Es noticia
Ofensiva del imperio mediático de Berlusconi para presentarle como víctima de un complot
  1. Mundo
TRAS SUS ÚLTIMOS ESCÁNDALOS CON MENORES

Ofensiva del imperio mediático de Berlusconi para presentarle como víctima de un complot

¿Qué tiene que pasar en Italia para que Silvio Berlusconi abandone el poder? ¿Cuántos escándalos más están dispuestos sus ciudadanos a consentirle? ¿Hasta qué nivel puede

Foto: Ofensiva del imperio mediático de Berlusconi para presentarle como víctima de un complot
Ofensiva del imperio mediático de Berlusconi para presentarle como víctima de un complot

¿Qué tiene que pasar en Italia para que Silvio Berlusconi abandone el poder? ¿Cuántos escándalos más están dispuestos sus ciudadanos a consentirle? ¿Hasta qué nivel puede llegar la degradación moral de la política italiana? Es difícil encontrar una respuesta a estas y otras preguntas que le surgen a cualquiera que siga la actualidad transalpina de los últimos tiempos, en los que las prostitutas menores de edad, las orgías, los insultos y la confrontación se han convertido en el pan nuestro de cada día.

 

“Incluso para nosotros, los italianos, la crisis que estamos viviendo es complicada de entender”, reconoce Edoardo Novelli, profesor de comunicación política en la Universidad Roma 3. El cacao que vive el país, con unas fronteras entre la vida pública y privada completamente desdibujadas y una sociedad dividida entre detractores y admiradores de Il Cavaliere, se explica en parte por la que tal vez sea la mayor habilidad del hombre más importante de Italia de los últimos quince años. Berlusconi ha sido capaz de mezclar el terreno político, judicial y moral en su provecho, consiguiendo que buena parte del país haga una lectura errónea de la realidad. Al analizar sus  últimos escándalos, que le han llevado a ser investigado por instigación a la prostitución de menores, surge una disyuntiva habitual frente a Il Cavaliere: o se le ve como un ángel o como un demonio.

 

“Berlusconi relaciona cosas totalmente privadas, que nada tienen que ver con la política, con el contexto ideológico italiano de contraposición. De esta forma es capaz de motivar a los suyos”, apunta Novelli, quien advierte de que ya ocurrió algo similar con el caso de Noemi Letizia, la menor de edad con la que también se le relacionó después de que acudiera a su fiesta de cumpleaños. “Primero estuvo dos días en silencio en los que sus colaboradores no sabían qué hacer y luego respondió diciendo que se trataba de un asalto de parte de la magistratura a su vida privada”, afirma.

Solo la oposición critica sus orgías

La cascada de noticias sobre las orgías del primer ministro, en las que, al parecer, participaron al menos dos menores, ha provocado las esperadas críticas de parte de la oposición. Han sido casi las únicas. En el partido del mandatario, el Pueblo de la Libertad (PDL), y en las filas de su principal aliado, la Liga Norte, nadie ha abierto la boca. Ni siquiera la Iglesia le ha criticado con contundencia: ha preferido meter prisa a la Fiscalía de Milán que investiga el caso para que aclare los hechos. La falta de contestación interna entre los suyos se explica porque Berlusconi puede parafrasear sin temor a Luis XIV: él sólo no es el Estado, pero sí que es el centro derecha. Si deja la política, el PDL desaparece.

Este temor a que el país quede a merced de la izquierda si Il Cavaliere abandona el poder atenaza a buena parte del electorado. Se ve claro en las encuestas, que prevén una ligera caída del PDL y sólo un pequeño avance de la principal formación de la oposición, el Partido Democrático. Lo único que aumenta de manera significativa en los sondeos es el número de indecisos. Estos italianos que probablemente han votado alguna vez a Berlusconi y ahora no saben bien qué hacer son el objetivo principal de la maquinaria mediática del magnate, que se ha puesto a trabajar de inmediato para conseguir contrarrestar el escándalo.

Los tres canales televisivos de Mediaset, el diario Il Giornale, otros medios afines y el propio primer ministro a través de dos mensajes en vídeo colgados en Internet batallan estos días para insertar la investigación judicial dentro de la retórica política. Intentan presentar a Berlusconi como la víctima de un complot de una parte de la magistratura, que pretende suplantar la voluntad de los electores alejándole del poder. Marco Cacciotto, profesor de Marketing Político en la Universidad de Milán, identificaba en un artículo en Il Sole 24 Ore los cuatro puntos básicos de esta estrategia: primero, negarlo todo; segundo, si no se puede negar, minimizar los hechos; tercero, y cuando falla el paso anterior, desacreditar; y cuarto y último paso, cuando se ha fracasado en todos los anteriores, distraer. Según este análisis, la defensa de Il Cavaliere está ahora volcada de lleno en el tercer paso: cargar contra el rival, que en esta situación es la Fiscalía. Para comprobarlo sólo hay que echar un vistazo al diario Il Giornale, que insulta y difama sin vergüenza a una de las fiscales del caso.

Esta forma de interpretar la realidad se ve favorecida por la propia idiosincrasia de los italianos. “La filosofía del listillo y la de escapar de una situación utilizando cualquier método forman parte del carácter de este país. En el fondo no existe un rigor moral, la cuestión ética no es tan importante como en otras naciones”, explica Novelli. Sus compatriotas, además, muestran un gran enamoramiento frente al poder, un sentimiento peligroso porque puede cambiar de golpe. “Recordemos a Mussolini fusilado y colgado por los tobillos o la lluvia de monedas que los ciudadanos le lanzaron a Craxi”.

¿Qué tiene que pasar en Italia para que Silvio Berlusconi abandone el poder? ¿Cuántos escándalos más están dispuestos sus ciudadanos a consentirle? ¿Hasta qué nivel puede llegar la degradación moral de la política italiana? Es difícil encontrar una respuesta a estas y otras preguntas que le surgen a cualquiera que siga la actualidad transalpina de los últimos tiempos, en los que las prostitutas menores de edad, las orgías, los insultos y la confrontación se han convertido en el pan nuestro de cada día.

Silvio Berlusconi Prostitución