet, fijó su residencia en Suiza. En su afán comprador, se hizo también con la israelí Hot, pero para ello tuvo que solicitar la nacionalidad de ese país.

placeholder El empresario Patrick Drahi, fundador de Numericable, en una imagen de archivo (Reuters).

Según publicaron ciertos medios, Montebourg ordenó investigar si Drahi renunció para ello al pasaporte francés. Siguiendo el ejemplo de otros magnates, el rey del cable ha montado también su televisión. Se trata del canal de información inews24, que emite desde Tel Aviv en francés, inglés y árabe. Además, Drahi se ha lanzado también a la industria de los contenidos: a través de la panameña Jainville tiene participaciones en cadenas de televisión como Ma Chaîne Sport, Vivolta, Shorts TV y Newslux.

Drahi, de 50 años, no es tan francés. Nacido en Casablanca en el seno de una familia de judíos sefardíes, es un cerebro de las telecomunicaciones y las finanzas. Si Bouygues es el monarca del ladrillo, Drahi es el rey del cable

Altice/Numericable ha desplegado también sus tentáculos en Suiza, Portugal o República Dominicana. Durante sus años de conquista, sus apoyos financieros han sido el fondo británico Cinven y el norteamericano Carlyle, cuya participación en Numericable acaba de adquirir Drahi.

El 'rey' jura venganza

Desde el punto de vista del consumidor, la guerra de precios a la baja le ofrece un agradable respiro. Desde el punto de vista social, ultrasensible para el nuevo Gobierno de Manuel Valls, Drahi ha prometido que mantendrá todos los puestos de trabajo durante los próximos tres años. Bouygues también había manifestado su compromiso de no acometer despidos, pero, en principio, Numericable es más fiable ya que no tiene negocio telefónico. Bouygues y SFR habrían estado obligados a fusionar personal, oficinas, tiendas, etcétera… Más de 5.000 personas habrían perdido su empleo.

Derrotado y humillado,Martin Bouyges ha jurado venganza, según su círculo de confianza. “Haremos todo lo posible para impedir el acuerdo”, han llegado a declarar sus acólitos. El proceso de aprobación por parte de la Autoridad de la Competencia puede demorarse hasta finales de año. Mientras, el vendedor, Vivendi, se frota las manos tras la guerra y promete un dividendo excepcional a sus accionistas. Su buque insignia, Canal+, va a ser transformado en el “campeón audiovisual de la era digital”. Vivendi se prepara también para cambiar de presidente. Jean-René Fourtou, héroe del pelotazo, va a ceder el mando a otro industrial de éxito y millonario francés, Vincent Bolloré.

Se puede ser “el mejor amigo de Sarkozy”, el favorito del Gobierno socialista, el número uno de la televisión privada y, sobre todo, el rey del ladrillo. Pero todos esos atributos no le han evitado a Martin Bouygues una de las derrotas más humillantes en la historia empresarial de Francia.

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