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Chacal, un “combatiente por la libertad”, según su abogada (y esposa)
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RATIFICADA ESTA SEMANA LA SEGUNDA CADENA PERPETUA PARA EL TERRORISTA

Chacal, un “combatiente por la libertad”, según su abogada (y esposa)

“Es completamente ilegal. Desde su secuestro en África, organizado por la CIA, todo lo es: cada condena y cada uno de sus días en prisión”. Para

Foto: Chacal, un “combatiente por la libertad”, según su abogada (y esposa)
Chacal, un “combatiente por la libertad”, según su abogada (y esposa)

“Es completamente ilegal. Desde su secuestro en África, organizado por la CIA, todo lo es: cada condena y cada uno de sus días en prisión”. Para Isabelle Coutant-Peyre, abogada de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, el Chacal, la justicia francesa no ha hecho esta semana más que volver a despreciar la legalidad con su ratificación de la segunda condena a cadena perpetua del terrorista. Coutant-Peyre insiste una y otra vez, en conversación telefónica con El Confidencial, en que “no existe ninguna evidencia; nada” que pruebe que él estuvo implicado en los cuatro atentados de principios de los años 80 en Francia –causaron 11 muertos y más de un centenar de heridos- por los que fue juzgado en 2011 y, tras la vista del recurso planteado por ella, condenado en segunda instancia el pasado miércoles. La letrada -para quien Carlos es un “combatiente por la libertad”, más que un terrorista- aún confía en que él salga algún día de la cárcel. Aparte de que, para ella, sería una cuestión de justicia, tiene otras razones: es, además de su letrada, su esposa. Al menos de forma simbólica.

Aquella ceremonia, celebrada en 2001 en la cárcel, sólo tiene valor para el terrorista, la abogada y, quizá, Alá. Para entonces, la historia de Carlos sobrepasaba el ámbito de la leyenda. Nacido en Venezuela, en 1949, convertido al islam y al comunismo, en los setenta y ochenta fue el hombre más buscado del planeta. Entre sus hazañasestá el secuestro de más de 60 personas, entre ellas una decena de ministros, en una reunión en Viena de la OPEP, en 1975, y la organización del asesinato (son sus propias cuentas) de otras 1.500 en nombre de la causa palestina, el marxismo leninismo y, según su letrada, la libertad. Detenido en Sudán, en 1994, y entregado a las autoridades francesas –el “secuestro” al que se refiere Coutant-Peyre-, el Chacal no ha visto desde entonces la luz fuera de las prisiones francesas. Escuchó en 1997 una primera condena de por vida por el asesinato en 1974 de dos policías franceses y un informante libanés y esta semana se ha rubricado la segunda.

Aquel año, la francesa Coutant-Peyre -nacida en 1952, en una familia de clase media- había llevado ya la defensa de la primera esposa del venezolano, Magdalena Kopp, y se había sumado al equipo de Jacques Verges (conocido como El abogado del diablo) en el caso de Chacal. A él lo conoció en la cárcel, y, tras el primer flechazo, se convirtió en directora de su defensa y, más tarde, en su esposa, en una ceremonia sin papeles en la que él, comunista con clase, le regaló un reloj de Cartier.

Insiste la letrada desde su despacho en el parisino bulevar de Saint Germain en que lo suyo no son las causas perdidas ni los pleitos polémicos, sino que ejerce sobre todo en temas de negocios, de contratos entre compañías. Lo cierto es, sin embargo, que entre sus defendidos, aparte de Chacal, han figurado Zacarias Moussaoui, implicado en el 11S; Roger Garaudy, intelectual juzgado por negar el Holocausto; Mohamed Menalel Merah, el padre del autor del tiroteo del pasado año en Toulouse y Montauban (denunció por asesinato a los policías que mataron a su hijo); y hasta el propio Gobierno iraní, que pretendía emprender acciones legales contra Argo y otra serie de películas estadounidenses por denigrar la imagen de sus ciudadanos. “En este país hay muchos juicios políticos, artificiales, de personas que no han hecho nada contra Francia. Defender a estas personas es mi obligación como abogada”.

