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El futuro del Reino Unido en la Unión Europea, ¿en manos de Gibraltar?
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PARTICIPARÁ EN EL REFERÉNDUM DE PERMANENCIA

El futuro del Reino Unido en la Unión Europea, ¿en manos de Gibraltar?

Los gibraltareños se han colado en el debate sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Si hay referéndum, los habitantes del Peñón votarán

Foto: El primer ministro británico, David Cameron, junto al ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo (Efe).
El primer ministro británico, David Cameron, junto al ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo (Efe).

Los gibraltareños se han colado en el debate sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE). Si David Cameron cumple su palabra y, finalmente, hay referéndum histórico, los habitantes del Peñón tendrán derecho a depositar su voto en la urna. La decisión se ha aprobado en la Cámara de los Comunes, donde estas semanas se discute la hoja de ruta para el esperado plebiscito. Los tories están más concienciados que nunca en mostrar al pueblo su compromiso. Saben que, si no mueven ficha, el fantasma europeo podría arrebatarles las llaves de Downing Street.

El escenario es el siguiente. En la primavera de 2014 tienen lugar las elecciones europeas, y los que hasta ahora apoyaban a los conservadores no acaban de creerse la promesa del premier para redefinir las relaciones entre Londres y Bruselas. Si no cambian las cosas, le podrían abandonar por el euroescéptico Nigel Farage. Ya pasó en los comicios locales de este año. El UKIP quedó como segunda fuerza más votada. Ganó 139 asientos con respecto a los comicios de 2009, mientras que los conservadores perdieron 335 y condados tan emblemáticos como Lincolnshire, el que fuera hogar de Margaret Thatcher. Aquello fue un aviso, pero si la fórmula vuelve a repetirse en las elecciones generales de 2015, Cameron tendría muy difícil continuar como primer ministro.

A pesar de que la legislación original no contaba con los gibraltareños, la presión ejercida por los diputados ha hecho cambiar de opinión al Gobierno, que ha estado hablando con el Ejecutivo de Picardo

Hay que evitar, por tanto, el efecto dominó y para ello los tories han metido antes de tiempo el debate en el Parlamento. El diputado James Wharton ha presentado la propuesta de ley para dar al plebiscito marco legal. Normalmente, pocas de las propuestas presentadas por un parlamentario, que no forma parte del Ejecutivo, se convierten en ley. Pero esto importa ahora poco, ya que el único objetivo de Cameron es demostrar que, si gana los próximos comicios, habrá consulta en 2017.

Negociaciones con el Ejecutivo de Picardo

Las discusiones en la Cámara de los Comunes y, posteriormente, en la de los Lores se podrían alargar hasta enero. Pero, de momento, la enmienda que quería incluir a los gibraltareños ya ha sido aprobada. "A pesar de que la legislación original no contaba con ellos, la presión ejercida por los diputados ha hecho cambiar de opinión al Gobierno, que ha estado hablando con el Ejecutivo de (Fabian) Picardo”, explica a El Confidencial Christopher Howarth, analista político y responsable del think-tank Open Europe.

“Gibraltar es parte de la UE y participa en las elecciones europeas. Pero, si el Reino Unido abandona la UE, debido a su frontera con España los gibraltareños podrían verse directamente afectados”, recalca. No serían ni mucho menos los únicos. La situación de los 2,3 millones de europeos que viven actualmente en el Reino Unido y la de los 711.151 británicos que residen en Estados miembros permanecería en el aire.

placeholder Un grupo de turistas atraviesan la frontera con Gibraltar. (efe)

Muchos de ellos podrían quedarse, además, sin trabajo. Es el caso de los 6.500 empleados de Nissan, una de las compañías que ya ha amenazado con cerrar su central y trasladarse a otro sitio si finalmente hay divorcio.

Nigel Farage asegura que la separación podría ser “amistosa” para seguir manteniendo fuertes vínculos comerciales. El líder del UKIP cita como ejemplo a Noruega y Suiza. Ambos países tienen acceso al mercado único, pero no están sujetos a las leyes de la UE sobre agricultura, pesca, justicia e interior. La opción noruega es, en principio, la más fácil: seguir disfrutando del mercado interior comunitario, pero desde fuera. Suena atractiva, pero desde Open Europe advierten que de esta manera se tendría que aceptar la mayor parte de la normativa, pero sin tener ni voz ni voto en la mesa de negociaciones.

¿Cuál es la postura de los empresarios británicos?

Al respecto, la patronal británica lo tiene claro: el país está mejor dentro de una UE reformada que fuera con ninguna influencia. En su reciente congreso anual, la Confederación de la Industria Británica (CBI, siglas en inglés) ha señalado que la permanencia aporta ventajas económicas equivalentes a entre el 4 y el 5 % de la producción total del país, o lo que es lo mismo, supone unos ingresos anuales de entre 62.000 y 78.000 millones de libras (entre 73.200 y 92.000 millones de euros). Eso sí, a pesar del efecto positivo, el director John Cridland subrayó que “son necesarias urgentemente unas reformas”.

