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Mucha policía y pocos islamistas
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EL VIERNES DE LOS MáRTIRES PASA INADVERTIDO

Mucha policía y pocos islamistas

Las marchas de este Viernes de los Mártires han sido discretas en número. Allí donde hace una semana eran decenas de miles, se reunieron unos centenares

Foto: Un miembro de los Hermanos Musulmanes se encara ante soldados. (Reuters)
Un miembro de los Hermanos Musulmanes se encara ante soldados. (Reuters)

"Queremos recuperar el espíritu de 2011. Entonces sorprendimos al mundo", explica Ahmed, un joven egipcio, educado, que anda perdido cerca de la plaza cairota de Mustafá Mahmud, en el distrito de Mohandisin, uno de los más de 20 enclaves donde los islamistas habían convocado manifestaciones para este Viernes de los Mártires. "¿Sabéis donde están?", pregunta. Evitar difundir las localizaciones exactas de las marchas y las direcciones que adoptaban es parte de la estrategia impulsada por organizaciones como la Alianza Nacional por la Legitimidad y contra el Golpe para evitar la represión policial y más arrestos entre sus miembros.

Rodeada de tanquetas del Ejército, los accesos a la plaza están cerrados con alambre de espino. Decenas de soldados con uniforme de camuflaje y de policías antidisturbios impiden que nadie se acerque a la mezquita. Son medidas preventivas encaminadas a impedir que ocurra lo mismo que en las manifestaciones del viernes pasado, cuando al menos 170 personas perdieron la vida, 82 de ellas en El Cairo.

“Los policías se comportan como perros al servicio del Gobierno”, denuncia Karim El Jatib, vecino de Mohandisin. “Hemos intentado entrar a rezar, pero como tenían miedo de que llegaran las manifestaciones convocadas por los Hermanos Musulmanes, han cerrado la plaza a cal y canto”, añade. “¿Qué clase de democracia es esta?”, pregunta con ironía en relación al Gobierno interino que tomó las riendas del país el pasado 3 de julio y que decretó el estado de emergencia después de desalojarlas acampadas islamistas de Rabaa Al Adauiya y Nahda el 14 de agosto.

placeholder Hermanos Musulmanes rezan en El Cairo. (Reuters)

El Jatib dice no sentirse identificado con los Hermanos Musulmanes, pero tampoco quiere vivir “un nuevo régimen militar, como el que sufrimos con Mubarak durante 30 años”, comenta. El Faraón, como le conocen algunos, acaba de ser excarcelado, aunque ha sido puesto bajo arresto domiciliario hasta que se diriman las causas abiertas que tiene pendientes, entre ellas la acusación por complicidad en la muerte de casi 900 personas durante las manifestaciones de 2011 en su contra. Otros vecinos del barrio dicen estar igualmente enfadados por tener los accesos a la plaza principal sellados, pero en este caso responsabilizan a la Hermandad. “Ya es hora de que se vayan a casa”, dice el bawab (portero) de una de las viviendas adyacentes.

Con la boca pequeña

Otros sin embargo apoyan la restauración del presidente depuesto, Mohammed Mursi, aunque lo dicen con la boca pequeña, amedrentados por tanta presencia policial. “Mursi ganó las elecciones, por lo que es el presidente legítimo”, señala Hassan, guardia de seguridad privada de un banco situado en la plaza. Muestra los desperfectos que presentan las cristaleras de la sucursal. “Todos estos disparos los hizo la Policía la semana pasada”, asegura, mientras marca con el dedo el lugar de los impactos y los restos que todavía quedan en el suelo.

La corresponsal de la edición en árabe del canal de noticias Sky News intenta grabarse a pocos metros un stand up junto a las tanquetas. Parece nerviosa. “La manifestación está a punto de llegar”, dice apresuradamente, antes de que un agente de paisano la expulse del recinto. El cámara, un italiano que habla castellano, se muestra más escéptico. “No creo que logren llegar hasta aquí”, afirma. “A no ser que quieran que los maten”, agrega el técnico en relación a la presencia de varios agentes de policía con uniforme negro y la cara oculta bajo pasamontañas. Estas unidades son precisamente las que el viernes pasado abrieron fuego contra los manifestantes. Sin piedad aparente.

Menos capacidad de movilización

La capacidad de movilización de los Hermanos Musulmanes parece haber mermado mucho en cuestión de una semana. No en vano, la mayoría de los miembros de su dirección han sido arrestados y se encuentran pendientes de juicio, a celebrar este domingo. Y los que todavía quedan en libertad se han visto obligados a volver a la clandestinidad. A apagar sus teléfonos, quitarles la batería y extraerles la tarjeta SIM, por miedo a que localicen su paradero a través de la triangulación de las antenas repetidoras.

Las marchas de este Viernes de los mártires (en recuerdo al casi millar de víctimas de la última semana) fueron mucho más discretas en número. Allí donde el viernes pasado eran decenas de miles, este sumaron unos pocos centenares

Este descabezamiento de la organización -que durante décadas se movió en la clandestinidad tras ser perseguida sistemáticamente durante las presidencias de Gamal Abdel Nasser, Anwar Sadat y Hosni Mubarak- parece haber mermado su capacidad de convocatoria. Las marchas de este Viernes de los mártires (en recuerdo al casi millar de víctimas de la última semana) fueron mucho más discretas en número. Allí donde el viernes pasado eran decenas de miles, estesumaron unos pocos centenares.La marcha más importante en El Cairo tenía lugar en Nasr City, pero los controles militares instalados por todo el perímetro del barrio hicieronque se convirtiera en una concentración, incapaz de moverse más allá de la propia Nasr City.

Y allí donde intentaron sobrepasar las barreras militares y policiales, como en el distrito de Giza, las marchas fueron reprimidas con gran dureza. Con la actual política de persecución y represión, parece los Hermanos Musulmanes se ven abocados al ostracismo. Al menos, de momento.

"Queremos recuperar el espíritu de 2011. Entonces sorprendimos al mundo", explica Ahmed, un joven egipcio, educado, que anda perdido cerca de la plaza cairota de Mustafá Mahmud, en el distrito de Mohandisin, uno de los más de 20 enclaves donde los islamistas habían convocado manifestaciones para este Viernes de los Mártires. "¿Sabéis donde están?", pregunta. Evitar difundir las localizaciones exactas de las marchas y las direcciones que adoptaban es parte de la estrategia impulsada por organizaciones como la Alianza Nacional por la Legitimidad y contra el Golpe para evitar la represión policial y más arrestos entre sus miembros.

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