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El sueño de Alí el Cojo
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EMPRESARIO Y PILOTO EN EL DESIERTO DEL SAHARA

El sueño de Alí el Cojo

- Quiero correr algún año un rally. - El Dakar? - Me da igual. Lo que quiero es correr. Alí no teme a los retos: vive con una pierna en el desierto en el Sáhara

Foto: Annam Alí, sobre las dunas de Erg Chebbi (fotos: Enrique Villarino)
Annam Alí, sobre las dunas de Erg Chebbi (fotos: Enrique Villarino)

- Quiero correr algún año un rally.

- ¿El Dakar?

- Me da igual. Lo que quiero es correr.

Annam Alí es una de esas personas que ha jugado y desafiado a un destino que parecía haberle marcado desde su primer día de vida. Nació sin pierna derecha en un lugar hostil para un minusválido, pero Alí se aferró a dos muletas para andar más lejos que cualquier paisano suyo de la región desértica de Erg Chebbi, en Marruecos. (Vea la galería de fotos)

Experto piloto sobre dunas, este empresario de 40 años se empeña en demostrar que sus sueños son imparables. Cruzar el desierto se le ha quedado pequeño y ahora tiene metido en su cabeza competir contra pilotos que llegan a su país, Marruecos, llenos de pegatinas en su vehículo y a los que en ocasiones ha ayudado a entrenarse. Alí sabe que está tan preparado como ellos.

Es difícil seguir por una duna a Alí, ya sea en coche, andando o ‘corriendo’. Uno no se cansa de ver la marca en la arena del Sahara de dos muletas y un solo pie. El turista que no sepa de Alí y encuentre su huella, se retorcerá tratando de averiguar qué extraño animal puede dejar semejante rastro. Lo último que pensaría es que un minusválido se moviese como pez en el agua por uno de los sitios más extremos del planeta.

De joven se familiarizó con el olor a gasolina y pronto aprendió a conducir con el R4 de un amigo suyo. Desde entonces se gana la vida con vehículos a motor atravesando dunas, ya sea un quad, un todoterreno o una moto. Con 40 años recién cumplidos, el Cojo muestra un estado de forma excepcional.

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Pero, ¿cómo lo hace? “Cambio de marcha con la muleta”, bromea siempre Alí el Cojo cuando le hacen la pregunta. En realidad, con rapidez y precisión pisa con su pie, el derecho, el embrague para cambiar puntualmente. Después, vuelve al juego de acelerador y freno. Siendo su copiloto uno disfruta de la lectura de las dunas, las ‘olas’ por las que surfea y cómo su técnica y habilidad al volante hacen que el terreno más complicado por el que pueda circular un vehículo, aparentemente, se vuelva fácil.

“No hay nadie que conozca mejor que yo estas dunas”. Piloto de confianza y trabajador empedernido, desde hace un lustro tiene un pequeño emporio para alojarse por la zona de Merzouga, además de ser un pequeño socio de la nueva empresa del piloto español Manuel Plaza, ‘Plaza Aventura’, en la cual uno recibe los consejos de Plaza y Alí para tratar de imitarles por las dunas. Una experiencia inolvidable plagada de aventuras y buen humor.

Al grito de Alí de “¡vamos chiquitín!” y del “¡gas, gas, gas!”, cada intrépido piloto aventurero intenta superar la pertinente duna. En caso de no hacerlo, es cuando a dicho aventurero se le pasa por la cabeza aquello de, “¿cómo coñ… lo hace con una pierna menos?”. Alí debe de pensar lo mismo (“cómo coñ… no lo hace con una pierna más”) porque en seguida su genio se apodera de él para regañar al ‘atascado’ de turno diciéndole lo que ha hecho mal y dar las oportunas instrucciones para salir del atolladero del que se encuentre. Una vez que el coche queda liberado de la arena, el genio de Alí se evapora para terminar la operación con un “¡muy bien chiquitín!”.

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Es precisamente ese carácter duro el que le ha permitido superar un camino el doble de difícil que el de cualquier marroquí de la región de Merzouga (un camino ya de por sí complicado). Su tesón le permite vivir haciendo lo que más le gusta, “no podría hacer otra cosa” y escaparse a España cada poco tiempo, prácticamente “todos los meses, en cuanto tengo algo ahorrado voy para allá”.

Se puede decir que Alí es el piloto local ‘oficial’ de Erg Chabbi. Más allá de contratar sus servicios para conducir por las dunas con él, le han llamado para rescatar a gente que se ha perdido, vehículos averiados, heridos e incluso muertos… “y de todas estas llamadas de emergencia no cobro nada, lo hago gratis, porque me gusta”.

Habla cinco idiomas, tiene diferentes complejos turísticos, conoce “a todos los pilotos españoles de rally” y, tras embarcarse en ‘Plaza Aventura’, su mente está puesta en competir, “el problema es el dinero”. Dunas más altas han caído… y con una sola pierna.

“Bueno chiquitín, si no es por aquí, nos vemos en FITUR”.

- Quiero correr algún año un rally.

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