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Las patrullas ciudadanas se apoderan del toque de queda
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LOS MILITARES PERMITEN LA FORMACIÓN DE COMITÉS

Las patrullas ciudadanas se apoderan del toque de queda

Al caer la noche, la amenaza militar que impera en todo el país cae sobre Egipto con toda su fuerza. El toque de queda prohíbe a los ciudadanos salir

Foto: Miembros del ejército patrullan las inmediaciones de la mezquita de Al Imán, cercana a la plaza de Rabea al Adauiya. (Reuters)
Miembros del ejército patrullan las inmediaciones de la mezquita de Al Imán, cercana a la plaza de Rabea al Adauiya. (Reuters)

Al caer la noche, la amenaza militar que impera en todo el país cae sobre Egipto con toda su fuerza. El toque de queda prohíbe a los ciudadanos salir a las calles, lo que se complementa con el estado de emergencia. Cualquiera puede ser detenido sin previo aviso. Es la hora de aplicar la ley marcial. Un estado de excepción que no está reservado sólo para los militares.

Los soldados forman una primera línea para cortar el acceso a las principales avenidas, puentes o lugares públicos. Sobrepasar la primera línea ya es una hazaña. Anoche un grupo de personas discutía acaloradamente con un oficial, al que imploraban sin éxito poder llegar a sus casas.

Tras el correspondiente chequeo, identificación y registro, todo es más fácil para los extranjeros. Sin embargo, detrás de la férrea barrera que imponen los alambres de espino y los blindados, las calles no están desiertas.

Por las aceras deambula una indefinible tribu de personajes nocturnos. Pequeños comerciantes sin apenas oficio o simplemente lugareños habituales permanecen en los mismos rincones en los que han pasado el resto del día.

Si se les pregunta, aseguran que el Ejército son “los salvadores del país” y que ellos están de su lado, por lo que no tienen de quien esconderse. Si son ellos los que abordan a quien desafía su terreno, preguntarán primero el destino, después la razón de su trayecto y si consiguen comprobar que quien transita por sus mismas calles no es egipcio, se intrigarán por la nacionalidad del intruso.

“Eres sirio”, exclama uno de ellos. Y de repente una decena de compañeros se abalanza a lo que en poco tiempo se ha convertido en un tumulto. Irrumpen en el barullo y casi le quitan la documentación de las manos al individuo.

Se acercan con ánimos beligerantes, pero rápidamente frenan sus impulsos. En las manos todos llevan palos y uno de ellos un hacha. Insisten en que cumplen un trabajo suplementario al de los soldados. Aunque nadie se lo ha pedido. Pero tampoco nadie se lo impide.

Aunque ayer uno de los movimientos clave en el golpe de los militares, el movimiento denominado como Tamarrud (rebelión, en árabe) pidió la formación de patrullas ciudadanas que vigilaran las calles durante el toque de queda. En opinión de esta formación, que se dedicó a recopilar millones de firmas como preludio de las grandes protestas previas al golpe, “hay un peligro grande para el pueblo egipcio”.

Un hombre egipcio llora a un familiar fallecido durante los choques con la policía. (EFE)La retórica de este movimiento ciudadano se suma al del propio Ministerio del Interior, que ayer también insisitió en que dispararía fuego real contra los ciudadanos que intentaran asaltar edificios públicos o atacar a las fuerzas del orden.

“A la luz de los ataques terroristas de los Hermanos Musulmanes contra instituciones y la policía, sus intentos de apoderarse de armas y el corte de caminos para sembrar el caos”, rezaba el comunicado de la cúpula policial.

Las autoridades han lanzado definitivamente la guerra contra los “terroristas”. Y para ello se sirven de una población entregada a sus teorías, que repiten también cada día los medios de comunicación públicos. Un país en el que hay poco margen más allá de estar con los islamistas o con quienes los combaten.

Los miembros de lo comités populares lo tienen claro. Por las desangeladas calles de El Cairo que ellos habitan se dejan ver los carteles con la fotografía del ministro de Defensa, Abdel Fatah el Sissi. “Él es nuestro líder, por supuesto”, responden a la vez varios de ellos.

Al caer la noche, la amenaza militar que impera en todo el país cae sobre Egipto con toda su fuerza. El toque de queda prohíbe a los ciudadanos salir a las calles, lo que se complementa con el estado de emergencia. Cualquiera puede ser detenido sin previo aviso. Es la hora de aplicar la ley marcial. Un estado de excepción que no está reservado sólo para los militares.

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