“Fotocopias de fotocopias”

Juicios políticos, como (para ella) los de Carlos. Coutant-Peyre habla de las irregularidades de la vista de 2011 y, en cierto sentido, en esto no le falta razón: baste señalar que, en un punto de surrealismo, uno de los magistrados robó un enorme reloj del siglo XIX de una de las salas del palacio de justicia. Pero, sobre todo, habla de la falta de evidencias, en 2011 y ahora, en la revisión de aquella causa. “Ha habido una larga investigación y sin embargo no han encontrado nada que le incrimine. La fiscalía usó informes provenientes de países del antiguo pacto de Varsovia que llegaron además a través de la CIA; papeles sobre los que incluso un fiscal alemán planteó sus reservas porque nunca pudo ver los originales”. Según los ha definido otro de los abogados de Carlos -en lo que parece un remedo internacional del caso Bárcenas-, eran “fotocopias de fotocopias”, a lo que se añade, según Coutant-Peyre, que “muchas veces, en países como Hungría o Rumanía, los agentes tenían noticia por los periódicos o la prensa de un atentado en París y, sobre eso, escribían: Posiblemente, es obra de Carlos”.

“Es una condena basada en rumores por el interés de Estados Unidos y la OTAN”, concluye la abogada, cuya retórica sirve de eco de la de su esposo. “El Estado francés prefiere ser cómplice de los crímenes cometidos por sus amigos del otro lado del Atlántico antes que trabajar por el progreso y la libertad”. Coutant-Peyre va a presentar un nuevo recurso, aunque no cree que la justicia francesa “respete la legalidad. Es importante recalcar que él fue secuestrado por la CIA, que lo entregó a Francia porque sabía que en este país es posible condenar de por vida a alguien incluso sin evidencias”.

Por si quedan dudas, Coutant-Peyre recalca que está “absolutamente de acuerdo con el análisis político de Carlos. Por ejemplo, los Gobiernos europeos mandan ejércitos a otros países con el pretexto de defender los derechos humanos, cuando sabemos que eso no les preocupa. Él no es un terrorista, es un combatiente por la libertad. El Mosad, la CIA, sí son organizaciones terroristas. Y creo que es aceptable, desde un punto de vista ético, matar por una causa. Esto es una guerra, aunque no sea pública".

La abogada, aficionada a los Cohiba, asegura que, en contra de la opinión que en Europa y EEUU existe sobre Carlos, en el resto del planeta se le tiene por un revolucionario. Dice que Chacal, que pasó años aislado en prisión –y según ella, fue “víctima de una gran violencia; por ejemplo, le despertaban cada hora"- es una persona fuerte y optimista. “Yo no lo soy en lo que respecta a lo judicial: en este sentido, hacen lo que quieren. Pero sí confío en una solución política, en la que por fin actúe Venezuela y él sea puesto en libertad”. Al fin y al cabo, además de su representante legal, ella es también la esposa de un hombre cuyas manos han sido capaces de matar -con causa, como asegura la francesa, o sin ella-, pero también de escribirle versos como los que siguen: "Siento celos del sol que te broncea; de la sombra que te acaricia; de tus sábanas, que no me cubren. De tus piernas, que no se entrelazan con las mías".

“Es completamente ilegal. Desde su secuestro en África, organizado por la CIA, todo lo es: cada condena y cada uno de sus días en prisión”. Para Isabelle Coutant-Peyre, abogada de Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, el Chacal, la justicia francesa no ha hecho esta semana más que volver a despreciar la legalidad con su ratificación de la segunda condena a cadena perpetua del terrorista. Coutant-Peyre insiste una y otra vez, en conversación telefónica con El Confidencial, en que “no existe ninguna evidencia; nada” que pruebe que él estuvo implicado en los cuatro atentados de principios de los años 80 en Francia –causaron 11 muertos y más de un centenar de heridos- por los que fue juzgado en 2011 y, tras la vista del recurso planteado por ella, condenado en segunda instancia el pasado miércoles. La letrada -para quien Carlos es un “combatiente por la libertad”, más que un terrorista- aún confía en que él salga algún día de la cárcel. Aparte de que, para ella, sería una cuestión de justicia, tiene otras razones: es, además de su letrada, su esposa. Al menos de forma simbólica.

Carlos Checa