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Estados Unidos respira y los republicanos se descalabran
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acuerdo de mínimos para evitar el 'fiscal cliff'

Estados Unidos respira y los republicanos se descalabran

Después de batallar durante semanas, republicanos y demócratas consiguieron llegar anoche a un acuerdo de mínimos para sortear el bache fiscal

Foto: El representante del 'Tea Party', el senador republicano Ted Cruz (c), se dirige a los medios de comunicación en el Capitolio. (EFE)
El representante del 'Tea Party', el senador republicano Ted Cruz (c), se dirige a los medios de comunicación en el Capitolio. (EFE)

En el tiempo de descuento, y después de batallar durante semanas, republicanos y demócratas consiguieron llegar anoche a un acuerdo de mínimos para evitar el desastre y sortear un bachefiscal sin precedentes en la historia de Estados Unidos. Como hace dos años, el pacto resultó tan apresurado como provisional. El Congreso aceptó reabrir el Gobierno (parcialmente cerrado desde hacía 16 días) hasta el 15 de enero y aumentar el techo de deuda lo suficiente como para financiarse al menos hasta mediados de febrero.

Los republicanos, y en concreto el Tea Party, salen derrotados del pulso que han mantenido durante semanas con los demócratas y con la Casa Blanca. Veteranos como el propio senador John McCain advirtieron desde el principio de que se trataba de una pelea suicida, en la que se iban a dejar por el camino buena parte de su credibilidad y de sus votantes. Lo que queda sobre el campo de batalla no son los restos de una simple derrota parlamentaria, sino de un auténtico descalabro.

1. No han conseguido su objetivo.

El objetivo declarado del Tea Party era tumbar o retrasar la controvertida reforma sanitaria del presidente Barack Obama (el llamado "Obamacare"). Era la condición que ponían para votar a favor de la financiación del Gobierno y ampliar el techo de deuda. Sin embargo, en el acuerdo firmado ayer a última hora, apenas se hicieron concesiones al respecto, más allá de un par de cambios cosméticos. A pesar de las muchas dudas que genera y de no haber logrado entusiasmar a los estadounidenses, “Obamacare” sigue adelante, e incluso sale reforzado. El propio John Boehner, quien finalmente desbloqueó la situación en el pleno de la Cámara de Representantes, admitió la derrota. “Hemos peleado por una buena causa, pero simplemente no hemos ganado”, admitió.

2. Salen más divididos que nunca.

La división en el seno del Partido Republicano ha quedado a la vista y es tan seria que algunos comentaristas progresistas se frotaban ayer las manos imaginando una posible secesión entre dos grupos cada vez más enfrentados. Por un lado, el Tea Party y su “estrategia kamikaze” para lograr sus objetivos. Por el otro, la “vieja guardia” del llamado Viejo Gran Partido, conservadores moderados y veteranos que creen que las nuevas generaciones les están empujando hacia un callejón sin salida.

El presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, el republicano John Boehner. (EFE)3. El propio Tea Party pierde.

La división de criterios y las tácticas de coacción en el Congreso ha empezado a hacer mella incluso dentro del Tea Party. “Como los estalinistas y los jacobinos, los fanáticos del Tea Party han purificado su movimiento, no ejecutando sino empujando hacia fuera a aquellos republicanos que no comparten su entusiasmo por arruinar el país si no pueden conseguir que la mayoría abrace sus ideas”, argumentaba ayer Harold Meyerson, un articulista del Washington Post que pronostica un Partido Republicano cada vez más “puro”, pero más "delgado", con menos seguidores.

4. Sangría de electores y apoyos.

La mayoría de los estadounidenses culpan a los republicanos del cierre parcial del Gobierno federal y de la situación agónica en la que lleva tres semanas sumido el país. Según la última encuesta de opinión (realizada por el Wall Street Journal y la NBC), la ciudadanía cree que los republicanos son los responsables de lo ocurrido en las últimas semanas. Por encima de la Casa Blanca con distancia de 22 puntos.Por si fuera poco, el Viejo Gran Partido ha caído a niveles históricos de apoyo y actualmente sólo un 24%de los estadounidenses lo respalda. Todavía son menos (21%) los que apoyan al Tea Party. No se trata sólo de los votantes, sino también de grandes empresas, grupos de presión y donantes, que han clamado en los últimos días contra los daños irreparables que la estrategia de bloqueo en el Congreso estaba infligiendo al país.

5. Obama sale reforzado.

El presidente de EEUU, Barack Obama. (EFE)El Tea Party ha conseguido hacer cierta aquella vieja frase de Giulio Andreotti. “El poder desgasta, sobre todo cuando no se tiene”. Mientras ellos (la oposición) se desgastan, la popularidad de Obama se mantiene, con un 39% de “preferencias” en los sondeos de opinión. Y todo a pesar de los escándalos de espionaje revelados por el “expediente Snowden”, de las derrotas diplomáticas en la crisis de las armas químicas de Siria y del poco entusiasmo (entre propios y ajenos) que ha despertado su ambiciada reforma sanitaria. “Los republicanos tenían una coyuntura perfecta para atacar al Gobierno, pero en lugar de aprovecharla, han conseguido atraer el foco de las críticas hacia ellos”, reconocía en privado un congresista la semana pasada.

En el tiempo de descuento, y después de batallar durante semanas, republicanos y demócratas consiguieron llegar anoche a un acuerdo de mínimos para evitar el desastre y sortear un bachefiscal sin precedentes en la historia de Estados Unidos. Como hace dos años, el pacto resultó tan apresurado como provisional. El Congreso aceptó reabrir el Gobierno (parcialmente cerrado desde hacía 16 días) hasta el 15 de enero y aumentar el techo de deuda lo suficiente como para financiarse al menos hasta mediados de febrero.

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