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El 'indignado' que gobernará Nueva Delhi
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Arvind kejriwal, activista del '15m' indio

El 'indignado' que gobernará Nueva Delhi

Arvind Kejriwal, activista del '15M' indio, se convirtió ayer en el nuevo gobernador de la capital del país. Su discurso contra la corrupción ha obrado el 'milagro'

Foto: Kejriwal, en su toma de posesión (Reuters)
Kejriwal, en su toma de posesión (Reuters)

El activista anticorrupción Arvind Kejriwal se vistió el sábado con un jersey azul de pico, camisa de cuadros y gorro blanco y subió al metro de Nueva Delhi. Su destino era la explanada Ramlila, escenario habitual de protestas y mitines. Una muchedumbre de 100.000 personas tocadas con la misma gorra que él celebraban festivas la 'revolución' que estaba a punto de culminarse. Allí, este 'indignado' de anodino aspecto de oficinista juró el cargo como jefe del Gobierno de la capital india. El exfuncionario de Hacienda respondía así a los principales partidos políticos que le habían acusado de antidemócrata cuando lideró protestas contra el corrupto sistema indio. Las leyes no se cambian en la calle sino en el Parlamento, le espetó el poder. Kejriwal creó el Partido Aam Admi (AAP, Partido del Hombre Común) y contra todos los pronósticos gobierna la ciudad más importante del gigante asiático tras las recientes elecciones municipales. Los 'indignados' indios han tomado el poder en la capital.

“No podíamos imaginar una revolución como ésta en Nueva Delhi”, dijo el activista y ahora político a la multitud que entonaba canciones patrióticas en una ceremonia llena de simbolismo. El escenario era el mismo donde Kejriwal había lanzado junto al gandhiano Anna Hazare un movimiento de protesta en 2011, que se comparó con el 15M y Occupy Wall Street.

Kejriwal no ha ahorrado en gestos de desdén contra el elitismo de la clase política india. La familia del nuevo mandatario asistió al evento con el público en lugar de sentarse en la cómoda zona reservada a las autoridades. Y ya rechazó días antes la seguridad de la Policía, el coche oficial con luz roja en el techo y la vivienda que el Gobierno concede a su cargo. Vivirá en un apartamento. Un ejemplo que seguirán sus ministros.

"¿Quién es ese Kejriwal?"

El activista ha logrado la improbable hazaña de convertir un movimiento de protesta en un partido político y alcanzar el poder. En las elecciones municipales de Nueva Delhi de comienzos de diciembre, la formación chovinista hinduista Bharatiya Janata Party (BJP) ganó 32 escaños, el AAP logró 28 y el Partido del Congreso, de la familia Nehru Gandhi, obtuvo ocho, tras 15 años gobernando la capital. El BJP rechazó gobernar en minoría y el AAP lo hará con apoyo externo del Congreso.

Los seguidores del AAP aguardan el discurso de Kejriwal (Efe).El político de 45 años había prometido en numerosas ocasiones que no se aliaría con los otros partidos, a los que acusa de corrupción. Pero tras las elecciones celebró un improvisado referéndum en Delhi en el que participaron 700.000 personas a través de correos, mensajes de texto y llamadas. Un 74% de ellas estuvo a favor de que formase Gobierno con la ayuda del derrotado Partido del Congreso, quegobierna el país.

El espectacular debut del AAP fue un 'milagro'que nadie se esperaba. La misma mañana de las elecciones, Sheila Dikshit, la todopoderosa primera ministra de Delhi desde 1998, despreció a su rival. “¿Quién es Arvind Kejriwal?, preguntó desdeñosa a la prensa. Cuatro días más tarde el veredicto era claro.Kejriwal venció a Dikshit en su propio distrito por una diferencia de más de 25.000 votos de 70.000 posibles.En un gesto de rencor, ni Dikshit ni ningún miembro del Congreso acudieron a la toma de posesión. Hoy se cumplía el 137 aniversario de esta formación y quizás decidieron no celebrarlo con el hombre que les ha infligido una de sus mayores derrotas electorales.

Campaña estilo 'comando'

El exfuncionario decidió pelear contra Dikshit en su propia circunscripción, un gesto que muchos pensaron que supondría el final político del activista. Pero movimientos audaces como éste y una campaña estilo 'comando'obraron el 'milagro'. Sin un gran presupuesto para promocionar su partido, Kejriwal optó por opciones poco convencionales. Estudió los métodos de Barack Obama para recaudar fondos por internet: en tres meses recaudó 300.000 euros en pequeñas donaciones.Y analizó cómo los participantes en las protestas árabes se comunicaban a través de las redes sociales.

Sin dinero para pagar carteles publicitarios, usó rickshaws-triciclos motorizados que hacen las veces de taxis- para propagar su mensaje. Hombres-anunciose coloraron en intersecciones estratégicas. Reclutó a 120.000 voluntarios que visitaron casa tras casa para discutir el alto precio de los alimentos o los problemas con la electricidad.

Kejriwal lanzó ataques contra el establishmentpolítico y económico. Señaló al yerno de Sonia Gandhi, la presidenta del Partido del Congreso y la persona más poderosa de la India, por sus oscuros negocios; a la mayor compañía de construcción india, DLF, y al mayor conglomerado empresarial del país, Reliance Industries.

También se sentó en el suelo junto a vecinos de barrios de Delhi para escuchar sus problemas y preocupaciones. Una de sus promesas es el swarajo autogobierno, un concepto popularizado por Mahatma Gandhi. Consiste en que las propias comunidades deciden cómo invertir el dinero público en sus zonas.

