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“Los cristianos deben aceptar que la sharía dicta la ley en Egipto”
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ENTREVISTA CON EL LÍDER DEL PRINCIPAL PARTIDO SALAFISTA EGIPCIO

“Los cristianos deben aceptar que la sharía dicta la ley en Egipto”

Los islamistas más conservadores estrenan sede en El Cairo. El principal partido salafista egipcio ocupa desde hace unas pocas semanas un piso en un edificio de

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“Los cristianos deben aceptar que la sharía dicta la ley en Egipto”

Los islamistas más conservadores estrenan sede en El Cairo. El principal partido salafista egipcio ocupa desde hace unas pocas semanas un piso en un edificio de viviendas a las afueras de la capital del país. La formación Al Nour decidió extender sus redes más allá de Alejandría, su principal bastión, confiada en que los resultados de las elecciones parlamentarias serían buenos. El secretario general del partido, Emad Abdel Ghafour, celebra desde su nuevo despacho los primeros datos que le otorgan entre un 20% y un 25% de los votos, sólo por detrás de los también islamistas Hermanos Musulmanes. Confiesa que desde el pasado 28 de noviembre, cuando empezaron los comicios, no ha parado de atender a la prensa.

Su discurso es pausado y su voz tan tenue como la sensación de moderación que pretende transmitir. Aunque la cadencia de sus palabras no empañan la rotundidad con la que se emplea en los términos fundamentales de su ideario. “Nosotros queremos un régimen democrático, pero todos los egipcios, incluidos los cristianos, deben aceptar el artículo dos de nuestra Constitución, que establece que la religión del Estado es la musulmana y la fuente principal de legislación es la sharía [ley islámica]”. Así viene recogido en la Carta Magna egipcia, que deberá ser reformada el próximo año. Los grupos liberales y los seguidores de otros credos temen que la mayoría islamista en el Parlamento egipcio conlleve una interpretación mucho más severa de la que hasta ahora se ha venido practicando.

Los salafistas, una de las ramas más duras del islamismo suní, son partidarios de una interpretación extrema de los preceptos del Corán. Defienden que las mujeres vayan cubiertas, abogan por la creación de bancos islámicos y critican ciertos vicios occidentales como el alcohol o el cine, entre otros asuntos. El líder de Al Nour asegura que todo esto está en el islam y que, por tanto, no necesitan hacer una labor de concienciación. “No habrá una transformación dramática, harán falta 15 o 20 años para que se puedan apreciar los cambios culturales”. Después de pasar décadas reprimidos por el régimen del depuesto Hosni Mubarak, Abdel Ghafour, confía en que los egipcios se replegarán por sí mismos en sus tradiciones, por lo que rechaza que vaya a haber cambios de calado en la Constitución, más allá de los relacionados con la actividad parlamentaria y el papel del Ejército en el Estado.

Tampoco el papel de la mujer va a sufrir modificaciones, según la provisional segunda fuerza política en la recién estrenada democracia egipcia. “Ellas participan con los hombres para construir el futuro en nuestro país. Las mujeres tienen el derecho de aprender, de expresar sus ideas, de trabajar, de elegir lo que quieran llevar, aunque con las excepciones que marca la disciplina general”, reflexiona el secretario general de Al Nour, que en ese momento cambia su imperfecto inglés por el árabe. “Siempre que cumplan con la sharía”, remata.

“Nuestro partido no va a presentar un candidato a la presidencia, pero no pondría objeciones a que otras fuerzas propongan a una mujer. El problema está en que los egipcios no están acostumbrados a votar por mujeres, por eso no tienen sitio en el Parlamento”, continúa. Durante la campaña se desató una polémica, ya que las candidatas salafistas no aparecían en los carteles electorales. Una de ellas llegó incluso a sustituir su fotografía por una flor y al comprobar el revuelo que se formaba, volvió a cambiar la imagen, esta vez por la de su marido. “Las mujeres tienen derecho a mostrar su imagen o a ocultarla. Nosotros no les decimos a nadie lo que tiene que hacer, no somos restrictivos”, insiste el líder salafista.