En este sentido, Cameron está convencido de que si se consigue repatriar una serie de poderes, el referéndum podría ser un éxito. De momento, no ha especificado cuáles. Aunque es vox populi que, desde hace meses, en Downing Street circula un valioso documento llamado Fresh Start Project (Proyecto Nuevo Comienzo) que explica las políticas comunitarias que habría que renacionalizar total o parcialmente en once áreas: Comercio, Desarrollo Regional, Agricultura, Pesca, Presupuesto e Instituciones, Política Social y Empleo, Servicios Financieros, Medio Ambiente, Interior y Justicia, Inmigración y Defensa.

placeholder Imagen de archivo de un edificio de la UE en Bruselas (Efe)

En el debate que se mantiene ahora en la Cámara de los Comunes, algunos diputados tories como Adam Afriyie (considerado el Obama británico) están presionando para que el referéndum se celebre antes de 2015, pero no tienen ninguna garantía de éxito, ya que Cameron impedirá por todos los medios que haya plebiscito antes de negociar una reforma. Los últimos sondeos señalaban que un 30% de los británicos está a favor de salir de la UE, aunque más del 50% apostaría por quedarse si se redefinen las relaciones.

En la carrera contrarreloj, detractores y defensores utilizan los datos a su antojo y los informes que se publican al respecto no pueden ser más dispares. Mientras que la CIB señala que la permanencia aporta cada año 3.000 libras (3.540 euros) a cada familia en el Reino Unido, el euroescéptico think-tank Bruges Group asegura que, con el divorcio, las pequeñas y medianas empresas podrían liberarse de la regulación y crear hasta un millón de empleos para los británicos.

8.900 millones de libras para las arcas europeas

Sin entrar en valoraciones, el Reino Unido pagó 8.900 millones de libras en el presupuesto de la UE de 2010/11. Según admitió el propio Tesoro, la cifra supone un poco más de lo que el país gasta en ferrocarriles y similar al costo de las prestaciones por desempleo. Por otra parte, hay que recordar que aporta el 24% de todo el gasto de la UE en materia de defensa, más que cualquier otro Estado miembro. Cameron sabe, por tanto, que a la hora de negociar tiene más fichas para ganar que para perder.

La patronal británica lo tiene claro: el país está mejor dentro de una UE reformada que fuera con ninguna influencia. En su reciente congreso anual, ha señalado que la permanencia aporta ventajas económicas equivalentes a entre el 4 y el 5% de la producción total del país

Aparte de la cuestión económica, las discusiones no pueden dejar de lado las consecuencias políticas. En caso de una supuesta separación, aunque esta sea amistosa, desde Open Europe advierten que el Reino Unido perdería su influencia geopolítica en asuntos que atañen a Irán, China y Rusia. Aunque seguiría siendo un país europeo importante, con influencia en organizaciones como la OTAN. Otros van más allá: aseguran que el tándem formado por París y Berlín acabaría dejando a Londres aislado y apartado incluso de Washington.

El compromiso del referéndum supone el reto más importante para Cameron desde que asumió las riendas del Gobierno. Por una parte, sabe que tiene que convencer a sus filas más euroescépticas de que su posición ante Europa es firme. Pero, por otra, es consciente de que tiene que persuadir al resto de líderes europeos de que quiere seguir siendo una pieza activa y clave en el tablero para no perder su liderazgo. En definitiva, una difícil encrucijada a la que ya tuvieron que enfrentarse sus predecesores.

En 1946, durante su discurso en Zúrich, Winston Churchill instó a Francia y Alemania a forjar el “Estados Unidos de Europa”. En 1988, Margaret Thatcher proclamó en Brujas su oposición a una Europa "superestado", aunque reconoció que no quería que el país quedara aislado. “Nuestro destino está en Europa, como parte de la Comunidad”, dijo entonces la Dama de Hierro.

Por su parte, John Major eligió la Universidad de Leiden, en Holanda, para analizar un Viejo Continente de varias velocidades. Eso sí, con la advertencia de que “el pueblo británico sabe que su futuro depende de formar parte de la UE”. De alguna manera, los asesores del número 10 están transmitiendo el mismo mensaje. Así que Bruselas, respira tranquila… y Gibraltar también, por la cuenta que les trae.

Los gibraltareños se han colado en el debate sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE). Si David Cameron cumple su palabra y, finalmente, hay referéndum histórico, los habitantes del Peñón tendrán derecho a depositar su voto en la urna. La decisión se ha aprobado en la Cámara de los Comunes, donde estas semanas se discute la hoja de ruta para el esperado plebiscito. Los tories están más concienciados que nunca en mostrar al pueblo su compromiso. Saben que, si no mueven ficha, el fantasma europeo podría arrebatarles las llaves de Downing Street.

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