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“A ustedes cuatro ya me los he follado. La próxima vez traigan a sus mujeres”
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renuncia eL 'SOLDADO' MÁS VIOLENTO DE KIRCHNER

“A ustedes cuatro ya me los he follado. La próxima vez traigan a sus mujeres”

Con guantes de boxeo y casco, Guillermo Moreno llega a la asamblea de accionistas de Papel Prensa S.A., la única empresa que vende papel de periódico

Foto: Guillermo Moreno y la presidenta Cristina Kirchner saludan a simpatizantes en Buenos Aires (Reuters).
Guillermo Moreno y la presidenta Cristina Kirchner saludan a simpatizantes en Buenos Aires (Reuters).

Con guantes de boxeo y casco, Guillermo Moreno llega a la asamblea de accionistas de Papel Prensa S.A., la única empresa que vende papel de periódico en Argentina, como representante del Gobierno. “No hay ninguna posibilidad de que acá se vote”, advierte el dirigente kirchnerista, mientras eleva su tono de voz. “Nosotros, empezando por este secretario de Estado y todos sus funcionario, varones, se bancan (soportan) lo que se tenga que bancar. Acá no se vota. ¿Está clarito?”, amenaza a gritos. Mientras tanto, un hombre de su equipo de seguridad tapa la cámara; sólo quedarán registros de audio de esa bochornosa reunión. Y Moreno logra su cometido: la asamblea de Papel Prensa se suspende.

Sus interlocutores no se sorprendieron cuando escucharon lo que había sucedido. Insultos, gritos, amenazas de agresión y -sostienen algunos- armas de fuego sobre su escritorio. Así recibía Moreno a los empresarios que citaba ensu despacho. Contradecirlo podía generar momentos de terror. Guillermo Moreno, el funcionario más polémico del kirchnerismo, renunció esta semana como secretario de Estado. Su alejamiento clarifica el rumbo económico, ahora marcado por el flamante ministro de Economía, el joven Axel Kicillof. Pese a sus formas, Moreno será diplomático: ha sido nombrado agregado económico en la Embajada argentina en Italia.

“A ustedes cuatro ya me los he follado de parado. La próxima vez traigan a sus mujeres por favor”, es otra de las frases memorables de Moreno repetía ante ejecutivos de multinacionales. Pero sus modos no eran menos polémicos que sus medidas. Como su principal misión durante los últimos seis años: desmantelar el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec).

El Indec, responsable de los números más importantes de la economía argentina, como la inflación, era un organismo independiente hasta el desembarco de Moreno. Expulsó a todos los matemáticos que no se declararon incondicionales. En Argentina no podía haber inflación. Si la economía decía lo contrario, Patota podía solucionarlo.

Someter a los empresarios para controlar la inflación

Moreno implementó las medidas más polémicas del Gobierno y las imponía, si era necesario, con violencia. Insultos, gritos, amenazas y (sostienen algunos) armas de fuego sobre su escritorio. Así recibía a los empresarios que citaba en su despacho

Pese a que todas las mediciones extraoficiales señalan que la subida de precios supera el 20% anual, el índice de Moreno la ubica en el 3%. ¿Cómo lo hizo? Fue fácil. Manipuló los productos que mide el índice de precios al consumidor y presionó a los empresarios para lograr “acuerdos de precios” que, muchas veces, requerían guantes y cascos. “El ahorro que Moreno le ha permitido al Estado es importante. Por cada punto de dibujo en la inflación, el Estado ha dejado de pagar cerca de 300 millones de dólares que le correspondía por los títulos públicos. Si la inflación es de 20 puntos, hay un ahorro de 6.000 millones de pesos (unos 600 millones de euros). ¿Te parece poco?”, explica a El Confidencial un economista cercano al funcionario.

Guillermo Moreno, alias Nariga o Patota, 58 años, militó desde joven en la Juventud Peronista. Ferretero de profesión, todavía mantiene abierto su negocio en la capital. Se licenció en Economía y, en 1983, abrió su primer local político en el barrio de Palermo. Desembarcó en la función pública en 1989, pero su nombre no cobró relevancia hasta 2002, cuando fue designado como secretario para la Defensa de la Competencia por el expresidente Eduardo Duhalde. Con Néstor Kirchner fue nombrado secretario de Telecomunicaciones y después, en2006, quedó a cargo de la Secretaría de Comercio Interior, donde ejerció de guardaespaldas de los deseos de los Kirchner en política económica.

Moreno era el encargado de ejecutar los planes de Néstor y Cristina: generar miedo y someter al empresariado argentino. No era un simple secretario de Estado. Varios exministros coinciden en que tenía, incluso, un poder superior a ellos: línea directa con la Casa Rosada. Moreno intervino empresas, prohibió exportar carne, restringió las importaciones, exigió la renuncia de ejecutivos, manejó la crisis energética, administró los niveles de los diques, ilusionó a miles de jóvenes con créditos hipotecarios, intervino el mercado cambiario y hasta apagó los hornos de las empresas que gastaban mucho gas en invierno.

