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“Tengo miedo por nuestro futuro. Los cristianos nos quedamos desprotegidos”
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LA MUERTE DEL PAPA COPTO COINCIDE CON EL ASCENSO DE LOS ISLAMISTAS

“Tengo miedo por nuestro futuro. Los cristianos nos quedamos desprotegidos”

Una larga hilera de rostros compungidos se agolpaba el domingo a las puertas de la catedral de San Marcos de El Cairo para despedir al papa

Foto: “Tengo miedo por nuestro futuro. Los cristianos nos quedamos desprotegidos”
“Tengo miedo por nuestro futuro. Los cristianos nos quedamos desprotegidos”

Una larga hilera de rostros compungidos se agolpaba el domingo a las puertas de la catedral de San Marcos de El Cairo para despedir al papa de la Iglesia Ortodoxa copta. Las lágrimas incontenidas de las mujeres se camuflaban entre el griterío de la multitud, empeñada en cruzar las puertas del templo. Cuando los responsables de la seguridad cerraron los accesos, decenas de personas comenzaron a saltar los muros. Las avalanchas dejaron tres personas muertas y al menos cuarenta heridos, según confirmó el Ministerio de Sanidad. Miles de cristianos acudieron en el primero de los tres días de duelo a demostrar su entrega por el que fue su líder religioso durante los últimos cuarenta años.

“Él fue nuestro padre, representó a todos los cristianos egipcios. Él rezó por nosotros y cuidó por nuestra seguridad”, aseguraba Mina Rafaat, uno de los muchos jóvenes que permanecían en la cola. A sus 18 años no ha conocido a otro papa. “Tengo miedo por nuestro futuro, no sé qué va a pasar después de su muerte. Egipto vive un periodo confuso y los cristianos nos sentimos ahora desprotegidos”, añadía.

El joven se confesaba “atemorizado y muy triste”, aunque no podía ocultar su emoción después de ver los restos mortales del patriarca ortodoxo. Decenas de miles de fieles llegados de todo el país tenían que batallar con los obispos de la Iglesia ortodoxa copta para visitar la capilla ardiente. El cuerpo sin vida de Shenouda III reposaba sentado en el trono de San Marcos, donde seguirá expuesto hasta el próximo martes, cuando se oficiará el funeral en su honor. El papa falleció el pasado sábado a los 88 años como consecuencia de varias enfermedades crónicas que habían debilitado su salud en las últimas semanas.

Los hombres alzaban sus símbolos cristianos desde las azoteas de la catedral, mientras mujeres vestidas de negro lloraban por su muerte. Algunas compartían ese pesar por la imposibilidad de entrar a la capilla ardiente. “El papa Shenouda fue lo más bello que tuvo Egipto. Él quiso a todo el mundo, musulmanes y cristianos y todos nosotros hicimos lo mismo con él”, declaraba Sabah Ateia, una de esas señoras enlutadas de la cabeza a los pies.

Una voz autorizada

Dentro y fuera del templo desfilaban fotografías del papa con los grandes líderes políticos, símbolo de su papel como uno de los principales defensores de los derechos de esta comunidad. Las constantes críticas a los Gobiernos egipcios por la marginación a la minoría copta le sirvieron para que el ex presidente Anuar el Sadat lo confinara a un monasterio en medio del desierto. Pese a que después mantuvo buenas relaciones con Hosni Mubarak y se opuso a la revolución que acabó con el régimen totalitario, los egipcios recuerdan a Shenouda III como el hombre que intentó conciliar a musulmanes y cristianos.

“Cristianos y musulmanes somos hermanos”, repetían como un mantra los fieles. Era el momento de demostrar que había calado la llamada a la convivencia tras los últimos episodios de violencia, como el que en octubre acabó con la vida de al menos 25 cristianos en el centro de El Cairo. “Él nos unió. Es una gran pérdida para todos los egipcios, no sólo para los cristianos”, subrayaba Mina Kamal, un joven de 24 años que había acudido con su familia a la catedral. Un mensaje que compartían las máximas autoridades musulmanas del país y el guía supremo del movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes.

Los coptos deberán elegir a un nuevo guía espiritual precisamente cuando Egipto debe aprobar una nueva Constitución bajo el dominio de las nuevas instituciones por las fuerzas islamistas. “Espero que venga otro como él, porque la verdad es que estoy un poco atemorizado por nuestro futuro, por el de los coptos y el de todos los egipcios”, insistía Kamal. Los miembros de esta comunidad han denunciado tradicionalmente persecuciones, dificultades para ocupar altos cargos en la Administración o el ataque a sus templos. Shenouda III nombró sus primeros obispos en América Latina, Estados Unidos o Australia, precisamente algunos de los destinos en los que los integrantes de esta confesión se han exiliado durante los últimos años.

Con una representación política muy minoritaria, el líder religioso era una de las pocas figuras reconocidas de los cristianos egipcios. Aunque representan aproximadamente al 10% de la población egipcia, su cuota en el Parlamento ha quedado reducida entorno al 3% tras las recientes elecciones. Uno de esos pocos diputados, Makram Ebeid, era uno más en la despedida al patriarca ortodoxo.

“Es cierto que somos muy pocos en el Parlamento, pero no nos sentimos amenazados ni en las instituciones ni en las calles. No tenemos ningún miedo”, afirmaba rotundamente el parlamentario del liberal Bloque Egipcio. Los cristianos ayer no eran ni mucho menos una minoría. “Mira a tu alrededor, no he visto nunca una multitud así”, insistía el político. “No hay que estar preocupados, Dios nos protege a todos”, remachaba un hombre a su lado.

Una larga hilera de rostros compungidos se agolpaba el domingo a las puertas de la catedral de San Marcos de El Cairo para despedir al papa de la Iglesia Ortodoxa copta. Las lágrimas incontenidas de las mujeres se camuflaban entre el griterío de la multitud, empeñada en cruzar las puertas del templo. Cuando los responsables de la seguridad cerraron los accesos, decenas de personas comenzaron a saltar los muros. Las avalanchas dejaron tres personas muertas y al menos cuarenta heridos, según confirmó el Ministerio de Sanidad. Miles de cristianos acudieron en el primero de los tres días de duelo a demostrar su entrega por el que fue su líder religioso durante los últimos cuarenta años.