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La fórmula de Andorra para intentar salvarse
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EL PRINCIPADO EMPRENDE EL CAMINO DE LA LIBERALIZACIÓN

La fórmula de Andorra para intentar salvarse

El Principado de Andorra pasa desapercibido en los medios. Sus apenas 80.000 habitantes y sus reducidas dimensiones - tan sólo 468 kilómetros cuadrados, una extensión inferior

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La fórmula de Andorra para intentar salvarse

El Principado de Andorra pasa desapercibido en los medios. Sus apenas 80.000 habitantes y sus reducidas dimensiones - tan sólo 468 kilómetros cuadrados, una extensión inferior a la del término municipal de Madrid- no generan grandes noticias. Pero la velocidad con la que este territorio, independizado de la Corona de Aragón en el siglo XIII, se sumergió en la crisis económica y la forma en que trata de salir de ella comienzan a despertar el interés de todo el mundo. Andorra se ha convertido en un laboratorio del que las grandes potencias pueden extraer valiosas conclusiones.

Con España como principal mercado, Andorra se contagió del boom de la construcción al mismo tiempo que su vecino del sur. En 2007, cumbre de su mayor periodo expansivo, la economía del Principado creció un 2%. Fluía tanto dinero que su IPC se disparó al 3,9%. Tiraban de sus finanzas la construcción de viviendas de segunda residencia y la llegada masiva de visitantes españoles, que llegaban con los bolsillos llenos  de billetes tanto para gastar en sus comercios como para ingresar en sus bancos. 

Sin embargo, el crack de las finanzas españolas terminó abruptamente con esa etapa. Los ingresos cayeron y los gastos se dispararon. “El problema que tiene Andorra es clavadito al de España”, explica la profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Dolors Planas, autora desde 2009, junto al también profesor del centro Fernando Álvarez,  de un estudio anual sobre el sector público de este miniestado. “Comenzaron a tener problemas de ingresos porque ya no recaudaban tanto de los impuestos asociados a la construcción ni tampoco de las concesiones de las pistas de esquí, que su administración ingresaba en función de los visitantes. Y estos han descendido mucho.  Además -prosigue la profesora de la UOC- muchos de sus gastos eran fijos. La mayoría de su presupuesto se iba en gastos de personal y en inversiones en infraestructuras, necesarias en un terreno con una orografía tan complicada. Los empresarios estaban muy preocupados por el endeudamiento del sector público”, un drama para un Estado que no tiene la entidad suficiente como para emitir deuda pública. Se financia directamente con los créditos que le conceden los bancos. Y los bancos no están como para dejar mucho más dinero.

En este difícil contexto, Andorra vivió un momento clave para su economía en 2009. Eva Arasa, jefa de Redacción de El Periodic d´Andorra, recuerda que ese año “el Principado comenzó a firmar acuerdos de intercambio de información fiscal para tratar de salir de la lista gris de paraísos fiscales de la OCDE”. España y Francia presionaron para que se produjera ese cambio. “Por esas fechas, había mucho miedo a que se produjera una gran fuga de capitales”, algo que habría puesto en peligro su sector bancario, otro de los puntales de sus actividad económica. La salida de capitales se produjo, pero no fue suficiente para poner en jaque al sistema.

Recortar gastos sin aumentar ingresos

Ante esa coyuntura de desequilibrios, los profesores Planas y Álvarez formularon algunas recomendaciones que las autoridades de Andorra empezaron a tomar en serio muy pronto. Entre ellas, la creación de un marco legal equiparable al del resto de países de la Unión Europea. Su sistema impositivo no sólo es mínimo, sino que es además incomprensible para los inversores foráneos porque un elevado porcentaje de la capacidad recaudatoria recae en los siete comunes (ayuntamientos) que componen Andorra. Sus dificultades para cubrir los presupuestos les habían llevado en los últimos años a aprobar unilateralmente tasas que gravaban, por ejemplo, el hecho de residir en una ciudad o que las viviendas tuvieran alguna ventana mirando a la calle. Cada tasa dependía de la voluntad del municipio correspondiente.

