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Norte contra sur, también dentro de Europa
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alemania, bélgica y suiza limitan la inmigración

Norte contra sur, también dentro de Europa

Alemania y Bélgica han aprobado medidas para limitar la estancia de extranjeros en busca de trabajo acogiéndose a una directiva comunitaria de 2004

Foto: Marcha europea de inmigrantes sin papeles en Basilea, Suiza. (EFE)
Marcha europea de inmigrantes sin papeles en Basilea, Suiza. (EFE)

El fenómeno migratorio no sólo afecta a las relaciones de Europa con África y Asia. En los últimos meses también se ha destapado como un problema intraeuropeo. Los países del centro y del norte recelan de la llegada de los europeos del sur que escapan del paro y los problemas económicos en busca de una oportunidad laboral. Bélgica y Alemania han sido los primeros Estados de la Unión Europea en proponer límites a la inmigración comunitaria. Pese a no pertenecer a la UE, Suiza también ha aprobado en referéndum esta política.

Estas decisiones han tenido bastante repercusión en nuestro país, toda vez que afectan a un buen número de emigrantes. Por ejemplo, un estudio presentado recientemente por el Gobierno presidido por Angela Merkel cifra en más de 120.000 los españoles que vivían en Alemania en 2012, año en el que llegaron 23.345. Estas cifras difieren mucho de las registradas por el Padrón de Españoles de Residentes en el Extranjero, que sólo computan las inscripciones en embajadas y consulados, y según el cual a 1 de enero de 2013 había 54.358 ciudadanos españoles en el país teutón.

Cifras aparte, los límites a la inmigración impuestos por Bélgica y Alemania se acogen a la normativa europea. La Directiva 2004/38 garantiza el derecho de residencia de los ciudadanos europeos en otro Estado miembro durante un máximo de tres meses.

El problema surge cuando un inmigrante desea permanecer en el país durante más tiempo. En este caso ha de cumplir una de las siguientes condiciones: ejercer una actividad económica, ser estudiante o disponer de recursos suficientes y un seguro de enfermedad “para no convertirse en una carga para la asistencia social del Estado miembro anfitrión”.

Acogiéndose a esta directiva y sobre todo a esta última parte, Bélgica fue el primero en legislar en esta dirección. La ley belga establece que un inmigrante que quiera permanecer en el país debe ingresar al menos 1.308 euros mensuales. En caso contrario, los extranjeros serán obligados a abandonar dicho territorio. Por este motivo y hasta mediados de febrero, el Ejecutivo belga había echado a 323 españoles, la tercera nacionalidad europeamás expulsada.

Siguiendo esta línea, Alemaniaanunció el pasado miércoles un plan para restringir la estancia de los inmigrantes que carecen de recursos. Entre otras medidas, los Ministerios de Interior y Trabajo han propuesto limitar la concesión de permisos de residencia de tres a seis meses para la búsqueda de empleo. Es decir, los inmigrantes tendrán un máximo de medio año para encontrar trabajo en Alemania. Si no tienen suerte, deberán abandonar el país.

Límites "en el respeto de la preferencia nacional"

El caso suizo difiere de los de Bélgica y Alemania. Si en los dos países comunitarios las medidas fueron propuestas por los respetivos Gobiernos, en Suiza fue el partido de extrema derecha Unión Democrática de Centro (UDC) el impulsor de un referéndum para “controlar de manera autónoma la inmigración masiva”. La medida recibió el apoyo del 50,3% de los votos, con una participación del 56,5%.

El texto insta a poner cuotas anuales de inmigrantes “en función de los intereses económicos globales de Suiza y en el respeto de la preferencia nacional”. Entre los motivos que aducen los partidarios de limitar la inmigración se encuentra el dumping salarial, según el cual los empresarios podrían ofrecer menos sueldo a los extranjeros del que están obligados a pagar a los ciudadanos suizos.

La medida viola el acuerdo de libre circulación firmado con la Unión Europea en 2002, por lo que debería ser revisado antes de la entrada en vigor de la nueva ley, prevista para dentro de tres años.

El fenómeno migratorio no sólo afecta a las relaciones de Europa con África y Asia. En los últimos meses también se ha destapado como un problema intraeuropeo. Los países del centro y del norte recelan de la llegada de los europeos del sur que escapan del paro y los problemas económicos en busca de una oportunidad laboral. Bélgica y Alemania han sido los primeros Estados de la Unión Europea en proponer límites a la inmigración comunitaria. Pese a no pertenecer a la UE, Suiza también ha aprobado en referéndum esta política.

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