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Así será la guerra que sacudirá el cónclave
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SCOLA Y LA REFORMA FRENTE A SCHERER Y "LA FIESTA DE ROMA"

Así será la guerra que sacudirá el cónclave

Reforma frente a continuismo y limpieza frente a “la fiesta de Roma”. Sobre el papel, la Iglesia Católica y el Colegio Cardenalicio dicen haber dejado en

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Así será la guerra que sacudirá el cónclave

Reforma frente a continuismo y limpieza frente a “la fiesta de Roma”. Sobre el papel, la Iglesia Católica y el Colegio Cardenalicio dicen haber dejado en manos del Espíritu Santo la elección del próximo Papa si bien algunas filtraciones que pueden, en todo caso, no pasar de ser meras elucubraciones, denotan comportamientos más humanos y terrenales dentro del Vaticano en los prolegómenos del inicio de un cónclave que se prevé imprevisible al no haber, de momento, un claro favorito para suceder a Benedicto XVI.

Según informaba este viernes el diario La Repubblica, los cardenales estarían divididos en dos facciones claramente contrapuestas en la que, por un lado, figurarían los llamados “reformadores”, dispuestos a ejecutar un cambio radical en la dirección de la Iglesia y a acabar con lo que el periódico dice que ellos llaman “la fiesta de Roma” y, por otro, un sector más continuista, apoyado por la curia romana, por el propio cardenal camarlengo, Tarcisio Bertone, y por el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, antiguos enemigos y hoy aliados, partidario de un relevo tranquilo y sin sobresaltos. 

Los primeros estarían promoviendo al cardenal Angelo Scola, 71 años, arzobispo de Milán, pilar de Comunión y Liberación, y un nombre que ha aparecido en las listas de papables desde primera hora, frente al candidato de los segundos, el brasileño Odilo Pedro Scherer. Ninguno, eso sí, contaría de momento, con el apoyo necesario para salir elegido en un cónclave corto y de rápidas decisiones. El próximo Obispo de Roma tendrá que recabar el apoyo de dos terceras partes del cónclave, unos 76 ó 77 votos de los 115 cardenales con derecho a pronunciarse. Según La Repubblica, Scola contaría ya con unos 40 apoyos. Hay que recordar que Benedicto XVI eliminó la posibilidad de que, pasado un número de votaciones, la elección pudiera llevarse a cabo solo con la mayoría absoluta de los votos entre los dos principales candidatos.

Odilo Pedro Scherer, 63 años y 26.000 seguidores en Twitter, es, por otro lado, la gran aspiración de Latinoamérica en este cónclave, aunque su nombre ha ido asociado, al menos según la rumorología que envuelve a este momento de la Iglesia, a un posible ticket con un italiano para el cargo de secretario de Estado. Un extranjero al frente del papado, pero con un italiano como mano derecha. Una posibilidad que, para el español Rafael Navarro Valls, es, sin embargo, descabellada toda vez que las propias normas del cónclave prohíben de forma expresa toda forma de pacto, capitulación o acuerdo previo que se pueda llevar a cabo entre los purpurados para formar alianzas políticas. “La idea de un ticket, que es algo muy a la americana, no tiene visos de verosimilitud”, explica el antiguo portavoz del Vaticano con Juan Pablo II. “Es más bien una ficción propia de la prensa y de los medios de comunicación porque el reglamento del cónclave prohíbe los condicionamientos previos”.

Sea como fuere, lo que ha quedado claro durante la primera semana de congregaciones generales es que los purpurados no tienen tanta prisa por comenzar con la elección del próximo papa y que antes quieren conocer el verdadero alcance de todos los escándalos que han sacudido a la Iglesia de Roma durante los últimos años. El cardenal Donald Wuerl ha llegado a reconocer incluso que “Sodano se apresuró a preguntar” sobre la fecha del cónclave, que finalmente comenzará el próximo martes.

Si bien es cierto que el informe especial sobre el caso Vatileaks, que tanto habría influido en la renuncia de Joseph Ratzinger, permanece en la caja fuerte de los apartamentos pontificios, no es menos ciertos que los tres cardenales que lo han elaborado, entre ellos el español Julián Herranz, están a disposición del Colegio Cardenalicio para desvelar parcialmente las investigaciones que han llevado a cabo y para explicar, someramente y sin nombres, los pecados que acechan al Vaticano y la conspiraciones desatadas por los denominados cuervos. 

Criaturas que, por cierto, han vuelto a aparecer estos días, también en el diario La Repubblica mediante una entrevista anónima, en la que han desvelado que son, en realidad, unas 20 personas y que, como ya se sospechaba, el exmayordomo del papa, Paolo Gabriele, no actúa en solitario.

“Ahora no hay una personalidad con especial peso dentro de la Iglesia o con un especial protagonismo en la misma”, responde Navarro Valls si se le pregunta por los papables con más posibilidades. “Es un cónclave más abierto en el que Espíritu Santo puede soplar por cualquier lugar. Puede ocurrir lo que pasó tras la muerte de Juan Pablo I, cuando los cardenales se sintieron aludidos y optaron por una figura más joven como la del cardenal Wojtyla. El hecho de que Ratzinger haya renunciado puede llevar a elegir a un cardenal más sólido físicamente, pero algunos cardenales ya han expresado que valorarán mucho la experiencia y no solo la juventud y el vigor. El problema será encontrar a alguien que reúna ambas cosas, con juventud y con experiencia pastoral y en el gobierno de la Iglesia”.

Los cardenales, de momento, no son ajenos a todas estas presiones que, sobre el Aula Nueva del Sínodo, lugar de las congregaciones generales, se está ejerciendo por parte de los medios de comunicación y de los sectores de la Iglesia partidarios de cambios o de inmovilismos. Durante estos días, los purpurados norteamericanos han ofrecido ruedas de prensa, hasta que se puso fin a ello de forma abrupta, y continúan recibiendo prensa diaria y otras fuentes de información. En cuanto comience la elección iniciarán su verdadero enclaustramiento de cara al mundo, sin que nadie, incluso dentro del propio Vaticano, se pueda acercar entonces siquiera a los jefes de la Iglesia.

Reforma frente a continuismo y limpieza frente a “la fiesta de Roma”. Sobre el papel, la Iglesia Católica y el Colegio Cardenalicio dicen haber dejado en manos del Espíritu Santo la elección del próximo Papa si bien algunas filtraciones que pueden, en todo caso, no pasar de ser meras elucubraciones, denotan comportamientos más humanos y terrenales dentro del Vaticano en los prolegómenos del inicio de un cónclave que se prevé imprevisible al no haber, de momento, un claro favorito para suceder a Benedicto XVI.