La medida más polémica de los últimos años ha sido controlar la adquisición de dólares para pequeños ahorradores. Su precepto se mantiene hasta la actualidad: ningún argentino puede comprar dólares, excepto que justifique un motivo válido para la adquisición de moneda extranjera (por ejemplo, un viaje al exterior).

placeholder Manifestación contra Moreno y su equipo a las puertas del edificio del Indec en Buenos Aires (Reuters).

Un campeón mundial de kickboxing como sombra

La violencia física nunca ha sido un límite para Moreno, que asistía a las manifestaciones escoltado por un grupo de musculosos dirigentes. Jorge Acero Cali, campeón mundial de kickboxing, era su sombra. Como en aquella manifestación del 15 de junio de 2008, cuando se movilizaron exclusivamente hasta la puerta de la residencia presidencial de Olivos para desalojar a un grupo de manifestantes opositores que protestaban contra las medidas del Gobierno, en plena crisis del sector agrícola por el aumento de las retenciones a la soja.

Manifestar otra ideología política también podía justificar una agresión. En la campaña electoral de 2011, militantes de la fuerza opositora Pro denunciaron que, mientras transitaban en una camioneta por la capital, un grupo dekirchneristas los agrediósin mediar discusión previa. “Me dijeron que no tenía nada que hacer ahí. Me bajaron de una camioneta. Vinieron dos personas más y me empezaron a pegar, puñetazos, patadas, me tiraron al suelo”, relató Mario Urcelay. “Moreno me agarró del cuello, me tiró contra un auto y me insultó para que me fuese”, agregó.

Sus modos no eran menos polémicos que sus medidas. Como su principal misión durante seis años: desmantelar el Indec, responsable de los números más importantes de la economía, un organismo independiente hasta el desembarco de Moreno. Expulsó a todos los matemáticos que no se declararon incondicionales

Era habitual verlo en la Plaza de Mayo secundando los gritos a favor del Gobierno. Moviendo sus manos sobre su cabeza, en una típica arenga popular argentina. Ese fue el escenario de su imagen más famosa. En plena crisis con el campo, a la espera de un discurso de la presidenta, Moreno estaba rodeado de los más importantes funcionarios en una platea improvisada sobre la plaza. A su lado, Martín Lousteau, entonces ministro de Economía. De repente, las cámaras de televisión lo enfocan: Moreno mueve las manos en una discusión acalorada. Levanta la derecha y la pasa, como un puñal, sobre su cuello en un claro gesto de degüello. “Estábamos discutiendo sobre política económica hasta que me dijo: ‘Vos no entendés. Acá trazamos una línea. Al que queda del otro lado le cortamos la cabeza’”, relató Lousteau años después.

La Justicia definirá su futuro

Moreno demandó a quienes se atrevieron a plantarle cara, pero perdió cada una de esas disputas. Algunas causas judiciales llegaron a más: fue procesado por abuso de autoridad por haber intimidado y después de haber impuesto una millonaria multa a una consultora privada que quiso medir la inflación.

Horas después de haber dimitido, la oposición volvió a cargar contra el exfuncionario. Pidieron que se le prohíba salir de Argentina porque su alejamiento puede entorpecer las investigaciones judiciales en curso. Moreno ya ha sido designado como agregado comercial en Italia por el Gobierno. La Justicia definirá si puede desempeñarse como diplomático.

placeholder Guillermo Moreno durante una conferencia de prensa con un chapa de YPF (Reuters).

“Moreno ha sido un personaje impropio de un gobierno democrático. Los fracasos de sus políticashan sido por su ineficacia. Ha dañado a los sectores económicos, no ha solucionado los temas de su competencia, ha agrandado y ha creado sus dificultades en distintas áreas. Pero tan grave como sus decisiones económicas ha sido su abuso de autoridad. Las persecuciones como mecanismo de presión”, resume el exministro de Economía Miguel Peirano, que dejó el cargo por un enfrentamiento con Napia.

“La salida de Moreno no es una solución en sí misma, no implica definiciones”, agrega Peirano. Su alejamiento ha sido, por ahora, simbólico. Desde la Casa Rosada han destacado que Kicillof, flamante ministro de Economía y de Jorge Capitanich, reciente jefe de Gabinete, asumen con todas las herramientas económicas renovadas. Los funcionarios tienen varios objetivos que cumplir: frenar la inflación, reconstruir el Indec y detener el problema que generan la falta de dólares en la economía argentina.

Con guantes de boxeo y casco, Guillermo Moreno llega a la asamblea de accionistas de Papel Prensa S.A., la única empresa que vende papel de periódico en Argentina, como representante del Gobierno. “No hay ninguna posibilidad de que acá se vote”, advierte el dirigente kirchnerista, mientras eleva su tono de voz. “Nosotros, empezando por este secretario de Estado y todos sus funcionario, varones, se bancan (soportan) lo que se tenga que bancar. Acá no se vota. ¿Está clarito?”, amenaza a gritos. Mientras tanto, un hombre de su equipo de seguridad tapa la cámara; sólo quedarán registros de audio de esa bochornosa reunión. Y Moreno logra su cometido: la asamblea de Papel Prensa se suspende.

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