“Nos preguntaban mucho qué tenían que hacer, y no es fácil”, cuenta Planas. “Su tendencia era proponer un aumento de los impuestos, que ciertamente son muy bajos, pero hay que tener en cuenta que esa es la ventaja por la que muchas personas y empresas acuden a Andorra. Elevarlos podía ser contraproducente a medio plazo para su economía”. Así, los profesores de la UOC propusieron “crear un marco fiscal comprensible y homologable que pudiera atraer inversión extranjera y aconsejaron también reducir los gastos de la administración, especialmente, los de personal, con una racionalización de las plantillas públicas porque el coste de los funcionarios se estaba comiendo todo el gasto en infraestructuras”, relata Planas. “También les dijimos que pensaran si eran necesarios tantos departamentos y tantos ayuntamientos en un territorio tan pequeño. En el fondo, son problemas muy parecidos a los que sufre España. La única diferencia es que Andorra es un territorio mucho más pequeño”.

El inicio de las primeras transformaciones

Los consejos ya se están aplicando. El Gobierno andorrano está reduciendo el gasto en personal con la contención del número de empleados públicos y la revisión de sus sueldos. También ha ejecutado una ambiciosa reforma fiscal. “Estamos inmersos en un cambio estructural de país”, resume Pilar Escaler, directora de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Andorra. “Teníamos una economía muy enfocada a la construcción y al turismo. Pero esos sectores ya no funcionan. Ahora tratamos de poner en marcha una transformación fiscal y de modelo económico que favorezca la atracción de capital extranjero”.

En el plano fiscal, Andorra ha decidido instaurar, por primera vez en su historia, un impuesto de sociedades, un impuesto de actividades económicas para los autónomos y un impuesto de la renta para los no residentes. A partir del próximo 1 de enero, contará además con un Impuesto General Indirecto (IGI), equivalente al IVA español. Los cambios suponen un incremento significativo de la presión fiscal de los residentes en uno de los momentos más complicados del territorio. Pero las autoridades han aprovechado la reorganización para simplificar los impuestos, algo que reducirá el coste de recaudación, y también para reducir los porcentajes de los tipos que gravan el consumo, esperando así que este se dispare.

Sólo habrá cuatro tipos distintos de IGI (Súperreducido, 0%; Reducido, 1%; General, 4,5; Incrementado, 9,5%). El más alto sólo se aplicará a las operaciones bancarias, que actualmente está fijado en el 12%. Los productos de perfumería y relojería y los automóviles rebajarán su imposición del 8,4% al 4,5%. Y el material de las joyerías bajará del 11,5% al 4,5%. Será casi imposible que el consumo no se despierte, teniendo en cuenta que, al otro lado de sus fronteras, España aplica ya un tipo general de IVA del 21% y Francia, del 19,6%. Andorra le ha perdido tanto el miedo a los impuestos que el Ejecutivo liberal que gobierna desde 2011 ha anunciado que en 2014 entrará en vigor, también por primera vez en su historia, un impuesto de la renta para los residentes. En todo caso, se estima que no superará el 10%, muy por debajo de la presión fiscal que soportan en estos momentos los asalariados españoles.

Una apuesta por la liberalización del mercado

La otra gran reforma en la que está inmerso este diminuto Estado es la liberalización de su economía. "La inversión de capital extranjero en Andorra estaba hasta ahora muy restringida. Para muchos sectores, el capital de fuera sólo podía alcanzar el 49% de las acciones de una sociedad", apunta la directora de la Cámara de Comercio andorrana. La restricción pretendía salvaguardar el tejido empresarial local, obligando a las firmas e inversores del exterior a contar en todos sus proyectos con socios residentes. "Pero, como necesitamos que lleguen empresas para dinamizar nuestra economía", continúa Escaler, "el Gobierno aprobó antes del verano la Ley de Inversión Extranjera, que permitirá que un foráneo pueda tener el 100% de las acciones de cualquier sociedad". La directora de la Cámara de Comercio subraya que la nueva norma, unida a la reforma fiscal, atraerá a muchas compañías. "Por lo pronto ya se ha aprobado la implantación de 32 nuevos proyectos".

