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Sexo, drogas y Norteamérica: carreras brillantes arruinadas por los escándalos
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EL ALCALDE DE TORONTO PROTAGONIZA OTRO VÍDEO

Sexo, drogas y Norteamérica: carreras brillantes arruinadas por los escándalos

La imagen muestra a un Ron Ford sonriente, que posa flanqueado por dos camellos a los que abraza como viejos amigos, poco después de haber fumado

Foto: El alcalde de Toronto, Ron Ford, expulsa a un cámara de su propiedad (Reuters).
El alcalde de Toronto, Ron Ford, expulsa a un cámara de su propiedad (Reuters).

La imagen muestra a un Ron Ford sonriente, que posa flanqueado por dos camellos a los que abraza como viejos amigos, poco después de haber fumado crack. Está en el umbral de una casa de Toronto conocida por ser un punto de tráfico y consumo de drogas. Seis meses después de que se grabase este vídeo, el alcalde de la mayor ciudad de Canadá sólo utiliza puertas traseras para esquivar a los periodistas que le acosan. Hasta que la Policía, que admite poseer las imágenes, y la magnitud del escándalo le obligan a realizar una bochornosa confesión ante la prensa. “Sí, he fumado crack (un derivado de la cocaína). Probablemente en una de mis noches de borrachera (…), hace un año”.

En la capital económica canadiense era vox populi que Ford consume drogas y se emborracha. Pero su inesperada confesión fue menos asombrosa que su siguiente movimiento: aseguró que no piensa dimitir y que está preparado para enfrentarse a la reelección en 2014. Y la pregunta que todos se plantean en Toronto es clara: ¿Qué hacer con Ford? Legalmente no puede ser expulsado de su cargo, ya que la Policía no le ha acusado de ningún delito, y tampoco existe ningún mecanismo para sustituirle.

Sin embargo, por muy grave que pueda parecernos el escándalo Ford (quien este jueves pidió disculpas de nuevo tras aparecer en otro vídeo “extremadamente ebrio” y amenazando con “abrir la maldita garganta” a un desconocido), es sólo otro más en la larga lista de políticos norteamericanos que han truncado sus carreras por inmiscuirse en actividades criminales, tener un affaire o consumir estupefacientes. Hay casos para escribir varios libros, pero estos son algunos de los más sonados por la importancia de sus protagonistas.

Illinois, la tierra de los gobernadores presidiarios

El estado de Illinois es prolífico en líderes corruptos: cuatro de sus últimos siete gobernadores han acabado entre rejas. Incluso llegó a ostentar el dudoso honor de tener a dos exregidores en la cárcel al mismo tiempo. Rob Blagojevich, gobernador entre los años 2002 y 2009, se convirtió en el primer dirigente impugnado en la historia de Illinois. Fue condenado a 14 años de cárcel por numerosos cargos de corrupción, entre los que se incluía la acusación de intentar vender o negociar con el asiento que ocupaba el presidente Barack Obama en el Senado.

Su predecesor, George Ryan, gobernador entre 1999 y 2002, tampoco era trigo limpio. Tras abandonar el cargo, fue condenado por estafa fiscal, falsas declaraciones al FBI y desviar actividades estatales a personas de su confianza mientras ejercía como secretario de Estado y, posteriormente, como gobernador. Había captado la atención del país tras vaciar los corredores de la muerte de Illinois en 2003, alegando que la legislación sobre la pena capital adolecía de imprecisiones, lo que desató un debate a nivel nacional y llevó al estado a abolir la pena de muerte en 2011.

placeholder El exgobernador de Illinois, George Ryan, tras ser declarado culpable en Chicago (Reuters).

Tras cinco años entre rejas, una fría noche del pasado enero fue trasladado al Freedom Center del Ejército de Salvación de Chicago, un centro de rehabilitación. En la cárcel le habían precedido Dan Walker, gobernador entre 1973 y 1977 condenado por fraude bancario, y Otto Kerner, gobernador entre 1961 y 1968 condenado por sobornos.

Una carrera brillante destruida en el baño de un aeropuerto

Después de 28 añosbrillandoen la política estadounidense, 18 de los cuales ocupó un sillón en el Senado, elrepublicano Larry Craigera una figura distinguida de la arena pública norteamericana. Todo aquello se derrumbó un día de verano de 2007, cuandofue arrestado por conducta lasciva en un baño del aeropuerto internacional de Minneapolis-Saint Paul. Craig estaba en el lugar equivocado en el peor momento: la Policía vigilaba las instalaciones porque, según aseguraron los agentes, había informes de que aquellos baños eran un punto habitual de encuentros sexuales entre hombres.

