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Israel, el primer país que convierte la 'porno venganza' en un delito
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PENAS DE prisión por difundir vídeos sexuales

Israel, el primer país que convierte la 'porno venganza' en un delito

Israel se convierte en el primer país del mundo que convierte en delito la porno-venganza, la publicación de fotos o vídeos sexuales de parejas o exparejas

Foto: Portada de la web estadounidense End Revenge Porn (E.R.V.).
Portada de la web estadounidense End Revenge Porn (E.R.V.).

Israel se ha convertido este enero en el primer país del mundo que convierte en delito la llamada “porno venganza”, esa canallada al alza que consiste en publicar fotos o vídeos comprometidos de parejas o exparejas, sin su consentimiento, en las redes sociales, en sistemas de mensajería instantánea o incluso en webs de pornografía, con el único fin de hacer daño cuando la relación ya no puede seguir adelante.

Hasta ahora, sólo dos estados norteamericanos –California y Nueva Jersey– habían legislado contra esta práctica, además del estado australiano de Victoria, conmocionado tras el suicidio de un adolescente. Para ello, Israel ha modificado su ley sobre acoso sexual, que data de hace 15 años, y se ha adaptado a las nuevas amenazas al catalogar este ciberacoso como delito sexual y, a sus víctimas, como abusadas sexualmente. Se contemplan penas de hasta cinco años de cárcel.

La iniciativa israelí no parte de una sobreabundancia de casos respecto a otros lugares del mundo, sino de una anécdota particular que le ocurrió a la diputada Yifat Kariv, del partido centrista Yesh Atid, hoy principal socio de Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu. Kariv explica en la Knesset, el Parlamento, que un día recibió vía WhatsApp las imágenes de un conocido teniendo sexo con su exnovia, un mensaje que el hombre mandó por distintas vías a decenas de miles de personas. El shock fue importante. “¿Cómo una cosa así podía permanecer impune?”, se preguntó. Así que presentó una iniciativa parlamentaria para retocar la ley en vigor, que ha logrado el apoyo unánime de sus colegas diputados.

“¿Quieres ser un delincuente sexual toda tu vida?”

“¡Es que no es una broma!”, afirma, indignada. “Estamos hablando de actos que pueden hundir la vida de una persona, y más aún si el agredido es un menor de edad. Es un fenómeno muy peligroso que debíamos eliminar y lo hemos hecho”, explica la legisladora. En los medios israelíes se ha repetido mucho estos días una especie de eslogan que ha acuñado Kariv: “Si te retratas teniendo sexo, piensa bien primero qué haces y con quién lo haces. Y si no quieres ser un delincuente sexual toda tu vida, controla lo que haces con lo que grabas en privado”.

En el debate parlamentario se destacó no sólo la novedad del delito, sino el espaldarazo a quien sufre esta persecución, que desde ahora son entendidas como “víctimas de violaciones virtuales”, porque es eso, y no otra cosa, añade la parlamentaria de Yesh Atid, lo que se le hace con esta exposición pública de su privacidad en momentos de “absoluta intimidad y desprotección”. “Por eso, la ley es un gran avance legislativo pero también es, sobre todo, un avance ético, un gran logro para las víctimas”, añade.

Aliza Lavie, presidenta de la Comisión de la Mujer en la Cámara israelí, compañera de partido de Kariv y, como ella, “preocupada madre de cuatro hijos”, abunda en que debe ser “obligatorio” para los países desarrollados, donde los nuevos medios están plenamente implantados, poner al día sus normativas y sancionar estos comportamientos, hasta ahora insólitos, o de lo contrario “quedarán impunes delitos terribles” como este. Sin embargo, entiende que esto es sólo el primer paso, el de la ley, un “logro” en la pelea que debe incluir “a los padres y a los profesores, porque la perversión y la falta de valores comienza muy atrás y hay que corregirlos con educación y sentido de la humanidad”. “No todo es tecnología”, recuerda.

Lavie confirma que el añadido a la ley israelí incluye matices, por lo que no castigará a quien cuelgue una imagen por error –“puede pasar con estos nuevos teléfonos inteligentes y tabletas, tan sensibles al tacto”– o cuando haya contenido de interés público que justifique la difusión, con lo que se ha acallado a los que temían que se dañase la libertad de expresión.

Vidas destrozadas

La Asociación por los Derechos Civiles de Israel (ACRI, por sus siglas en inglés) confía en que las víctimas, pese al miedo y la vergüenza, se animen a denunciar ahora que están protegidas. “Lo que les hacen a ellas sí que es una verdadera condena”, afirma Sharon Chai, una de sus abogadas. Los casos que tienen documentados hablan de vidas destrozadas, de gente que deja su casa y su cuidad, que cambia de trabajo e incluso de nombre, que deja de ver a familiares y amigos, que cierra sus cuentas en redes sociales, que se hunde por la ansiedad, los trastornos del sueño, las crisis nerviosas y las depresiones largas y que, a veces, acaban en un intento de suicidio o en la propia muerte.

“Porque está práctica aberrante juega con el amor, pervirtiéndolo, con el placer y su privacidad, con la confianza. Es de lo más hiriente que le pueden hacer a una persona. Siempre ha existido el chismorreo y el chantaje, pero esto es dolor vano y con un gran impacto, pues llega a muchísima gente, muy rápidamente”, añade la letrada.

ACRI está en contacto, por ejemplo, con Kav Laoved Jerusalem, una asociación de ayuda a inmigrantes, donde están ya documentando una denuncia, la de H.G., inmigrante de origen mauritano que se emparejó con un chico israelí hace unos dos años. Tras una ruptura no especialmente traumática, las imágenes de las relaciones sexuales que mantuvo la pareja se han colgado en una página porno con dominio en las Bahamas. El chico, un estudiante, llegó a añadir la dirección de trabajo y el teléfono móvil de la joven, que ha recibido “cientos” de llamadas de “gente que quería ser su cliente”. Su mayor miedo era mover el asunto y darle más publicidad y, sobre todo, que llegase a oídos de su familia, muy conservadora.

Es muy complicado lograr estadísticas de una práctica no considerada delito en el mundo. Sin embargo, en Estados Unidos existe una página web, End Revenge Porn,algo así como fin a la porno venganza, donde se tratan de sistematizar los casos. Según sus conclusiones, uno de cada diez amantes ha amenazado alguna vez a su pareja con exponer material comprometido y el 60% de ellos ha cumplido esas amenazas. El 90% de las víctimas son mujeres, el 93% han sufrido un “significativo daño emocional” al afrontar esta exposición humillante y el 49% ha sido acosado por algunas de las personas que recibieron el material.

Israel se ha convertido este enero en el primer país del mundo que convierte en delito la llamada “porno venganza”, esa canallada al alza que consiste en publicar fotos o vídeos comprometidos de parejas o exparejas, sin su consentimiento, en las redes sociales, en sistemas de mensajería instantánea o incluso en webs de pornografía, con el único fin de hacer daño cuando la relación ya no puede seguir adelante.

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