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Egipto, un arma de doble filo para la inversión española
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NUEVAS ADJUDICACIONES PARA COMPAÑÍAS NACIONALES

Egipto, un arma de doble filo para la inversión española

Las posibilidades de inversión pesan más que la ajada coyuntura económica y política por la que atraviesa Egipto. Pese a que el cambio ha paralizado las

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Egipto, un arma de doble filo para la inversión española

Las posibilidades de inversión pesan más que la ajada coyuntura económica y política por la que atraviesa Egipto. Pese a que el cambio ha paralizado las instituciones y mantiene en punto muerto buena parte de las finanzas, las compañías españolas siguen mirando al país árabe más poblado. La firma de distintos acuerdos en los últimos días confirma su apuesta.

La adjudicación más importante la ha ganado Thales España, la filial de un grupo francés que opera sin embargo con total independencia en territorio español. La empresa -especializada en ingeniería tecnológica al servicio del transporte, seguridad, defensa y aeronáutica- renovará los sistemas de señalización de la vía de ferrocarril que une El Cairo con Alejandría. El contrato está valorado en 109 millones de euros y se ejecutará en los próximos cuatro años, a lo que hay que añadir otros dos de supervisión. 

La línea de tren enlazó por primera vez las dos principales ciudades egipcias en 1851, lo que convierte esta ruta en la más antigua de África y Oriente Próximo. Y su mantenimiento, al igual que el del resto de vías del país, parece seguir más cerca de aquella época. Cientos de pasos a nivel, que todavía sesgan los raíles, se convierten en escenario de constantes accidentes como el del pasado noviembre, en el que murieron medio centenar de niños en el sur del país.

Thales trasladará su tecnología al servicio entre El Cairo y Alejandría, por lo que aumentará la seguridad, según la propia compañía. Desde la empresa reconocen a este diario que pretenden afianzar su posición en la zona y seguir apostando por Egipto. El objetivo del Estado es invertir cerca de 770 millones de euros en los próximos años para mejorar el conjunto de la red viaria.

También esta semana, la firma española Defex, integrada en la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), ha cerrado un acuerdo por 30 millones de euros para alumbrar y mantener la seguridad de los templos de Luxor y las Pirámides de Giza, dos de los principales atractivos turísticos del país. Este sector no vive precisamente su mejor momento, especialmente las operadoras que utilizan las maravillas faraónicas como reclamo. A ello se añaden los problemas energéticos que padece Egipto, donde las dificultades económicas para producir la energía suficiente para satisfacer a una creciente demanda están provocando apagones diarios que afectan a toda la población

El único riesgo, sin embargo, para estas compañías españolas es que se cancelaran los proyectos y, en consecuencia, dejaran de cobrar. Pero su financiación no depende directamente del Estado egipcio, sino del Banco Mundial en el caso de Thales y de un préstamo blando con la administración española en el de Defex. De esta forma, las empresas esquivan eventuales problemas de pagos con las autoridades egipcias.

Dificultades con otras empresas

Sin embargo,  otras fuentes del empresariado español han denunciado retrasos en las retribuciones o incluso incumplimiento de contratos con el Gobierno egipcio. Quizá el mejor ejemplo sea el de Unión Fenosa Gas, cuya planta de licuefacción representa la mayor inversión española en el país y que desde el pasado diciembre se encuentra parada debido a la falta de suministro por parte de las autoridades locales. 

Desde la gasista señalan a El Confidencial que están intentando resolver el problema con el Ejecutivo desde hace meses, aunque el último movimiento ha sido un recurso de arbitraje internacional de la compañía que gestiona la planta (Unión Fenosa Gas controla el 80%, mientras que el otro 20% está en manos de una empresa pública egipcia) ante la suspensión de los pagos por explotación por parte de sus socios locales.

Según la Oficina Comercial de España en Egipto, las empresas españolas no discriminan las adjudicaciones debido a la fuente de financiación, sino que es el propio Gobierno de Mohamed Morsi  el que está recurriendo a los préstamos multilaterales para acometer nuevas obras. El Cairo sigue negociando con el FMI, pero mientras tanto ya han entrado flujos crediticios desde Turquía, Catar, Arabia Saudí y Libia, entre otros países.

FCC y ACS, en pugna por el agua

No obstante, la revolución no sirve para explicar todos los conflictos. En 2006, FCC decidió cancelar un contrato de recogida de basuras, ante los impagos de la administración y las trabas de un sector de la población que se dedica rudimentariamente a acometer este servicio. Sin embargo, también en esta semana la compañía de Esther Koplowitz ha entrado en la puja junto a ACS para construir una planta de tratamiento de aguas por cerca de 600 millones de euros. La constructora presidida por Koplowitz ya está presente en el país en esta misma actividad, a través de su filial Aqualia.

FCC y ACS pujan para construir una planta de tratamiento de aguas por cerca de 600 millones de euros en Abu RawashLa apuesta por la internacionalización provoca que haya otras grandes compañías interesadas en entrar en Egipto, como atestiguan en la Oficina Comercial. Según estas fuentes, pese a los problemas que haya podido haber y que se están intentando resolver, las empresas españolas creen que es un momento interesante para posicionarse en este mercado. Tampoco las ya instaladas tienen previsto salir.

Según los datos del Ministerio de Exteriores, la inversión española neta en Egipto desde 1993 hasta ahora supera los 700 millones de euros. Una cantidad moderada. Aunque estas fuentes insisten en que todavía hay grandes oportunidades de inversión en infraestructuras, trasporte, energías renovables, gestión de aguas, telecomunicaciones, turismo y en el sector alimenticio.

Las posibilidades de inversión pesan más que la ajada coyuntura económica y política por la que atraviesa Egipto. Pese a que el cambio ha paralizado las instituciones y mantiene en punto muerto buena parte de las finanzas, las compañías españolas siguen mirando al país árabe más poblado. La firma de distintos acuerdos en los últimos días confirma su apuesta.