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Steinbrück, la última víctima de Merkel
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DIMITE A CONSECUENCIA DE LAS ELECCIONES

Steinbrück, la última víctima de Merkel

El candidato del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) en las elecciones del pasado domingo, Peer Steinbrück, dimitió hoy de todos sus cargos

Foto: Fotografía de archivo que muestra al derrotado aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück. (EFE)
Fotografía de archivo que muestra al derrotado aspirante socialdemócrata, Peer Steinbrück. (EFE)

Era la dimisión que faltaba y, hasta cierto punto, la más lógica. Peer Steinbrück da un paso atrás. Formará parte del equipo que la semana entrante empezará a sondear con Merkel los posibilidades de formar una Gran Coalición, pero no quiere formar parte de la Ejecutiva del SPD. Tampoco quiere tener una voz protagonista en el grupo parlamentario. Quiere volver a ser lo que fue antes de su designación como candidato a canciller: un diputado raso, con mucha experiencia en temas financieros y que, al final, volverá a ser un conferenciante reputado con buenos ingresos extras.

Lo ha anunciado durante la reunión en la que la cúpula de los socialdemócratas ha informado a los delegados regionales de sus planes de abrir contactos formales con Merkel la semana entrante. El SPD va a ejercer la democracia interna de una manera arriesgada y novedosa: alfinal, el destino de Alemania y, de paso, de Europa en los próximos cuatro años va a depender de 470.000 personas. Éste es el número de afiliados del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) quienes, probablemente antes del 14 de noviembre, deberán votar y, en el mejor de los casos, aprobar en un referéndum interno el programa de gobierno que se haya pactado con Angela Merkel para formar una Gran Coalición.

Es una operación de alto riesgo para la actual ejecutiva del SPD. Son conscientes de que, hasta el día de hoy, las bases no están por la labor de descafeinar un programa electoral con el que se acudió a las urnas hace menos de una semana. El65% de los afiliados están en contra de la Gran Coalición. Temen que el partido vuelva a desinflarse frente a la hegemónica Merkel. Pero también es cierto que, tras estos cuatro años en la oposición, los socialdemócratas han conseguido los segundos peores resultados de sus 150 años de historia. Peor es muy difícil ir ya.

Puntos en los que puede haber acuerdo

Sigmar Gabriel y el núcleo duro del Partido Socialdemócrata van a tener los primeros contactos oficiales de tanteo con la democracia cristiana a partir de este lunes. En la sombra, ya se han producido los primeros sondeos con la CDU, y se dibujan en el horizonte algunas posibilidades de acuerdo:

El 65% de los afiliados están en contra de la Gran Coalición. Temen que el partido vuelva a desinflarse frente a la hegemónica Merkel

-la implantación del salario mínimo interprofesional legal (8,5 euros la hora), que Merkel aceptaría siempre que se garantizara la autonomía de negociación entre patronal y representantes de los trabajadores

-la subida de impuestos para las rentas superiores a los 100.000 euros anuales, siempre que el SPD se olvidara de grabar más el impuesto del patrimonio

-el combate decidido contra el fraude fiscal, un asunto pendiente ya desde la época de la anterior Gran Coalición (2005-2009)

-reformar la actual legislación reguladora de las energías renovables, que está subiendo por las nubes la factura de la luz. Se recortarían los subsidios para las empresas generadoras de energía ecológica y se podría crear incluso un Ministerio de la Energía para supervisar mejor el abandono progresivo de la energía nuclear decidido tras el accidente de Fukushima

-mejorar las jubilaciones, especialmente para las mujeres que han dedicado toda su vida a la familia pero no han trabajado como asalariadas

Europa, un apartado conflictivo

Más difícil de negociar sería el asunto de la política europea y de los futuros rescates. Merkel ha dicho que no va a haber cambios y que los países en crisis deben seguir aplicando las reformas precisas para salir de ella. Los socialdemócratas insisten en que es precisamente esa política de austeridad mal entendida la que está encerrando a esos países, entre ellos España, en un círculo vicioso. Piden y no sólo para Europa, sino para Alemania también, un plan de inversiones, especialmente en infraestructuras y en educación, que inyecte nuevos impulsos de crecimiento. Piden, también, la titularidad del ministerio clave de Finanzas, pero Angela Merkel no va a ceder en este aspecto ni mandar a Wolfgang Schäuble a su nueva residencia donde conviven varias generaciones y personas hábiles con otras con problemas de movilidad.

Sobre todo esto deberán votar las bases socialdemócratas, antes de que el Partido celebre su congreso nacional a mediados de noviembre. Si esos militantes afiliados dicen no, a Sigmar Gabriel, el presidente y líder del equipo negociador no le quedará otro camino que presentar su dimisión. Como ya han hecho esta semana los derrotados líderes del Partido Liberal y de los Verdes y, finalmente, también Peer Steinbrück.

Era la dimisión que faltaba y, hasta cierto punto, la más lógica. Peer Steinbrück da un paso atrás. Formará parte del equipo que la semana entrante empezará a sondear con Merkel los posibilidades de formar una Gran Coalición, pero no quiere formar parte de la Ejecutiva del SPD. Tampoco quiere tener una voz protagonista en el grupo parlamentario. Quiere volver a ser lo que fue antes de su designación como candidato a canciller: un diputado raso, con mucha experiencia en temas financieros y que, al final, volverá a ser un conferenciante reputado con buenos ingresos extras.

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