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La decadencia de la Costa Esmeralda sin 'Il Cavaliere'
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EL DESTINO DE LUJO ITALIANO DESPIDE EL VERANO CON OTRO AÑO DE CRISIS

La decadencia de la Costa Esmeralda sin 'Il Cavaliere'

La Costa Esmeralda ha cumplido este verano 50 años. Nació el día que el Príncipe Emir Aga Khan se refugió en las calas en la Costa

Foto: La decadencia de la Costa Esmeralda sin 'Il Cavaliere'
La decadencia de la Costa Esmeralda sin 'Il Cavaliere'

La Costa Esmeralda ha cumplido este verano 50 años. Nació el día que el Príncipe Emir Aga Khan se refugió en las calas en la Costa Noroeste de Cerdeña, en Italia, para resguardarse de un temporal. El encontronazo desembocó en un consorcio multimillonario que convirtió pronto este rincón perdido del Mediterráneo en una de los escondites preferidos de la jet set mundial, una especie de hermana tranquila y refinada de Marbella.

El cumpleaños no llega en el mejor momento. La crisis ha reducido al mínimo la presencia de rostros conocidos. Algunos, directamente, han vendido sus propiedades. Es el caso del industrial Carlo de Benedetti, expresidente de Fiat, Banco Ambrosiano y Olivetti, uno de las caras más conocidas de la zona. Y eso después de la marcha de Silvio Berlusconi, Il Cavaliere, que vendió hace dos años su residencia, la famosa Villa Certosa, donde se le vio retozar con sus velinas, por 450 millones de euros. El motivo, en este caso, no fueron las dificultades económicas del exprimer ministro italiano, sino los malos recuerdos que le traía esa propiedad. En las 80 hectáreas que ocupaba su finca en la selecta área de Porto Rotondo reina ahora un rostro anónimo, que no realza la cotización del resto de mansiones.

Otro indicador del declive es el precio de la vivienda. El precio medio del metro cuadrado ha caído en los últimos 12 meses de los 8.900 euros de media a los 7.900 en que se vende ahora, cuando en 2007 alcanzó los 10.000 euros. Y la caída no es mayor gracias a la llegada de inversores rusos, chinos y de Oriente Medio, algo que, unido a la huida de celebridades occidentales y al mal gusto de los nuevos ricos, no ha contribuido a salvar el glamour de este paraíso de aguas cristalinas azul turquesa. La mansión de De Benedetti, por ejemplo, fue comprada por el multimillonario ruso Alexei Mordashov, conocido con el sobrenombre del rey del acero, por la escalofriante cantidad de 120 millones de euros.

Este mismo verano se ha rumoreado que el Emir de Qatar podría estar interesado en adquirir las acciones del consorcio que se sigue explotando la gestión de los 35 kilómetros de litoral de Cerdeña que abarca estrictamente la Costa Esmeralda, propiedad del magnate estadounidense Tom Barrack.

Los hosteleros se quejan incluso de la caída de los mirones que cada verano se pasean por las galerías comerciales de Porto Cervo, epicentro de Costa Esmeralda, en busca de algún de famoso. “No consumen mucho, algún refresco, pero también son importantes”, explica María, empleada de uno de los locales del puerto, que cobra seis euros por una Coca Cola de bote. “Cada año es peor y éste se ha notado mucho la crisis, más que los anteriores”.

El principal centro comercial de Porto Cervo, a sólo unos metros del agua, solía abarrotarse por las tardes, cuando los barcos regresaban a tierra y sus propietarios aprovechaban para hacer algunas compras en las boutiques de Gucci, Prada, Louis Vuitton y Bvlgari. Hoy sólo reciben alguna visita esporádica, y prácticamente nadie se pasea por sus escaparates con bolsas de compra. El centro de la galería parece un museo a un minuto del cierre.

“Cada año es peor, se nota un continuo descenso de gente”, explica Mateo, un chico de 20 años que se encarga de levantar y bajar la barrera del aparcamiento de la explanada del puerto de Porto Cervo. “Se nota mucho la crisis. Ahora viene menos gente y la que viene tiene menos dinero”, remata.

En el aparcamiento se ven muchos Fiat Panda y algún que otro pequeño Lancia, pero pocos Mercedes y BMW. Los Porsche son auténtica excepciones en un destino que presume de ser una de las capitales mundiales del lujo. La exclusividad sigue amarrado a los norays del puerto pero este verano también lo han visitado menos yates.

Lo confirma Salvatore, técnico de seguridad del puerto. “No se puede comparar con Marbella. Esto es mucho más pequeño y tranquilo, y Marbella es un sitio enorme, lleno de lugares de fiesta. Aquí es habitual ver menos gente paseando”, explica. “Pero es cierto que los últimos veranos están siendo mucho más flojos y se ha notado un descenso mucho mayor de lo normal a partir del 15 de agosto”, admite Salvatore, sin apartarse de la valla que cierra el acceso a un superyate de cuatro cubiertas y unos 30 metros de eslora, con bandera qatarí.

La única alegría que se ha llevado Porto Cervo en el último año fue la apertura del selecto club Billionaire, propiedad del empresario Flavio Briatore y su esposa Elisabetta Gregoracci, con el que también han desembarcado este verano en Marbella. Tampoco ha sido para tanto. El club decidió dar por concluida la temporada el pasado 24 de agosto, antes de que terminara el verano.

La Costa Esmeralda ha cumplido este verano 50 años. Nació el día que el Príncipe Emir Aga Khan se refugió en las calas en la Costa Noroeste de Cerdeña, en Italia, para resguardarse de un temporal. El encontronazo desembocó en un consorcio multimillonario que convirtió pronto este rincón perdido del Mediterráneo en una de los escondites preferidos de la jet set mundial, una especie de hermana tranquila y refinada de Marbella.