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La minoría blanca de Sudáfrica marcha contra el “apartheid negro”
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'OCTUBRE ROJO': LA PROTESTA DE LOS AFRIKáNERS

La minoría blanca de Sudáfrica marcha contra el “apartheid negro”

La música suena en Afrikáans. Como en la radio en los viejos tiempos. Era la época del pleno empleo, del "acceso garantizado a la educación" para los blancos

Foto: Imagen de la manifestación de los afrikáners contra lo que definen como la opresión negra. (Instagram / Mail & Guardian)
Imagen de la manifestación de los afrikáners contra lo que definen como la opresión negra. (Instagram / Mail & Guardian)

La música suena en Afrikáans. Como en la radio en los viejos tiempos, cuando Bles Bridges era el artista más vendido entre los descendientes de los holandeses sudafricanos. Eran los tiempos del pleno empleo, del acceso garantizado a la educación. Cuando los niños jugaban seguros alejados de la amenaza de la población negra.

Eran los “buenos viejos tiempos” de la segregación racial del apartheid para los afrikáners (el grupo étnico de origen neerlandés que se asentó en Sudáfrica y Namibia). Ayer se reunieron frente a la sede del Gobierno en Pretoria bajo la estatua de Louis Botha, el padre de la Unión de Sudáfrica. La efigie será reemplazada muy pronto por una escultura de Nelson Mandela. Así van las cosas.

A través de las redes sociales, la minoría afrikáner convocó el ‘Octubre Rojo’ para denunciar la supuesta “opresión y la violencia contra la población blanca” de Sudáfrica. Sus miembros eligieron el 10 de octubre, una fecha revolucionaria, y se vistieron de color rojo para subrayar el inicio de una revolución. No sólo programaron eventos en una treintena de ciudades sudafricanas, sino también en Estados Unidos, Australia y Reino Unido.

“En las redes sociales hay un clamor contra lo que le está sucediendo a nuestro pueblo, pero no era suficiente, teníamos que manifestarnos físicamente. Hemos agotado todas las posibilidades, hemos tratado de hablar con ellos (el Gobierno), pero nos ignoran”, asegura a El Confidencial la cantante Sunette Bridges, hija de aquel superventas del apartheid.

Al menos 16.000 internautas firmaron una petición en la página web de los afrikáners, que cuentan con 11.000 seguidores en Facebook. Los convocantes esperaban reunir a 3.000 personas para entregar un memorándum en la sede del Gobierno, pero al final se quedaron en 350 asistentes. La minoría de la minoría.

“Hemos logrado que nos escuchen internacionalmente”

“Habría sido un éxito incluso con dos personas. Somos una minoría, y no quedaría bien traer a una muchedumbre”, bromea el cantante Steve Hofmeyr, uno de los organizadores de la protesta ‘Octubre Rojo’. “Pero el apoyo en las redes sociales -añade- ha sido enorme y hemos logrado que nos escuchen internacionalmente”.

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Familias enteras llegaron a la manifestación en sus coches con un cuerno rojo en el frontal, un símbolo de apoyo a la lucha contra la caza furtiva del rinoceronte. Al término de la marcha les esperaba la tradicional braai (barbacoa) donde se asan las boerewors, la salchicha de los boer, los granjeros descendientes de los primeros colonos holandeses.

“Alguien tenía que alimentar a esta gente. He seguido la marcha y después rápidamente he encendido la barbacoa. Es mi manera de ayudar”, cuenta François Korff mientras da la vuelta a las salchichas. Por supuesto, también hubo música, como en los viejos tiempos. La que sonaba, en afrikaans, era un disco de pop con el que se baila elsokkie-sokkie.

Los organizadores, Sunette Bridges y Steve Hofmeyr, fueron las auténticas estrellas de la escena. Los adolescentes les pedían autógrafos y se sacaban fotos con ellos a las puertas de la sede del Gobierno. “Hemos venido a las dos cosas. A verlos y a denunciar las muertes y violaciones. Echamos de menos los viejos tiempos”, dice a este diario Mandi Croukamp.

“La Sudáfrica de hoy es el apartheid a la inversa”

Los blancos suponen tan sólo el 8% de la población, pero durante cuatro décadas impusieron sus reglas en la Sudáfrica del apartheid. Los negros, indios y mestizos carecían de derechos, eran obligados a vivir en áreas designadas y sólo tenían acceso a los peores empleos.

Amanda Brits, de 60 años, denuncia y lamenta los asesinatos y violaciones que ahora supuestamente sufre la población blanca sudafricana. “No es rabia, es crueldad lo que hacen con nosotros. Si pudiera abandonar Sudáfrica mañana no me lo pensaría. Ya no reconozco este país”.

Los manifestantes soltaron globos rojos al aire, entre pancartas que advertían sobre el “genocidio blanco” y camisetas con el lema “la Sudáfrica de hoy es el apartheid a la inversa”. El objetivo era denunciarlos asesinatos de la población blanca y la marginación a la que los ha arrastrado la política de discriminación positiva.

Una realidad muy distinta

Sin embargo, la realidad es bien distinta, según Georgina Alexander, investigadora del Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales. Los ingresos de las familias blancas son seis veces mayores que las de sus compatriotas negros, el paro apenas roza el 5% en comparación con el 25% de sus conciudadanos de color, y sólo el 2% de las víctimas de asesinato en Sudáfrica corresponden al primer colectivo.

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“Todas las especies deben ser protegidas, pero eso no significa que los rinocerontes no necesiten una especial protección. Lo mismo ocurre con los blancos sudafricanos”, asegura el cantante Steve Hofmeyr al ser preguntado sobre dichas cifras.

Tal vez su marcha sirva para algo. Un representante del Gobierno de Sudáfrica recogió la petición de los afrikáners. Aseguró, además, que se la presentaría al presidente, Jacob Zuma, aunque no garantizó una respuesta. Hoy, ya no son más que una minoría.

La música suena en Afrikáans. Como en la radio en los viejos tiempos, cuando Bles Bridges era el artista más vendido entre los descendientes de los holandeses sudafricanos. Eran los tiempos del pleno empleo, del acceso garantizado a la educación. Cuando los niños jugaban seguros alejados de la amenaza de la población negra.

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