Un Estado fuerte

Al máximo responsable del partido islámico le sale la vena más conciliadora cuando habla del futuro político. "Queremos formar un Gobierno fuerte con todas las fuerzas políticas importantes, ya sean liberales, centristas o tecnócratas”, señala. Sin embargo, no tarda en mostrar su tendencia. “Nosotros queremos un Estado islámico moderno. Nos gustaría que el resto de países árabes imitaran el modelo que pretendemos implantar, al igual que ocurriera en los años cincuenta”. Adel Ghafour rechaza el modelo iraní o el saudí, mucho más cercano geográfica e ideológicamente.

“Nosotros tenemos barba, pero no tenemos nada que ver con Al Qaeda”, bromea el líder salafista. “Rechazamos completamente cualquier tipo de violencia”, insiste, aunque su formación concurre a las elecciones junto con el partido formado por el antiguo grupo terrorista Gamaa al Islamiya, acusado del asesinato en 1981 del presidente Anuar el Sadat. “Quienes han utilizado la violencia durante tres décadas han sido los miembros del régimen de Mubarak. Nosotros intentamos combatir la mala imagen que los medios occidentales dan de los salafistas”, continúa en tono sosegado.

A pesar del escepticismo de Occidente y de que un portavoz del partido señalara ayer mismo en la televisión egipcia que transformarán todas las entidades financieras en bancos islámicos, el líder de Al Nour rechaza que las inversiones se puedan ver afectadas. “Egipto es uno de los países con mayor potencial económico. Nosotros aportamos estabilidad, por lo que seguirán llegando capitales del Golfo Pérsico y de Occidente”, afirma. Cada año el país recibe más de 1.000 millones de dólares de Estados Unidos para ayuda al desarrollo y otros 9.000 para gastos militares. “Nosotros vamos a progresar mucho en los próximos años y no vamos a necesitar la ayuda americana. Aunque, por supuesto, que tampoco vamos a rechazarla”, mantiene Adel Ghafour.

De las calles al Parlamento

El líder salafista ha adoptado rápidamente un discurso de Gobierno, aunque rechaza dar ese paso por el momento. “Nuestra prioridad es formar un Parlamento y redactar una Constitución. Egipto no está preparado todavía para tener un presidente salafista”, asegura, pese a que uno de los posibles candidatos es el salafista Hazem Abu Ismail. Al Nour ha copiado rápidamente la estrategia de los Hermanos Musulmanes, quienes rechazan ocupar cargos de Gobierno, para centrarse en la elaboración de unas leyes que modifiquen el anterior aislamiento al que se habían visto sometidos.

Al Nour es un partido de nuevo cuño, formado tras la revolución del pasado febrero, aunque cuenta con una tradición de décadas asentada en la religión. Al igual que la Hermandad Musulmana, tiene una importante presencia en las zonas pobres, aunque su mayor influencia se concentra en las zonas rurales y al norte del país. Allí sus redes sociales sustituyen al Estado. “Sabemos que ahora tenemos por delante una tarea muy dura, que nos debemos encargar de la seguridad, la corrupción, la educación o la sanidad. Los egipcios deben esperar al menos tres o cuatro años para comprobar los progresos”, según Adel Ghafour. Un periodo mucho más corto que el que estima para los cambios culturales. Es el secreto de su éxito: reformismo en lo económico y tradición en lo moral.

Los islamistas más conservadores estrenan sede en El Cairo. El principal partido salafista egipcio ocupa desde hace unas pocas semanas un piso en un edificio de viviendas a las afueras de la capital del país. La formación Al Nour decidió extender sus redes más allá de Alejandría, su principal bastión, confiada en que los resultados de las elecciones parlamentarias serían buenos. El secretario general del partido, Emad Abdel Ghafour, celebra desde su nuevo despacho los primeros datos que le otorgan entre un 20% y un 25% de los votos, sólo por detrás de los también islamistas Hermanos Musulmanes. Confiesa que desde el pasado 28 de noviembre, cuando empezaron los comicios, no ha parado de atender a la prensa.