Aquel episodio dio pie a la estrategia de defensa conocida como “invasión de la privacidad”, precedida de una confesión de la que Craig se retractó posteriormente. Lo único que intentaba el político era recuperar un mínimo de credibilidad. No tuvo éxito: su carrera política tocó a su fin. Para un hombre que había gozado de tanta credibilidad, fue un escándalo extremadamente duro que destruyó una trayectoria brillante. No obstante, Craig siempre ha declarado que “no es, ni nunca” ha sido gay.

El affaire argentino de la esperanza republicana

La saga de Mark Sanford comenzó con una desaparición. El entonces gobernador de Carolina del Sur abandonó su casa a bordo de un SUV negro una mañana de junio de 2009. Ese mismo día dejó de contestar a su móvil y responder emails. Estuvo ausente sin permiso durante casi una semana. Las explicaciones de su familia y de su equipo de gobierno se superpusieron: la gran promesa republicana estaba “escribiendo algo”, dijo su mujer; Sanford estaba recargando las pilas tras perder una batalla política en contra de los estímulos económicos, dijo su portavoz; estaba de excursión por el Sendero de los Apalaches, dijeron sus colaboradores.

Pero cuando seis días después de su desaparición, un periodista arrinconó a Sanford en el aeropuerto de Atlanta, el gobernador confesó que había estado en Buenos Aires. Con Columbia, la capital de Carolina del Sur, sumida en el frenetismo por los rumores de impugnación, Sanford ofreció una rueda de prensa en la que confesó todo: había viajado hasta Argentina para encontrarse con una mujer con la que mantenía una aventura. Mientras con un nudo en la garganta pedía disculpas a su esposa y sus cuatro hijos, aseguró que había pasado “los últimos cinco días de mi vida llorando en Argentina” y que había puesto fin a un idilio de doce meses. Sanford, una de las mayores esperanzas del Gran Viejo Partido para las presidenciales de 2012, dimitió como presidente de la Asociación de Gobernadores Republicanos.

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Mark Foley y las ‘páginas del Senado’

Mark Foley era un respetado congresista republicano cuya reputación sufrió un daño irreparable en 2006, cuando los medios informaron de que había estado enviando mensajes explícitos a webs de contactos para hombres jóvenes. Una de las personas con las que contactó tenía tan sólo 16 años y, aunque no hubo pruebas suficientes para acusar a Foley de cargos criminales, sí hubo bastantes detalles sórdidos e insinuaciones sexuales para arruinar su carrera definitivamente. Analistas coinciden en que el escándalo Foley jugó un papel importante en la pérdida de control del Congreso que sufrieron los republicanos a finales de aquel año. De hecho, el caso se considera un ejemplo de cómo un asunto personal puede acabar causando un daño considerable a una formación política.

Kilpatrick, Detroit era tuya

Fue el alcalde más joven de la historia de Detroit: tenía sólo 31 años cuando fue elegido para el cargo. En su primer discurso oficial, el demócrata Kwame Kilpatrick dejó claras sus intenciones. “Nací en la ciudad de Detroit, crecí aquí, en la ciudad de Detroit, asistí a la Escuela Pública de Detroit. Entiendo esta ciudad… Este puesto es personal para mí. Es mucho más que la mera política”. Y, efectivamente, sacó provecho personal de su puesto. Cosechó críticas por cargar miles de dólares en masajes, vinos caros y facturas de restaurantes a la tarjeta de crédito municipal. Pero eso fue una nimiedad comparado con lo que sucedió después.

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El pasado octubre, el apodado como “alcalde hip hop” fue condenado a 28 años de prisión tras ser declarado culpable en marzo de 12 cargos, entre ellos malversación de fondos públicos, extorsión y fraude fiscal. Kilpatrick se había repartido con otros funcionarios de la ciudad más de 83 millones de dólares. La investigación contra él también concluyó que había gastado 840.000 dólares por encima de su salario, además de malversar fondos de varias asociaciones caritativas.

La imagen muestra a un Ron Ford sonriente, que posa flanqueado por dos camellos a los que abraza como viejos amigos, poco después de haber fumado crack. Está en el umbral de una casa de Toronto conocida por ser un punto de tráfico y consumo de drogas. Seis meses después de que se grabase este vídeo, el alcalde de la mayor ciudad de Canadá sólo utiliza puertas traseras para esquivar a los periodistas que le acosan. Hasta que la Policía, que admite poseer las imágenes, y la magnitud del escándalo le obligan a realizar una bochornosa confesión ante la prensa. “Sí, he fumado crack (un derivado de la cocaína). Probablemente en una de mis noches de borrachera (…), hace un año”.

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