Por qué Steve Jobs no es el nuevo Henry Ford
Esconde el dinero fuera del país. Es una de las mayores empresas en capitalización de mercado y beneficios, pero está a la cola de las grandes
Esconde el dinero fuera del país. Es una de las mayores empresas en capitalización de mercado y beneficios, pero está a la cola de las grandes en número de empleados. Fabrica casi todo en China y paga un porcentaje de impuestos ridículo frente a sus ingresos en Estados Unidos. ¿Es Apple realmente una empresa americana? ¿Son los beneficios que le da al país proporcionales a sus ingresos? ¿Necesita Estados Unidos más Steve Jobs, o quizá más bien un nuevo Henry Ford? “Somos una empresa estadounidense, aunque vendamos en China, Egipto o Arabia Saudí”, ha afirmado ante las críticas recientemente su consejero delegado, Tim Cook.
Han sido años duros para las relaciones públicas de la empresa. Desde su cuartel general de la calle Círculo Infinito en Cupertino, California, han tenido que desactivarse varias bombas contra la imagen de la marca. Los problemas comenzaron con los suicidios de decenas jóvenes chinos en las fábricas de la empresa Foxconn, el principal proveedor de Apple. Las condiciones de trabajo se habían vuelto insoportables. Aunque el asunto llevaba años produciéndose, el diario The New York Times publicó una serie de reportajes en portada que dañaron seriamente la reputación de la compañía entre las élites estadounidenses.
Poco después se destapó el sistema de elusión de impuestos de la empresa, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Primero The New York Times y después el propio Senado publicaron sendos informes en los que se exponían los “artilugios” que utilizaba Apple para eludir impuestos sobre al menos 74.000 millones de dólares en los últimos tres años. “Es una de las mayores evasoras” de Estados Unidos, declaró John McCain, excandidato republicano a la Casa Blanca y miembro de esa comisión del Senado.
Tim Cook tuvo que comparecer ante la cámara para dar explicaciones, aunque salió indemne. El 'poder blando' de la marca es tal que los miembros del Comité poco menos que se disculparon antes de lanzarle un dardo al consejero delegado. “Me encanta Apple. Acosé a mi marido hasta que nos convertimos al McBook”, arrancó la senadora Claire McCaskill. “Adoramos el iPhone y el iPad”, afirmó Carl Levin antes de someterle al interrogatorio. El propio McCain le felicitó por el legado que iban a dejar.
“Fue asqueroso” ver semejante espectáculo de peloteo, expresa a El Confidencial Curtis Ellis, de American Jobs Alliance, muy crítico con las políticas de la empresa. “Apple probablemente no existiría si no hubiera sido por la inversión gubernamental en la industria electrónica y de alta tecnología en California, por ejemplo. Es una desgracia que se hayan aprovechado de todo lo que les ha dado Estados Unidos para crecer como una empresa de valor incalculable, y devuelva tan poco al país que les ha ayudado a crecer”, dice Ellis.
Apple ha creado una red internacional de empresas subsidiarias que ni los mejores expertos llegan a comprender: empresas sin empleados y filiales fantasmas, entre otros elementos. “Es lo que los técnicos llamamos un increíble desparpajo”, describió para The New York Times el exmiembro del Comité de Impuestos Edward Kleinbard. Respetando la letra de la ley, la empresa del iPhone habría incumplido hasta el extremo el espíritu de la misma.
La firma obtuvo en 2012 unos ingresos declarados de 41.000 millones, según los resultados publicados ante la Comisión del Mercado de Valores (SEC). Sobre esa cantidad pagó un total de 2.500 millones de dólares en impuestos federales, el equivalente a un 20%, según los cálculos de la agencia de noticias Bloomberg. El tipo nominal para las empresas es del 35%.
¿Y en el resto del mundo? Ahí estaría el problema. La compañía oculta gran parte de sus beneficios en un limbo sin residencia fiscal a través de la empresa sin empleados Apple Operations International. Tributa, por lo demás, una cantidad ridícula en el extranjero: 713 millones de dólares en todo el mundo en 2012, un 1,9% del total de casi 37.000 millones, según el diario USA Today.
La empresa fundada por Jobs, que no ha respondido a las peticiones de entrevista de El Confidencial, se defiende asegurando que paga “cada dólar” de lo que le corresponde y que esto ya la convierte en una de las principales contribuyentes corporativas a las arcas del país. “En el año fiscal 2012 pagamos 6.000 millones de dólares de impuestos. Esto supone uno de cada 40 dólares (lo que equivaldría al 2,5%) de todo lo recaudado en impuesto de sociedades por el Gobierno de Estados Unidos”, dijo la empresa en una nota enviada al NYT.
