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La Policía pide la suspensión de la semifinal entre Brasil y Uruguay
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DEBIDO A LAS PROTESTAS CONVOCADAS CONTRA LA COPA CONFEDERACIONES

La Policía pide la suspensión de la semifinal entre Brasil y Uruguay

La Policía brasileña pidió ayer por razones de seguridad la suspensión del partido de semifinal de la Copa Confederaciones que hoy disputarán Brasil y Uruguay. Ya

Foto: La Policía pide la suspensión de la semifinal entre Brasil y Uruguay
La Policía pide la suspensión de la semifinal entre Brasil y Uruguay

La Policía brasileña pidió ayer por razones de seguridad la suspensión del partido de semifinal de la Copa Confederaciones que hoy disputarán Brasil y Uruguay. Ya que las protestas contra el evento de fútbol continuarán a lo largo de la jornada y hay una manifestación convocada en Belo Horizonte, donde se jugará el encuentro, las fuerzas del orden advirtieron de que no se responsabilizan de lo que pueda suceder.    

A dichas advertencias se sumó ayer la Fiscalía brasileña, que exigió "garantías para la seguridad" de quienes quieran protestar contra la Copa Confederaciones en Belo Horizonte, en el marco del encuentro entre Brasil y Uruguay, considerado de alto riesgo. "Se ha pedido que se respete el derecho a la protesta y se vele por la seguridad de los manifestantes", indicó un portavoz del Ministerio Público de Minas Gerais, cuya capital es Belo Horizonte.


El portavoz admitió también que los movimientos sociales que han convocado las protestas han "sugerido" que "el partido se cancele" si las autoridades no garantizan el "derecho a la manifestación y la seguridad", aunque subrayó que esa propuesta no fue presentada por la Fiscalía a las autoridades de la ciudad. Según los movimientos sociales que organizan las protestas contra el gasto público en la Copa Confederaciones y el Mundial de 2014, la manifestación de hoy en Belo Horizonte puede congregar a más de 100.000 personas.

"El combate será inevitable"

La tensión que precede al encuentro entre Brasil y Uruguay debido a las manifestaciones que ya hubo frente a otros estadios en que se disputa el torneo, fue alimentada este domingo por el coronel Márcio Martins Santana, jefe de la Policía Militar de Minas Gerais, quien declaró en rueda de prensa que si la protesta pretende llegar a las puertas del estadio Mineirão, como ha ocurrido con otras manifestaciones, "el combate será inevitable". Santana explicó que las autoridades han establecido un perímetro de dos kilómetros en torno al estadio, en el que las protestas no serán permitidas.
 

El pasado domingo, cuando en el estadio Mineirão jugaron las selecciones de Japón y México, unas 60.000 personas que protestaban contra la Copa Confederaciones fueron contenidas por la policía a unos tres kilómetros del coliseo. La manifestación fue reprimida con gases lacrimógenos y balas de goma, y los enfrentamientos dejaron al menos quince heridos.

En una nota oficial, el Ministerio Público explicó que pidió garantías para los manifestantes fundamentadas en "los violentos conflictos del pasado sábado y declaraciones que puedan exasperar" los ánimos de quienes protestan y de las fuerzas de seguridad.

Las protestas contra la Copa Confederaciones se han sumado a una ola de manifestaciones que desde hace dos semanas sacude a Brasil con múltiples demandas, que van desde mejores servicios públicos hasta un combate frontal a la corrupción. La FIFA no se ha pronunciado sobre el clima previo al partido entre Brasil y Uruguay, pero ayer anunció que las puertas del estadio Mineirão serán abiertas mañana cuatro horas antes del encuentro y no tres, como ha ocurrido en otros partidos de la Copa Confederaciones. El partido se prevé tenso, porque se considera una reedición del 'Maracanazo' de 1950, cuando la selección brasileña perdió la final del Mundial en su casa.

El presidente del Senado propone un 20% del PIB para salud y educación

En un intento por calmar los ánimos, el presidente del Senado, Renan Calheiros, miembro de la coalición de gobierno, anunció ayer que dicha cámara discutirá sendos proyectos de ley que proponen destinar el 10% del producto interior bruto (PIB) a la salud, y el mismo porcentaje para la educación. Ambas propuestas fueron incluidas en una "agenda positiva" que divulgó el presidente del Senado como respuesta a las demandas de las manifestaciones que en las últimas dos semanas han sacudido el país.


"La sociedad reclama mejorías para el día a día" y "ningún poder puede ser sordo a esos reclamos", manifestó Calheiros, quien apuntó que "el Senado es la casa del pueblo y quiere lo mismo que el pueblo quiere".
 

El presidente del Senado dijo que además, en esa nueva agenda se incluirán proyectos de ley que agravarán las penas para los crímenes de sangre y también para la corrupción, que está en el centro de las reclamaciones expresadas en las protestas. También propone llevar a votación un proyecto que destina la totalidad de las regalías que genere el petróleo que yace en aguas profundas del Atlántico a la educación, tal como pide el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff.

Según Calheiros, la aprobación de ese proyecto permitiría, además, financiar el transporte gratuito para todos los estudiantes. Asimismo, tal como lo exigen las manifestaciones, dijo que está dispuesto a aceptar cualquier proyecto "para reducir el número de ministerios" y aligerar la pesada maquinaria pública. En Brasil hay actualmente 24 ministerios, así como diez secretarias y cinco organismos que tienen ese mismo estatus.

Calheiros también manifestó apoyo al plebiscito que Rousseff propuso para concretar una reforma política que el Parlamento posterga desde hace décadas y aceptó incluso que sea hecho por la vía de una Asamblea Constituyente, como planteó la mandataria.

La Policía brasileña pidió ayer por razones de seguridad la suspensión del partido de semifinal de la Copa Confederaciones que hoy disputarán Brasil y Uruguay. Ya que las protestas contra el evento de fútbol continuarán a lo largo de la jornada y hay una manifestación convocada en Belo Horizonte, donde se jugará el encuentro, las fuerzas del orden advirtieron de que no se responsabilizan de lo que pueda suceder.    

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