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La antipolítica protagoniza las elecciones municipales italianas
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HARTAZGO POR LA CORRUPCIÓN E INCAPACIDAD DE LOS PARTIDOS

La antipolítica protagoniza las elecciones municipales italianas

La antipolítica triunfa en Italia. Hartos de la corrupción e incapacidad de los partidos y animados por la composición del propio Gobierno, que está formado por

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La antipolítica protagoniza las elecciones municipales italianas

La antipolítica triunfa en Italia. Hartos de la corrupción e incapacidad de los partidos y animados por la composición del propio Gobierno, que está formado por técnicos, un buen número de italianos podría dar la espalda a las formaciones clásicas y optar por las listas cívicas y los candidatos alternativos en las elecciones municipales. A la votación de ayer y hoy están llamados diez millones de ciudadanos, quienes deben renovar los alcaldes y concejales de alrededor de mil ayuntamientos.

“Habéis robado el futuro a dos generaciones, condenado a un pueblo a la pobreza y pisoteado la Constitución. Sois unos aficionados. Id buscando un abogado porque vuestro juicio de Nuremberg se acerca”. Son palabras de Beppe Grillo, el protagonista de esta cita con las urnas. Este cómico gritón y vehemente es el alma máter del Movimiento 5 Estrellas, una nueva realidad política que podría seducir hasta a un 7,5% de los electores con sus listas ciudadanas, según vaticinan las encuestas. Grillo es uno de los blogueros más influyentes del país. A través de Internet promovió con éxito el polémico “Vaffanculo Day”, en el que participaron cientos de miles de italianos pidiendo una profunda renovación de la clase política. Para los partidos clásicos, a los que insulta día sí y día también, Grillo es un populista y un demagogo, incapaz de construir nada. Para sus seguidores, que son legión (800.000 en Facebook y medio millón en Youtube) es el profeta del cambio que necesita Italia.

Según el célebre politólogo Giovanni Sartori, premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, el éxito de Grillo es fruto de nuestra sociedad “líquida”, en la que todo cambia de forma acelerada. “La televisión se convirtió en lo más importante para la propaganda política y, así, la organización fue secundaria. Por eso desde hace veinte años hablamos del 'partido ligero'. De 'ligero' hemos llegado ahora al 'partido líquido' e incluso a la eliminación de la palabra partido. Según muchos expertos en sondeos el rechazo a la política es hoy tan profundo que obliga a los partidos a no llamarse como tales”, escribía Sartori hace dos semanas en el Corriere della Sera. En su opinión, la “política líquida” de Grillo nos lleva al “infantilismo político”, pues el cómico es “eficaz criticando” pero “incapaz de proyectar”. “Cuando propone las cosas que habría que hacer, la mayor parte de las veces son cosas absurdas o tonterías”, decía el politólogo.

Berlusconi contra Berlusconi

Ya sea un populista descerebrado o un visionario, Grillo es la prueba de que los partidos italianos tienen un problema. El Pueblo de la Libertad (PDL), la formación de Silvio Berlusconi, sufre una grave crisis de identidad desde que su líder dimitió el pasado mes de noviembre y decidió permanecer en la segunda línea política. En estas elecciones se espera que registre un retroceso, agravado por las peleas intestinas. En algunas localidades incluso algunos militantes se han presentado con el nombre de Forza Italia (el antiguo partido de Il Cavaliere) y compiten con los candidatos del PDL.

Al aliado histórico de esta formación, la Liga Norte, tampoco le espera un buen resultado. El escándalo de corrupción de los últimos meses ha dinamitado la buena imagen que tenía hasta ahora entre sus electores. El líder liguista, Umberto Bossi, ha pasado de su histórico grito de “Roma ladrona” a tener que reconocer que su propia familia se ha apropiado de decenas de miles de euros de los fondos del partido. El ocaso de estas dos formaciones invita a pensar que el gran beneficiado podría ser el Partido Democrático, principal formación del centro izquierda. Su líder, Pier Luigi Bersani, un hombre apocado y sin carisma, aspira a que un buen resultado en las municipales sea el preludio de su victoria en las elecciones generales, que se celebrarán en la primera mitad del año que viene.

El gran rival de Bersani de cara a esos próximos comicios podría no ser un político, sino el actual primer ministro, Mario Monti. Si Monti decidiese concurrir a las urnas liderando un partido de tecnócratas junto a sus ministros, lograría hasta un 22% de los votos, según una encuesta publicada por La Repubblica. Por fortuna para Bersani, este escenario parece hoy irreal, pues el ex comisario europeo ha repetido en numerosas ocasiones que volverá a casa cuando acabe la legislatura. 

La antipolítica triunfa en Italia. Hartos de la corrupción e incapacidad de los partidos y animados por la composición del propio Gobierno, que está formado por técnicos, un buen número de italianos podría dar la espalda a las formaciones clásicas y optar por las listas cívicas y los candidatos alternativos en las elecciones municipales. A la votación de ayer y hoy están llamados diez millones de ciudadanos, quienes deben renovar los alcaldes y concejales de alrededor de mil ayuntamientos.