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“Estamos bien de milagro. No fueron explosiones muy fuertes, pero salió gente volando”
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TESTIMONIO DESDE BOSTON DE VARIOS CORREDORES ESPAÑOLES

“Estamos bien de milagro. No fueron explosiones muy fuertes, pero salió gente volando”

“Casi nos pilla. 2 minutos después de pasar por meta ha explotado. Estamos todos bien”. Con este lacónico mensaje de texto, el español Mikel Echavarren contactó

Foto: “Estamos bien de milagro. No fueron explosiones muy fuertes, pero salió gente volando”
“Estamos bien de milagro. No fueron explosiones muy fuertes, pero salió gente volando”

“Casi nos pilla. 2 minutos después de pasar por meta ha explotado. Estamos todos bien”. Con este lacónico mensaje de texto, el español Mikel Echavarren contactó ayer con sus familiares y amigos en España para comunicarles que había resultado ileso de los atentados que ayer reventaron las entrañas de Boston al final del trayecto de la maratón popular que se celebraba. Junto a él, otros 90 compatriotas participaban en el evento deportivo, sin que haya noticias de que resultaran heridos, ni tampoco los acompañantes que formaban parte del público.

El experimentado corredor (51 años) había acudido con familiares y amigos para disputar la prueba, como hace cada año con alguna de las maratones más populares del mundo. En esta ocasión, cuatro horas y cuatro minutos después de iniciarse la carrera, Echavarren cruzó la meta a las 15:04 hora local (21:04 en España), sólo dos minutos antes de que estallaran las primeras bombas en las inmediaciones de la línea de llegada, según relató él mismo a través de Twitter: “Todos bien en Boston. Nada más llegar han estallado las bombas a 200m. Gracias por los mensajes”.

A salvo, aunque con el desconcierto aún presente, el corredor español siguió ofreciendo testimonio de su experiencia a través de mensajes por el móvil, antes de que el espacio radioeléctrico sufriera cortes para evitar posibles detonaciones mediante el uso de aparatos móviles o de control remoto. “Estamos bien de milagro. Acabábamos de pasar por meta y ha estallado la primera bomba. Al poco lo hizo la segunda. No parecían muy fuertes, pero ha salido gente volando. Nuestros acompañantes estaban a 300m porque no les habían dejado ponerse ahí”.

La mayoría de los participantes españoles aterrizó en Boston el sábado 13 de abril, con tiempo suficiente para aclimatarse a la ciudad y hacer algo de turismo urbano. “El día anterior pasamos por la llegada, por el sitio exacto donde ha estallado la primera bomba. Nos sorprendió la escasa seguridad que había”, relata Echavarren en el último mensaje de texto remitido a El Confidencial. “Ha habido dos explosiones. La primera junto a la llegada, delante de una iglesia. Ha afectado a la gente que estaba animando. A nuestras familias no les habían dejado ponerse ahí”.

En sólo unos minutos, Boston perdió su rostro festivo para convertirse en un caos. “La segunda bomba ha sido en la misma acera, unos metros atrás. Tiene pinta de haber sido un par de mochilas. Sonaron muy fuerte, pero no tanto como otras bombas sufridas en Madrid”, relata con detalle Echavarren cuando recuerda sus trágicas experiencias en la capital española. “Al principio la gente se ha quedado sin reaccionar, paralizada, pero luego ha salido todo el mundo corriendo sin control. Algunos amigos no pudieron terminar, ya que cortaron la carrera”.

Confusión y alarma desde la planta 21

El estallido de las dos bombas estaba en la recta final de la maratón, muy cerca de dos de los hoteles más conocidos de Boston, el Mandarin Oriental y el Westin, donde estamos alojados unos 20 españoles y en el que están montando el centro de operaciones de la policía. Desde ese establecimiento, en la planta 21, otro de los españoles participantes, Juan Rubio, vivió lo ocurrido. “Habíamos terminado con un tiempo aproximado de 3 horas y estábamos ya en las habitaciones”, relata desde la capital de Massachusetts mientras come algo junto a otros amigos.

“Con el primer estallido se movieron los ventanales, pero pensamos que era el cañonazo de final de prueba”. Sin embargo, al comprobar el reloj y ver que sólo habían transcurrido cuatro horas pensaron en lo peor y se asomaron a las ventanas alarmados. Justo entonces tuvo lugar el segundo estallido. La primera impresión fue horrible. “Esa es la hora de máxima afluencia de corredores a la meta, el tiempo más popular, con las tribunas repletas de público. Sea lo que fuere, estaba calculado para que tuviera la máxima audiencia”, subraya desde un comedor del hotel.

“La maratón de Boston es la más antigua y peculiar del mundo. Transcurre por un trazado totalmente plano, entre los campus universitarios, para terminar entrando en el corazón de la ciudad”, describe Rubio al recordar su carrera. “Es imposible controlar un evento así, con miles de participantes y público a lo largo de cada punto del trazado”. Por fortuna, ningún integrante de su grupo resultó herido, como tampoco el resto de compatriotas alojados en el Westin, a pesar de que algunos acompañantes presenciaron el final cerca del punto crítico.

Regresos previstos el miércoles

Nada más cruzar la meta, cubiertos por una manta y con la medalla conmemorativa en una mano, los corredores se dirigen hacia los autobuses donde están sus pertenencias. En ese breve trayecto, Luis Fernández (41 años) es sorprendido por la primera explosión. “Se notaba que era algo muy gordo, que no era pirotecnia”, explica con voz calmada desde Boston. “Sólo transcurrieron unos segundos hasta el segundo estallido. Se hizo un breve silencio y de inmediato todo el mundo se puso a correr en sentido contrario al humo sin saber a dónde ir”.

La ceremonia de la confusión estaba servida. “La gente se puso muy nerviosa. Muchos corredores teníamos familiares en la zona de la llegada”, relata algo angustiado. Abatidos por el esfuerzo de la maratón, los participantes se desplazaban con dificultad y desorientación. “Estamos decepcionados y tristes. En medio del ambiente festivo que rodea a la prueba, cualquier satisfacción personal ha quedado borrada de un plumazo”, explica Luis Fernández, que aún desconoce si hay cambios para los vuelos de regreso a España, la mayoría previstos para el miércoles.

“Casi nos pilla. 2 minutos después de pasar por meta ha explotado. Estamos todos bien”. Con este lacónico mensaje de texto, el español Mikel Echavarren contactó ayer con sus familiares y amigos en España para comunicarles que había resultado ileso de los atentados que ayer reventaron las entrañas de Boston al final del trayecto de la maratón popular que se celebraba. Junto a él, otros 90 compatriotas participaban en el evento deportivo, sin que haya noticias de que resultaran heridos, ni tampoco los acompañantes que formaban parte del público.