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Arabia Saudí no encuentra verdugos para ejecutar con espada
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FUSILADOS SIETE HOMBRES POR ROBAR EN UNA JOYERÍA

Arabia Saudí no encuentra verdugos para ejecutar con espada

Como en el clásico de Berlanga y Azcona, las autoridades saudíes entendieron que los condenados no podían esperar. Y también como ocurre en El Verdugo, cada

Foto: Arabia Saudí no encuentra verdugos para ejecutar con espada
Arabia Saudí no encuentra verdugos para ejecutar con espada

Como en el clásico de Berlanga y Azcona, las autoridades saudíes entendieron que los condenados no podían esperar. Y también como ocurre en El Verdugo, cada vez son más las dificultades para encontrar a un artesano del ajusticiamiento en el reino wahabí. Según la tradición del país, la pena capital se debe realizar mediante la decapitación a espada, pero la escasez de profesionales para llevarla a cabo ha conducido finalmente este martes a siete condenados ante el pelotón de fusilamiento.

El diario local Al Youm recogía hace días que Arabia Saudí estudia sustituir el rifle por la ancestral cimitarra, para lo que el Gobierno ha creado un comité formado por expertos de diferentes ministerios. De acuerdo con estas informaciones, en su primer comunicado concluían que “la solución parece práctica, a la luz de la ausencia de verdugos oficiales o de los retrasos que generan su traslado desde otras regiones”. “La propuesta pretende evitar la interrupción de las condenas previstas”, añadía la nota.

La legislación saudí, regida por una aplicación completamente estricta del Islam, contempla la decapitación para delitos como la violación, el asesinato, el robo a mano armada, el tráfico de drogas o la apostasía. En los casos más flagrantes se aplica una suerte de crucifixión, como medida ejemplarizante. Éste era el castigo que le esperaba a uno de los siete condenados, mientras que el resto pasarían por la espada. Aunque en última instancia el Ministerio del Interior saudídeclaró que el fusilamiento tampoco contradice la ley islámica.

Distintas ONG habían denunciado que su condena era injusta. Un activista saudí, que trabaja al frente del InstituteforGulfAffairs, con sede en Washington, había destapado el tema coincidiendo con la visita del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, a Arabia Saudí. Después Human RightsWatch(HRW) y Amnistía Internacional (AI) se hacían eco de que los delitos se produjeron entre 2005 y 2006 cuando la mayoría de los jóvenes, que ahora tienen entre 20 y 24 años, eran menores de edad. Las organizaciones también insistían en que los acusados no habían recibido asistencia letrada en un juicio, que apenas duró tres horas.

Amnistía Internacional pudo recoger la víspera a la ejecución el testimonio de uno de los condenados. “Yo no he matado a nadie. Hemos llegado aquí por cometer un simple robo y fui torturado para confesar más cosas”, lamentaba el muchacho. “La decisión está en manos de Dios y del Rey. Apelo a la honestidad del monarca para que frene el proceso y se vuelva a reabrir el caso”, declaraba a la desesperada, pocas horas antes de recibir justicia en el céntrico mercado de la ciudad saudí de Abha.

Según las declaraciones del mismo joven, los días previos el Gobierno saudí le había sugerido a las familias de los acusados, acampadas frente al palacio real de Riad, que estaban estudiando un indulto. Las distintas organizaciones internacionales continuaron con la presión, pero los constantes llamamientos sólo fueron suficiente para retrasar el procedimiento.

La agencia oficial saudí SPA transcribía este martes las palabras del Ministerio del Interior, en las que informaba de que los reos “habían formado una banda que llevaba a cabo atracos a mano armada y robos con la ayuda de otros hombres”. La ejecución sirve, según la versión del reino, para “castigarlos a ellos mismos y advertir a otros”.

Según HRW el año pasado se ejecutaron al menos 69 casos de pena capital en Arabia Saudí, una cifra que AI eleva a 79. Los datos de esta última organización añaden además que sin contar a estos últimos condenados, este año han muerto otras 17 personas en el país a manos de la Justicia. Amnistía Internacional reclama al Gobierno español, que “debido a las buenas relaciones diplomáticas y comerciales que mantiene con Arabia Saudí”, condene estos hechos que califica como una “absoluta brutalidad”.  

Como en el clásico de Berlanga y Azcona, las autoridades saudíes entendieron que los condenados no podían esperar. Y también como ocurre en El Verdugo, cada vez son más las dificultades para encontrar a un artesano del ajusticiamiento en el reino wahabí. Según la tradición del país, la pena capital se debe realizar mediante la decapitación a espada, pero la escasez de profesionales para llevarla a cabo ha conducido finalmente este martes a siete condenados ante el pelotón de fusilamiento.

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