Muy pocos trabajadores para tanto ingreso
Junto a las críticas por su elusión legal de impuestos, la empresa de la manzana está en la picota por haber deslocalizado la gran mayoría de los empleos necesarios para fabricar sus productos. Tanto ha sido el ruido que, en plena ola mediática en contra, ha anunciado que fabricará una de sus computadoras en Estados Unidos.
Apple cuenta con tan sólo 50.250 trabajadores en el país americano. A pesar de que es la tercera empresa del país por beneficios (20.000 millones de euros en 2011), no aparece siquiera en la clasificación de las cincuenta empresas con más empleados, liderada por Wall Mart con 1.800.000 y con IBM como primera empresa tecnológica, en quinto lugar, con 355.000.
“Por supuesto Apple no se parece en nada a General Motors en los años cincuenta” asegura a El Confidencial Adam Lashinsky, autor de Apple, el legado de Seve Jobs (Aguilar, 2012). “Estoy de acuerdo con que no es una empresa estadounidense. Es una empresa global, pero no creo que haya nada de malo en eso”.
Apple ha contraatacado refugiándose en los empleos indirectos generados. En su página web aseguran que crean 598.500 empleos directos e indirectos, aunque no explican cómo han llegado a esa cifra tan precisa. Incluyen ahí a sus 50.250 trabajadores, y todos los indirectos propios de las actividades económicas de cualquier empresa (transporte de sus productos, vendedores en las tiendas, etc.), además de 291.250 empleos más del desarrollo de las aplicaciones para sus productos (la llamada Apple Store), de nuevo sin desvelar la fuente o el modo de cálculo. De alguna forma Apple se escuda en el llamado 'factor multiplicador' del trabajo que en nada le distingue de otras compañías como Hewlett-Packard, que tiene 360.000 empleados directos y también da trabajo indirecto a decenas de miles de personas en transporte, desarrollo de software o de venta de sus productos en tienda.
El hecho es que la gran mayoría de los 70 millones de iPhones o de los 30 millones de iPads que se venden cada año se fabrican fuera del país. La empresa de capital taiwanés Foxconn es la principal proveedora. Tiene cerca de medio millón de trabajadores en China, y pretende superar pronto el millón. No todos trabajan para Apple, aunque sí gran parte de los alrededor de 250.000 de la ciudad-factoría llamada informalmente iPad city, en Longhua, al sur del país.
“La misma crítica que se hace a Apple podría hacerse a los fabricantes de automóviles”, opina para El Confidencial Owen Linzmayer, autor de Apple Confidential (William Pollock, 2004). “Hay una presión para comprar made in America, pero en realidad las partes de esos coches se traen de todas las partes del globo y aquí se ensamblan y después se venden como estadounidenses, cuando sólo se han diseñado aquí. Quizá por eso los productos de Apple vienen con una pequeña etiqueta que dice 'diseñado en California'”. Otros, como Curtis Ellis, son más contundentes: “Tim Cook es el arquitecto de una cadena de suministro global que ha deslocalizado miles de empleos y llevado a la bancarrota y el desempleo de miles de ingenieros de línea en el país”.
El trasfondo de toda esta polémica trasciende a la compañía tecnológica. Otras, como Chevron o Exxon Mobile la superan en beneficios con aproximadamente los mismos empleados y con desgravaciones (subvenciones) fiscales de miles de millones de dólares. ¿Por qué se ceba la prensa con Apple? Muy probablemente por su carácter emblemático. Apple viene a ser a nuestra época lo que Ford fue a la de la posguerra: una de las compañías más punteras y conocidas por la gente, que ha creado un producto asequible para el gran público. Pero mientras la de Henry Ford se convirtió en ejemplo de la creación de trabajos para la clase media y de contribución social a fuerza de pagar impuestos, la de Steve Jobs no está yendo por el mismo camino. El mundo, tal vez, es muy diferente.
Esconde el dinero fuera del país. Es una de las mayores empresas en capitalización de mercado y beneficios, pero está a la cola de las grandes en número de empleados. Fabrica casi todo en China y paga un porcentaje de impuestos ridículo frente a sus ingresos en Estados Unidos. ¿Es Apple realmente una empresa americana? ¿Son los beneficios que le da al país proporcionales a sus ingresos? ¿Necesita Estados Unidos más Steve Jobs, o quizá más bien un nuevo Henry Ford? “Somos una empresa estadounidense, aunque vendamos en China, Egipto o Arabia Saudí”, ha afirmado ante las críticas recientemente su consejero delegado, Tim Cook.