La vida en tránsito de Edward Snowden

En el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú nadie quiere saber nada estos días de la prensa. Tras interminables saltos de una operadora a otra, finalmente coge el teléfono un señor que habla español con ese inconfundible acento rocoso de espía ruso que aprendimos en los doblajes cinematográficos de cuando la guerra fría: “¿Es el periodista español?”. Sí. “No podemos damos aquella información. No podemos damos ninguna información”. El mantra continúa a cada pregunta, por inocente que sea: ¿Existen dormitorios custodiados y habitables en las zonas de tránsito del aeropuerto Sheremetyevo? “No podemos damos esa información”.

El aeropuerto Sheremetyevo es, desde el pasado domingo, la residencia oficial de Edward Snowden, el exempleado de la CIA que reveló a The Guardian y The Washintong Post documentos clasificados de alto secreto sobre los espionajes masivos que los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña practican sobre sus ciudadanos.

-Snowden es epiléptico. ¿Está recibiendo algún tipo de asistencia médica?

-No podemos esa información, no damos, muchas gracias -el teléfono se queda mudo. 

En el aeropuerto de Sheremetyevo, como en muchos otros de todo el mundo, existen en las zonas de tránsito dependencias acondicionadas para que, mal que bien, turistas de paso sin permiso de entrada, indocumentados, personas con visados no autorizados, pasaportes irregulares o alguna documentación no en regla permanezcan hasta regularizar su situación, coger otro vuelo tras escala o ser repatriados, dependiendo de los casos. Estas dependencias no son competencia de la autoridad aeroportuaria. Dependen de otras autoridades. En España, por ejemplo, de la Policía Nacional. “No son exactamente cárceles, pero son cárceles”, las describe un policía nacional, ya en segunda actividad, que durante años prestó servicio en Barajas. Concretamente, como experto en falsificación de documentos, lo que le ha dado posibilidad de conocer el día a día de estos lugares y de sus no siempre respetables inquilinos.

“Antes había en Barajas una zona, una especie de residencia cerrada con habitaciones, con servicios y con todo lo necesario. Ahora no sé cómo está”, señala este agente. En Aena no pueden dar información alguna, tampoco, sobre esas dependencias que en la actualidad, señalan, no están en el recinto de Barajas. “Dependen de la policía. No podemos decir nada más”, zanjan el asunto.

El pasado domingo, Snowden llegó desde Hong-Kong a Sheremetyevo con sus maletas y su vistoso ordenador: está literalmente tuneado con pegatinas que aluden a la libertad en Internet, al software libre y a movimientos libertarios de toda índole. Tras su llegada a Moscú, las autoridades estadounidenses procedieron, inmediatamente, a revocar su pasaporte. Algo que al gobierno de Vladimir Putin ha dejado indiferente. Aseguran que la documentación está en regla y que Snowden podrá viajar si quiere: "Ha llegado como pasajero de tránsito y no necesita ni visado ni ningún otro documento. Como pasajero en tránsito tiene derecho de comprar un billete y volar donde le dé la gana. No ha cruzado la frontera rusa y por tanto no necesita visado", señaló el presidente ruso. La decisión de convencer a Snowden de que no volara a Cuba fue tomada desde La Habana

De hecho, a mediados de esta semana Snowden adquirió un billete directo hacia a La Habana. Pero su asiento se quedó vacío. Según varios medios cubanos en el exilio estadounidense, la decisión de convencer a Snowden de que no volara a la isla caribeña fue tomada desde La Habana. Cuba no tiene con EEUU tratado de extradición pero, según varios analistas cubanos del exilio, los Castro están intentando que el affaire Snowden no les roce. Ambos países han retomado hace apenas unas semanas el diálogo sobre el tema migratorio y el servicio postal directo, y las autoridades habaneras temen que Barak Obama ordene el cese de las conversaciones si Cuba ofrece cualquier tipo de apoyo o logística al informático.

Un hotel cápsula

En todo caso, aunque pasen los días, las condiciones de vida de Snowden en el aeropuerto moscovita (uno de los tres de la capital rusa) no son demasiado incómodas. La zona de tránsito del Sheremetyevo, terminal E, posee hotel propio. El Cápsula V Express cuenta con una cincuentena de habitaciones con televisor, baño, teléfono y acceso a internet desde 10.000 rublos diarios (234 euros). Las habitaciones simples tienen apenas dos metros y medio de ancho por tres de largo, decoradas en tonos crema y con un anticuado teléfono azul a los pies de la cama. 

Allí espera Snowden la resolución de su caso. Quizá descartada Cuba para evitar conflictos diplomáticos, sus destinos más probables (y de su valioso y tuneado ordenador portátil) son Venezuela y Ecuador. Los gobiernos de ambos países ya han mostrado su predisposición a alojarlo, aunque Ecuador negó taxativamente este miércoles que haya tramitado aún la petición de Snowden. Al contrario que Cuba, Ecuador y Venezuela sí tienen tratado de extradición con EEUU. Pero, en ambos casos, con algunas excepciones. La de refugiado político es una de ellas. Y, como no podría ser de otra forma y sucede en numerosísimos países desde siempre, el estatus de refugiado político incluye, por supuesto, a los espías.