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El ‘Wyoming’ egipcio que sacó los colores a los islamistas
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A FISCALÍA INVESTIGA A UN FAMOSO CÓMICO TELEVISIVO POR “DIFAMAR” AL PRESIDENTE

El ‘Wyoming’ egipcio que sacó los colores a los islamistas

Termina la cabecera y la cámara acude presta al presentador, que desde su mesa ofrece un editorial sobre el tema más candente de la semana. Durante

Foto: El ‘Wyoming’ egipcio que sacó los colores a los islamistas
El ‘Wyoming’ egipcio que sacó los colores a los islamistas

Termina la cabecera y la cámara acude presta al presentador, que desde su mesa ofrece un editorial sobre el tema más candente de la semana. Durante su discurso, apenas puede resistir los tics cómicos, pero son los dos minutos más serios del programa. Después de esta declaración de intenciones, Bassem Yusef, se suelta los pocos corsés que le sostienen y comienza a disparar en todas direcciones. El modelo no es nuevo, pero su incorporación a las parrillas egipcias ha supuesto una revolución en el modelo televisivo en el mundo árabe.

Il Bernameg [El Programa] no entiende de líneas rojas. Su contenido es básicamente político, pero también se dedica a ridiculizar a los telepredicadores y a su utilización de la religión para incendiar las ondas. En las últimas semanas, el protagonista indiscutible de las parodias ha sido el presidente Mohamed Morsi, al que Yusef  llamó “Super Morsi”. Después de los polémicos decretos que situaban las decisiones del Gobierno por encima de la Justicia, el presentador del programa se sirvió de las evasivas del mandatario egipcio en una entrevista con la televisión estatal, para mofarse de sus argumentos en los que aseguraba haber tomado estas medidas “para proteger a todos los egipcios”. El peculiar showman sacó una almohada con la cara impresa del presidente, en la que afirmaba que su hija pequeña descansaba, como símbolo de “agradecimiento al amor de Morsi” por todos los ciudadanos.

La ironía no le ha hecho gracia a todo el mundo, ya que se ha abierto una investigación contra Bassem Yusef por “difamar” al presidente de la nación. El Gobierno no se ha pronunciado al respecto, pero la fiscalía ha admitido a trámite las denuncias de varios abogados islamistas que entienden sus parodias como un “insulto”. El fiscal general del Estado, Talat Abdulah, es un hombre ligado a los Hermanos Musulmanes, al que el propio Morsi nombró recientemente para desprenderse de su antecesor, que ha evidenciado públicamente sus discrepancias con los islamistas.

Bassem Yusef declaraba recientemente en una entrevista en la CNN que “no hay mejor momento para tener un programa de sátira política”, debido al “culebrón” que representa la actualidad egipcia. El periodista también opinaba, antes de que se abriera esta investigación, que tanto el presidente como el resto de los parodiados “estaban aceptando las bromas”. Su satírica respuesta a las denuncias la dio en Twitter, al asegurar que “debido a los últimos acontecimientos, Il Bernameg  debe alejarse de los niños y estar dirigido sólo a mayores de edad”.

Un icono televisivo

Casi 900.000 personas siguen en Twitter y más de un millón y medio en Facebook al irreverente presentador. Reconocido fan de Jon Stewart, su programa no es más que una copia del Daily Show que conduce el célebre periodista estadounidense y en el que también se inspiraron Andreu Buenafuente,  el gran Wyoming o, con otro formato, Jordi Évole. El escenario de Il Bernameg recuerda al de los talk shows americanos, el público en directo aporta calor al espectáculo y el presentador combina una vena flemática con otra puramente egipcia, que lo ha convertido en un fenómeno de masas para cierto sector del público. Su espacio rompe los moldes de un panorama dominado por el control del Gobierno de los medios públicos, y dividido en el ámbito privado por una prensa islamista –con especial influencia de los canales salafistas- y otra controlada por nostálgicos del antiguo régimen.

El canal CBC -donde se emite cada viernes en horario de máxima audiencia el programa de Yusef- es un ejemplo paradigmático de este último caso, lo que tampoco ha sido un tabú para él. Su éxito comenzó hace un par de años a través de Youtube, donde sus parodias sobre cómo los medios trataban de silenciar la revolución egipcia recibieron millones de visitas. Un canal afín a las demandas de Tahrir, propiedad de un magnate copto, decidió entonces apostar por él. Y tras el éxito obtenido, esta temporada ha dado el salto a un medio con el que no comulga ideológicamente. Yusef volvió a las pantallas con un sketch en el que bromeaba con haber sido detenido por “indecente” para justificar su desaparición. Y ya en su habitual escenario lanzó dardos a todas las estrellas de su nueva cadena, mientras sacaba un par de sacas con el símbolo del dólar para explicar su traslado.

“La revolución no fue un acontecimiento, sino un proceso que no ha transformado sólo las estructuras de poder, sino a la gente. El Gobierno y los medios tienen que escuchar ahora a los ciudadanos, que han dejado de estar atemorizados y no van a volver a ser pasivos”, sostenía Yusef hace meses en un discurso frente a los directores de otros medios extranjeros. Pero las demandas presentadas contra él evidencian que las autoridades no han terminado de asimilar el mensaje, como señala la Red Árabe para los Derechos Humanos y de la Información, que pide el fin de la persecución contra la prensa.

Otros precedentes

El caso de Bassem Yusef no es un hecho aislado. Hace unos meses una corte administrativa abrió varios cargos contra el director del periódico independiente Il Dustur, Islam Afifi, también por “insultar” al presidente. Sólo unos días atrás otro periodista fue interrogado por publicar de forma supuestamente errónea que Morsi acudió a visitar al dictador Hosni Mubarak al hospital militar en el que se encuentra. Y recientemente otro presentador de televisión también fue juzgado, aunque en este caso fue mucho más allá, al incitar desde las ondas a los ciudadanos a que atacaran a los seguidores de los islamistas.

La asociaciones de periodistas denuncian purgas contra los reporteros incómodos. De hecho, varios medios privados fueron a la huelga días antes de que se aprobara la reciente Constitución, al entender que no se ve respetada su independencia. La Carta Magna deja patente el derecho a la libertad de prensa, pero también da la opción a otros ciudadanos a que acudan a los tribunales si entienden que han sido vulnerados sus derechos o los del islam, como ocurre con las denuncias por blasfemia. En esos casos, es la Justicia quien decide si las demandas deben ser estudiadas, como así ha ocurrido con el polémico Bassem Yusef.

Termina la cabecera y la cámara acude presta al presentador, que desde su mesa ofrece un editorial sobre el tema más candente de la semana. Durante su discurso, apenas puede resistir los tics cómicos, pero son los dos minutos más serios del programa. Después de esta declaración de intenciones, Bassem Yusef, se suelta los pocos corsés que le sostienen y comienza a disparar en todas direcciones. El modelo no es nuevo, pero su incorporación a las parrillas egipcias ha supuesto una revolución en el modelo televisivo en el mundo árabe.

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