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México se convierte en la Florida ‘low cost’ para jubilados yanquis
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POR EL EMPOBRECIMIENTO DE LA CLASE MEDIA ESTADOUNIDENSE

México se convierte en la Florida ‘low cost’ para jubilados yanquis

El gélido invierno y las espesas nevadas neoyorquinas han dejado paso a la primavera en Manhattan. Carol y Stanley, dos estadounidenses que disfrutan de su jubilación,

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México se convierte en la Florida ‘low cost’ para jubilados yanquis

El gélido invierno y las espesas nevadas neoyorquinas han dejado paso a la primavera en Manhattan. Carol y Stanley, dos estadounidenses que disfrutan de su jubilación, regresan a su apartamento del Upper East Side después de varios meses observando el Pacífico desde su vivienda en Puerto Vallarta, México. Como ellos, cientos de miles de gringos han cambiado el tradicional retiro de Florida por un destino más exótico y, sobre todo, más barato, como son las costas mexicanas. Un fenómeno que para el país que preside Enrique Peña Nieto se ha convertido en una jugosa fuente de ingresos.

Para algunos estadounidenses y canadienses, jubilarse en México se trata de una elección más original y estimulante que la ya manida y saturada Florida; es más, tras la crisis económica y el empobrecimiento de las clases medias norteamericanas, también se ha convertido en un destino de playa, sol, gastronomía o servicios de salud a un precio más asequible. No es fácil calcular cuántos gringos han elegido retirarse en tierras mexicanas, dado que no todos se registran como residentes, pero en diciembre de 2011 el Gobierno dio por válida la cifra de dos millones.

“Stanley y yo llegamos a Puerto Vallarta hace unos 18 años. Habíamos estado antes en Acapulco, pero no aquí. Encontramos un hotel bonito en la playa, y enseguida nos enamoramos de esta preciosa ciudad”, relata Carol en su inglés natal. Pese al tiempo transcurrido, buena parte de su vida sigue desarrollándose en inglés cuando trata con amigos y vecinos; apenas domina unas cuantas palabras en español.

“Al año siguiente regresamos, y desde entonces comenzamos a alquilar en diferentes áreas de Vallarta, hasta que finalmente decidimos que era tiempo de comprar una ‘casita’. Pese a que es un largo viaje desde Nueva York, sabíamos que este era el lugar donde queríamos estar”. Carol y Stanley dominan la bahía desde el balcón de su moderno apartamento, donde se mezcla el estilo neoyorquino con el desenfado de una casa en la costa. “La atmósfera aquí es muy casual y relajada. Y no quisimos ir a Florida porque era como seguir viviendo en Nueva York”, aclara Carol.

“El encanto de Vallarta, las tradiciones, la comida, las playas y su gente maravillosa nos convencieron de que era aquí donde queríamos pasar los inviernos. Además, disfrutamos de muchos viajes a otras partes de México como Guadalajara, San Miguel de Allende, Oaxaca o Veracruz. Cada pueblo tiene su encanto y la gente es muy hospitalaria”, añade.

La seguridad no es un problema 

Sus amigos Tom y Kathy no huyen del frío, ya que proceden de San Francisco, pero también eligieron una playa próxima a Vallarta y a la lujosa plaza turística de Punta Mita para retirarse. Lo que comenzó siendo una pequeña y modesta casa, es ahora una magnífica construcción que da directamente a la arena de la playa, muy cerca de donde vienen a morir las olas del Pacífico. Algo mucho más difícil de conseguir en su ciudad de origen, y con un clima más cálido.

Para ellos, como para la mayoría de estadounidenses y canadienses que deciden retirarse en este país, el deterioro de la seguridad en los últimos años no es un problema, entre otras razones, porque las zonas turísticas de Vallarta, San Miguel de Allende, Los Cabos o Cancún no se encuentran entre las más problemáticas del país, a diferencia de Acapulco, donde fueron violadas seis jóvenes españolas, o el Estado de Sinaloa, donde recientemente fueron asesinados dos comerciantes españoles.

Impulso al sector inmobiliario

Este creciente número de estadounidenses interesados en un retiro soleado low cost supone un importante potencial de negocio inmobiliario y turístico. En abril, México dio un nuevo paso legislativo para atraer este tipo de inversiones, permitiendo que los ciudadanos extranjeros puedan comprar casas o terrenos en la playa o en zonas fronterizas. Aunque resulte sorprendente, y en la práctica existieran métodos para eludir la prohibición, históricas razones de seguridad y defensa del territorio nacional impedían que un foráneo adquiriera este tipo de bienes inmuebles a una distancia de 50 kilómetros de la costa, y 100 de la frontera.

De hecho, la nueva normativa se aprobó con la oposición de diputados de izquierda, que consideraron que se está permitiendo una suerte de venta del país. En todo caso, la iniciativa salió adelante con el propósito de atraer sobre todo a gringos retirados, como expuso el diputado Raúl Paz (PAN), y recogió el diario Adnpolítico.com:  “La prohibición existente, a pesar de que sus orígenes históricos no corresponden ya al contexto actual, nos pone en desventaja con otros países con los que hoy competimos, que también son destino para miles de jubilados de todo el mundo que buscan un lugar para residir gran parte del año y que dejan una derrama económica superior a los 2,500 millones de dólares en beneficio de los habitantes, ciudades y municipios donde ellos se concentran”.

Por otra parte, la nueva Florida de bajo coste supone otro ejemplo de la peculiar relación entre la primera potencia, Estados Unidos, y el emergente México. Ambos se intercambian población, con la diferencia de que los mexicanos emigran al norte a trabajar luchando contra las leyes migratorias, mientras que Estados Unidos envía al otro lado de la frontera una legión de jubilados de su generación baby boomer.   

El gélido invierno y las espesas nevadas neoyorquinas han dejado paso a la primavera en Manhattan. Carol y Stanley, dos estadounidenses que disfrutan de su jubilación, regresan a su apartamento del Upper East Side después de varios meses observando el Pacífico desde su vivienda en Puerto Vallarta, México. Como ellos, cientos de miles de gringos han cambiado el tradicional retiro de Florida por un destino más exótico y, sobre todo, más barato, como son las costas mexicanas. Un fenómeno que para el país que preside Enrique Peña Nieto se ha convertido en una jugosa fuente de ingresos.