La apertura que se está ejecutando afecta también al ejercicio de las profesiones liberales. Hasta la fecha, sólo los nacionales de Andorra o los residentes con más de 20 años en el territorio (en el caso de españoles, franceses y portuguesas la exigencia baja a 10 años) podían ejercer en el Principado las profesiones de médico, abogado, ingeniero o arquitecto, por ejemplo. A partir de ahora, no será necesario ningún requisito para los nacionales de aquellos países con los que Andorra tenga firmados acuerdos bilaterales de reciprocidad.

Pésimos indicadores económicos

Los andorranos esperan que los cambios les ayuden a salir de un bache que amenaza con la sostenibilidad de su proyecto político. Las deudas de su administración se acumulan en los bancos. La recaudación de impuestos cayó un 9,2% entre 2007 y 2011. Su PIB sufrió un descenso similar en el mismo periodo, un 9,4%. Entre otros motivos porque sus exportaciones a España, su principal socio comercial, se han desplomado un 65% de 2008 a 2011. Por primera vez, la economía del Principado sufre además el problema del paro, una novedad en un territorio que ni siquiera cuenta con un subsidio de desempleo porque nunca le había hecho falta. Padece incluso una preocupante pérdida de población. Los 85.015 habitantes registrados en su censo en 2010 cayeron en 2011 a 75.115, una pérdida del 11,7% en sólo 12 meses.

La jefa de Redacción de El Periodic D´Andorra, Eva Arasa, recuerda que hace sólo unas semanas se celebró una multitudinaria protesta de funcionarios en las calles de Andorra la Vella en contra del recorte de sus salarios y de los planes del Gobierno para suprimir el suplemento con el que la administración completa, desde hace muchos años, las pensiones de sus cargos públicos. Las circunstancias ya no admiten esos privilegios. "Ver a funcionarios protestando en las calles de Andorra fue bastante novedoso, la verdad. Nunca había ocurrido. Al menos, no con esa intensidad", comenta Arasa.

El salvavidas del turismo

"La crisis está siendo especialmente dura para el pequeño comercio", añade la directora de la Cámara de Comercio. "Hay que tener en cuenta que el 95% de las empresas del Principado tienen menos de cinco empleados. La mayoría son tiendas que están padeciendo la pérdida de poder adquisitivo y la menor entrada de turistas", detalla Escaler. "Los hoteles han tenido que bajar mucho sus precios para tratar de mantener la afluencia de clientes. Algunos negocios de las calles del centro están cerrando, algo que es nuevo. Por suerte, también se están abriendo algunos otros".

Por si el cambio de modelo tarda en surtir efecto, el Gobierno andorrano ha puesto en marcha planes de promoción para intentar recuperar el turismo. "Estamos haciendo campañas específicas para animar esta temporada de invierno. Para nuestro sector turístico, los próximos meses son los más importantes. Esperamos que sea buena pero dependemos de que haya nieve", afirma Maira López, primera secretaria de la Embajada de Andorra en España. "El año pasado no fue muy bueno".

El Principado de Andorra pasa desapercibido en los medios. Sus apenas 80.000 habitantes y sus reducidas dimensiones - tan sólo 468 kilómetros cuadrados, una extensión inferior a la del término municipal de Madrid- no generan grandes noticias. Pero la velocidad con la que este territorio, independizado de la Corona de Aragón en el siglo XIII, se sumergió en la crisis económica y la forma en que trata de salir de ella comienzan a despertar el interés de todo el mundo. Andorra se ha convertido en un laboratorio del que las grandes potencias pueden extraer valiosas conclusiones.