De símbolo, una escoba

Pero fue sobre todo su campaña contra la corrupción la que le ganó el apoyo de los votantes. No en vano el símbolo electoral del AAP es una escoba. En los últimos años una sucesión de grandes escándalos financieros ha creado un malestar sin precedentes entre la población. En 2010 se descubrió la concesión de licencias de telefonía móvil de forma fraudulenta por parte del Ministerio de Comunicaciones, que le costó al Estado 30.000 millones de euros. Dos años más tarde una auditoría pública desveló que empresas privadas obtuvieron 150.000 millones de euros de forma ilícita a través de explotaciones de yacimientos de carbón concedidas sin subasta. Son dos casos, la lista es larga.

Pero en la India la corrupción no solo se da en las altas esferas: para obtener un pasaporte es necesario pagar un soborno, al igual que para un certificado de nacimiento o defunción, conseguir plaza en un colegio público, que te atienda un médico de un hospital público, el pago de la pensión...“Si alguien os reclama un soborno, pagadlo y llamad a un teléfono que activaremos en dos días. Capturaremos al culpable”, afirmó Kejriwal ayer sábado. Sobre este mantra contra la corrupción, que repite desde 1999, ha cimentado su carrera de activista y político.

Celebración en su toma de posesión (Reuters).Del funcionariado al activismo

Nacido en 1968 en una familia de clase media, Kejriwal se licenció en ingeniería eléctrica en uno de los prestigiosos Institutos de Tecnología de la India en 1989. Se unió a la multinacional india Tata y tres años después aprobó las oposiciones de funcionario de Hacienda.Cansado de las prácticas corruptas de sus compañeros, fundó en secreto la ONG Parivartan (Cambio) para ayudar a los ciudadanos a conseguir que les abonasen la pensión sin tener que pagar sobornos en el año 2000.

Tras cuatro años de baja voluntaria, tuvo que decidir entre la seguridad del funcionariado o la incertidumbre del activismo. Abandonó su plaza pública y se embarcó en una campaña para pedir la creación de una ley de transparencia junto con otros cruzados. En 2002, ante la presión social, el Gobierno aprobó una ley de información para los ciudadanos.

En 2006, Kejriwal recibió el premio Ramon Magsaysay, considerado el Nobel asiático, por “su activismo en el movimiento por la ley de la información y por emponderar a los ciudadanos más pobres de Delhi para luchar contra la corrupción”.

El siguiente paso del activista, casado y con dos hijas, fue la lucha por la creación de una agencia estatal independiente que investigase casos de corrupción y con poder para llegar incluso al primer ministro. La lucha por esta legislación, llamada Lokpal, se remonta a 1968.Para su nueva campaña, Kejriwal reclutó a Anna Hazare,líder asceta de aspecto y métodos gandhianos de 76 años del este del país. “Te convertiré en el Gandhi de la India”, dijo Kejriwal a Hazare.

Juntos lanzaron su campaña en Nueva Delhi, en 2011. Hazare, con sus huelgas de hambre, era el rostro del movimiento. Pero el cerebro organizador era Kejriwal. A pesar de convocar a miles de personas, el movimiento fracasó. Hazare no sería el nuevo Gandhi. Frustrado, Kejriwal decidió entonces fundar un partido político. Su gandhiano aliado rechazó unirse a él y hoy sus relaciones son tensas.

Objetivos nacionales

El AAP trabaja ahora en su expansión nacional para las elecciones generales de primavera de 2014. Fuera de Delhi es poco conocido, pero con un Partido del Congreso en horas muy bajas tras 10 años en el poder nacional y los recelos autoritarios que despierta el candidato del BJP, Narendra Modi, el AAP podría restar muchos votos a los partidos tradicionales.

Kejriwal ha recorrido un largo y difícil camino hasta ser nombrado jefe del Gobierno de la capital. Ahora debe cumplir sus promesas: limpiar la política de corrupción, aprobar una Lokpal más poderosa que la aprobada por el Gobierno del Congreso recientemente, rebajar a la mitad el precio de la electricidad y ofrecer 700 litros de agua gratis al día a los habitantes de una ciudad de 16 millones de personas.

“Ha emergido como una nueva fuerza moral en la política india”, escribió hoy el director de la revista India Today, Aroon Purie, en un editorial. “El desafío ahora es cumplir con las expectativas de un electorado que lo percibe como un salvador”.

El activista anticorrupción Arvind Kejriwal se vistió el sábado con un jersey azul de pico, camisa de cuadros y gorro blanco y subió al metro de Nueva Delhi. Su destino era la explanada Ramlila, escenario habitual de protestas y mitines. Una muchedumbre de 100.000 personas tocadas con la misma gorra que él celebraban festivas la 'revolución' que estaba a punto de culminarse. Allí, este 'indignado' de anodino aspecto de oficinista juró el cargo como jefe del Gobierno de la capital india. El exfuncionario de Hacienda respondía así a los principales partidos políticos que le habían acusado de antidemócrata cuando lideró protestas contra el corrupto sistema indio. Las leyes no se cambian en la calle sino en el Parlamento, le espetó el poder. Kejriwal creó el Partido Aam Admi (AAP, Partido del Hombre Común) y contra todos los pronósticos gobierna la ciudad más importante del gigante asiático tras las recientes elecciones municipales. Los 'indignados' indios han tomado el poder en la capital.

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