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Esclavos en el Reino Unido del siglo XXI
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LIBERAN A TRES MUJERES TRAS 30 AÑOS ENCERRADAS

Esclavos en el Reino Unido del siglo XXI

Las víctimas de la calle Lambeth han sido rescatadas tras contactar con la organización Freedom Charity, que estima que hay 4.600 esclavos en el país

Foto: El inspector de la Policía Metropolitana (Met) de Londres Kevin Hyland atiende ayer a los medios (Efe).
El inspector de la Policía Metropolitana (Met) de Londres Kevin Hyland atiende ayer a los medios (Efe).

Natascha Kampusch estuvo secuestrada durante ocho años; el monstruo de Amstetten mantuvo a su propia hija 24 encerrada en un sótano, mientras hacía crecer su prole con sucesivas violaciones; las tres jóvenes de Cleveland sufrieron abortos en repetidas ocasiones por las palizas que les propinó su captor durante más de una década. Siempre ocurre lo mismo. Cuando los detalles escabrosos de un suceso de tal calibre salen a la luz, uno se echa las manos a la cabeza preguntándose cómo es posible que los vecinos de los secuestradores no notaran nada extraño.

Lo espeluznante es que ha vuelto a pasar. Esta vez ha sido un piso en Lambeth, al sur de Londres (la ciudad considerada como la capital financiera de Europa), el que ha servido de zulo para mantener esclavizadas a tres mujeres durante más de treinta años. Se requiere tiempo para digerirlo. Más de tres décadas maltratadas física y psíquicamente.

El Reino Unido está conmocionado. Inevitablemente, los medios han recordado lacasa de los horrores de Gloucester. En 1994, en el jardín del número 25 de la céntrica Cromwell Street comenzaron a aparecer restos humanos. El propietario de la casa, Fred West, fue acusado delasesinato y violación de doce mujeres con la complicidad de su esposa, Rosemary. Pero lo peor aún estaba por llegar: uno de los cadáveres pertenecía a su propia hija.

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Una crueldad nunca vista

Los crímenes podían haberse descubierto mucho antes. De hecho, siete de las víctimas habían pasado en algún momento por la casa de la pareja. Por eso resulta inverosímil que la policía no relacionase al matrimonio con sus desapariciones. La cuestión, y Fred y Rosemary lo sabían entonces, es quelas autoridades no dieron importancia al hecho de que muchachas conflictivas se esfumasen sin dejar rastro. En Inglaterra, no fue hasta 1994 cuando se abrió un registro oficial de personas desaparecidas.

Las víctimas de la calle Lambeth (una malasia de 69 años, una irlandesa de 57 y una británica de 30, nacida posiblemente en cautiverio tras una violación) han sido rescatadas tras ponerse en contacto con la organización Freedom Charity, que estima que hay 4.600 esclavos en el país

El caso sigue poniendo los pelos de punta, aunque, tal y como confirmaron ayer las autoridades, la policía británica nunca antes se habían topado con un secuestro como el de la calle Lambeth, con tantas décadas de torturas. Hasta el momento, la operación más importante contra la esclavitud desarrollada en el Reino Unido tuvo lugar el pasado año, cuando cinco individuos fueron detenidos en Bedforshire por esclavizar a 25 personas. Algunas llevaban retenidas más de una década; otras sólo semanas.

Las mujeres fueron rescatadas el 25 de octubre, pero estaban tan traumatizadas que la policía no pudo arrestar hasta ayer a los dos responsables. Los sospechosos no son británicos. Se trata de una mujer y un hombre de 67 años, aunque desde Scotland Yard no se quiso confirmar si estaban emparentados. Su caso se une al descubierto el pasado mes de septiembre, cuando tres individuos fueron arrestados en Gales por mantener durante 13 años a un hombre (que ahora tiene 60) como sirviente en condiciones extremas.

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Aumentan los matrimonios forzados que acaban en esclavitud

¿Es la esclavitud doméstica el estigma del siglo XXI? Las víctimas de la calle Lambeth -una malayade 69 años, una irlandesa de 57 y una británica de 30 años (nacida posiblemente en cautiverio tras una violación)- han sido rescatadas tras ponerse en contacto con la organización benéficaFreedom Charity, que estima que hay alrededor de 4.600 esclavos en el país. Fue la intervención en la televisión británica de su fundadora, quien alertó sobre el incremento de los matrimonios forzosos que acaban en esclavitud, lo que llevó a una de las secuestradas a reunir el valor suficiente para coger el teléfono y pedir ayuda.

En el Reino Unido, este tipo de uniones están a la orden del día. A principios de mes, el embarazo de una niña de 14 años volvió a poner el problema bajo los focos. La menor, de origen paquistaní, había sido forzada por su padre a casarse con un hombre mayor. Fue violada a punta de pistola y cuando se quedó embarazada, su familia, que vive en Inglaterra, la trajo de vuelta a territorio británico para que diera a luz. De no haber sido liberada por las autoridades, habría acabado como una esclava más.

