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Una mujer con velo deja al desnudo la barbarie del Ejército egipcio
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LA IMAGEN SE CONVIERTE EN EL SÍMBOLO DE LA REPRESIÓN

Una mujer con velo deja al desnudo la barbarie del Ejército egipcio

Las mentiras del Ejército egipcio cada vez duran menos.

Foto: Una mujer con velo deja al desnudo la barbarie del Ejército egipcio
Una mujer con velo deja al desnudo la barbarie del Ejército egipcio

Las mentiras del Ejército egipcio cada vez duran menos. La imagen de una mujer cubierta con un velo golpeada, pisoteada y humillada por los soldados se ha convertido ya en el símbolo del último episodio de la represión que ejercen los militares contra su propia población. Horas antes de que comenzaran a difundirse estas imágenes, el Gobierno había asegurado que no se había ejercido la violencia contra los manifestantes de Tahrir.

En la escena, tres hombres arrastran por el suelo a una mujer que no consigue ponerse en pie para evitar la carga de los uniformados. Tras unos segundos de angustia, uno de los hombres cae junto a la mujer frente a los militares, que se ensañan con ellos. Varios soldados golpean con porras a ambos. Uno de ellos salta sobre el cuerpo del chico, mientras que otro pisotea el pecho de la chica, que queda tendida en el suelo semidesnuda. Un militar intenta tapar a la muchacha, aunque los fotógrafos y las cámaras de vídeo ya habían captado la imagen que iba a dar la vuelta al mundo: un soldado se prepara para pisotear el cuerpo de una joven indefensa a la que no se le ve la cara, pero sí un sujetador azul.

Hombres y mujeres se lanzaron en Twitter a mostrar su apoyo a #Tahrirgirl o #Tahrirwoman. La distinguida bloguera y periodista egipcioamericana Mona El Tahaway afirmó en su cuenta que se trataba “de una foto que resume el horror de Egipto”, mientras cientos de hombres pasaban el mensaje: “Tahrirgirl, tiene mi respeto”. La imagen provocó ríos de tinta en un país donde está mal visto que la mujer enseñe su cuerpo, más si es musulmana y va cubierta con velo. Otros tantos comenzaron a cuestionar que la mujer llevaba su cuerpo desnudo bajo el velo, incluso que la fotografía había sido retocada, y no faltaron los comentarios jocosos bajo el apelativo de la “niña del sujetador azul”.

Las imágenes corrían por las redes sociales, pero no por la televisión egipcia, donde el canal estatal censuró su emisión. El periódico revolucionario Al Tahrir llevó la imagen a su portada, pero pocos lo pudieron adquirir, ya que según informaron varios activistas, el diario fue secuestrado por las autoridades. Finalmente salieron a la luz varias tiradas del rotativo, mientras que las televisiones independientes comenzaron a difundir las imágenes. Mientras miles de jóvenes veían los vídeos por Facebook y Twitter, el sindicato de periodistas denunció que varios profesionales egipcios habían recibido amenazas de muerte por informar de la represión del Ejército.

Al flujo de información en las redes sociales, siguió por la tarde un intento de varias activistas de organizar una manifestación de mujeres en la plaza Tahrir para condenar los hechos. Hala Sleem, una joven de 29 años, acudió allí, aunque sin saber nada de una concentración de género. “Vengo aquí a defender los intereses de todos los egipcios. Lo que han hecho con esa chica es tremendamente humillante, pero ya estamos acostumbrados”, asegura. “Lo hacen sólo por degradar a la mujer, por insultarla y tratar de acabar con nuestra moral, ya ha habido otros casos”, recuerda. Cinco organizaciones de derechos humanos denunciaron que el Ejército egipcio "tortura de forma sistemática a las mujeres" para "evitar su participación en las manifestaciones"y firmaron de forma conjunta una petición para que se investigue lo sucedido.

Mujeres en el punto de mira

Durante las manifestaciones de hace un mes en las que murieron unas 40 personas y más de un millar resultaron heridas, varias mujeres denunciaron haber sido acosadas e incluso violadas en la plaza Tahrir. La propia Mona El Tahaway y la periodista francesa Caroline Sinz denunciaron que cientos de jóvenes las acorralaron y manosearon. El Tahaway aseguró que fue obra de los “perros del régimen”, poco antes de que la arrestaran por participar en las protestas. Una situación que ya había dado a conocer la también periodista de la cadena estadounidense CBS, Lara Logan, quien aseguró haber sido acosada sexualmente por los militares durante las protestas de febrero que propiciaron la caída del Gobierno de Hosni Mubarak.

Pocos días después, el Ejército forzó a 18 mujeres a someterse a “pruebas de virginidad”, después de ser arrestadas tras unas protestas, según llegó a reconocer un general egipcio. El mando castrense aseguró a la CNN, bajo condición de anonimato, que “sólo querían probar si eran vírgenes o no, ya que habían acampado junto a otros jóvenes en tiendas en las que había cócteles molotov y drogas”. Una de las jóvenes se atrevió a denunciar los hechos y relatar lo ocurrido: fueron golpeadas con palos, sometidas a descargas eléctricas y forzadas a pasar las pruebas. Quienes no eran vírgenes, eran acusadas de prostitución.

Hala Sleem recuerda en Tahrir todos estos casos, mientras a unos pocos metros continúan los enfrentamientos entre los manifestantes y el Ejército. A cada frase, gira su cabeza para comprobar lo que ocurre al frente. Cientos de personas tiran piedras y cócteles molotov contra los soldados, que replican de la misma forma vestidos de civil, desde lo alto de los edificios adyacentes. “No se visten de militares para poder confundir a la gente por televisión y decir que todo es culpa de los revolucionarios”, explica la joven. El Gobierno se apresuró a apuntar a los manifestantes el día que comenzaron los disturbios.

No hay rastro de la manifestación de mujeres, pero se ven decenas de chicas con o sin velo, frente a la primera línea de los enfrentamientos. De repente, irrumpe en la conversación Hend Ahmed, una amiga de Hala que se había mantenido al margen durante toda la charla. “Después de ver las imágenes de los últimos días, a los militares no les queda otro camino que abandonar el poder; lo único que queremos es libertad”, replica rotundamente. Ambas confiesan sentir miedo, pero no levantan los pies del suelo ante un amago de carga militar. Muestran la misma firmeza que la joven semidesnuda que apenas los pudo arrastrar. 

Ejército Noadex