Según la BBC, más de 8.000 personas son obligadas a casarse cada año en el Reino Unido. Más de un tercio de las víctimas son menores de 16 años. Debido a que muchos consulados han solicitado ayuda, el Gobierno británico abrió en 2005 una oficina (la Unidad de Matrimonios Forzosos) que depende directamente de la Foreign Office. El año pasado, se atendieron 1.500 llamadas. El 47% de ellas provenían de ciudadanos paquistaníes y casi el 80% de los casos involucraban a mujeres.

placeholder Dos trabajadores en el mercado de fruta de Jammu, Paquistán (Efe).

“Reciben dinero a cambio de sus hijos”

Aunque es cierto que Paquistán, Afganistán y Somalia son los países más problemáticos, según uno de los últimos estudios publicados por Save the Children, al Reino Unido llegan también centenares de niños a través de redes especializadas, concretamente desde países africanos como Nigeria, Ghana y Uganda, donde las familias “reciben dinero a cambio de sus hijos” o son convencidas de que estos “recibirán una buena educación”.

Sin embargo, una vez en territorio británico, “niños de a veces tan sólo 10 años se encuentran forzados a trabajar como esclavos domésticos o a prostituirse. Un tercio de todos los niños víctimas de trata en el Reino Unido es africano.Son los niños invisibles que pasan por la policía, inmigración y servicios sociales, sin ser percibidos”, concluye esta parte del informe Esclavos puertas adentro.

No existe una legislación al respecto

Lo inexplicable del caso es queno existe una infracción única en la legislación británica que cubra totalmente el secuestro. El comercio de esclavos fue abolido y prohibido en el siglo XIX y, desde entonces, una persona que fuerza a otra a la esclavitud puede ser procesada por una serie de delitos como detención ilegal, asalto y, en tiempos más modernos, por violar las regulaciones específicas de empleo, tales como la salud y la seguridad.

En el Reino Unido, los matrimonios forzados están a la orden del día. A principios de mes, el embarazo de una niña de 14 años volvió a poner el problema bajo los focos. La menor, de origen paquistaní, había sido obligada a casarse con un hombre mayor. De no haber sido liberada, habría acabado como una esclava más

En 2004, el Parlamento creó un delito específico de trata de personas en el Reino Unido para realizar trabajos forzados. Saeeda Khan, una mujer del norte de Londres, fue probablemente la primera persona condenada en virtud de dicha ley, cuando un jurado la declaró culpable en 2011 de tráfico de una mujer de Tanzania a la que hacía trabajar como su esclava doméstica durante 18 horas al día.

No obstante, si una persona somete a la esclavitud a otra que ya esté dentro del Reino Unido o de la Unión Europea, no puede ser procesada por tráfico. La Ley de 2009, que reconoce el trabajo forzado como un delito por sí mismo, facilita teóricamente llevar al culpable ante los tribunales.

Esclavitud al otro lado del canal

La ciudad del Támesis no es ni mucho menos el único destino europeo para estas personas. El Comité Contra la Esclavitud Moderna estima que “posiblemente haya miles de niños que se encuentran en una situación de esclavitud doméstica en Francia”.

Los niños llegan a Francia cuando tienen entre siete y quince años y, aunque entran con un visado de turista, lo más común es que estén incluidos en los pasaportes de sus empleadores, inmigrantes adinerados de su mismo origen, bajo la identidad de sus hijos. “Muchos de ellos viven en las grandes ciudades como París, donde es más difícil para las autoridades intervenir eficazmente”, señala el informe.La mayoría de esos menores “cuidan a los niños de la ‘familia’, a veces hasta 10 niños a la vez. Son sistemáticamente objeto de discriminaciones, carecen de una habitación propia, ya veces se ven obligados a alimentarse de las sobras de la comida de sus empleadores”.

Aunque según Save the Children no hay constancia en la actualidad de fenómenos de esclavitud doméstica infantil en España, “sí hayvoces de alarma sobre la posibilidad de que la práctica de las petites bonnes (pequeñas criadas) sea importada” desde Marruecos por parte de familias de inmigrantes procedentes de ese país.

Natascha Kampusch estuvo secuestrada durante ocho años; el monstruo de Amstetten mantuvo a su propia hija 24 encerrada en un sótano, mientras hacía crecer su prole con sucesivas violaciones; las tres jóvenes de Cleveland sufrieron abortos en repetidas ocasiones por las palizas que les propinó su captor durante más de una década. Siempre ocurre lo mismo. Cuando los detalles escabrosos de un suceso de tal calibre salen a la luz, uno se echa las manos a la cabeza preguntándose cómo es posible que los vecinos de los secuestradores no notaran nada extraño.

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