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Acapulco: de las vacaciones de la jet-set a la sangrienta guerra entre los cárteles
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LA OLEADA DE MUERTES PUEDE AFECTAR AL TURISMO

Acapulco: de las vacaciones de la jet-set a la sangrienta guerra entre los cárteles

Acapulco ha perdido su glamour. De destino de estrellas de Hollywood en los años cincuenta y sesenta ha pasado a convertirse en escenario de tiroteos e

Foto: Acapulco: de las vacaciones de la jet-set a la sangrienta guerra entre los cárteles
Acapulco: de las vacaciones de la jet-set a la sangrienta guerra entre los cárteles

Acapulco ha perdido su glamour. De destino de estrellas de Hollywood en los años cincuenta y sesenta ha pasado a convertirse en escenario de tiroteos e imágenes dantescas con cadáveres colgados de puentes y cuerpos decapitados o desmembrados arrojados en las calles. El que fuera uno de los lugares favoritos de los recién casados, muchos de ellos españoles, para pasar su luna de miel no ha escapado al clima de terror que impera en varias regiones mexicanas. El conocido como “balneario de México” es objeto de disputas entre cárteles por sus “ventajas logísticas” y por significar un punto de distribución de droga “sumamente importante”, según el Gobierno federal; pero en estos enfrentamientos también mueren inocentes y el turismo puede ser otra víctima.

En el fin de semana que cerró las vacaciones navideñas hubo al menos 32 ejecutados -entre ellos varios menores y un funcionario policial y su escolta- en una de las jornadas más cruentas desde 2005, cuando las bandas del narco comenzaron a disputarse el control de esta zona costera. Tras la masacre, las calles que vieron pasear a Elizabeth Taylor, Brigitte Bardot, Tyrone Power, Errol Flyn, Johnny Weismuller o John Wayne están tomadas por miembros del Ejército, la Marina y la Policía Federal de México para intentar preservar la seguridad de ciudadanos y turistas. Los famosos clavadistas, que se lanzan de cabeza al mar desde un acantilado de 35 metros a aguas de apenas cuatro metros de profundidad, temen quedarse sin espectadores.

El sector turístico del país perdió en 2010 mil millones de dólares por la inseguridad, según la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados. Para tranquilizar a los posibles visitantes se insiste en la consigna gubernamental de que la violencia es generada por los criminales y se circunscribe a su entorno; pero en noviembre se encontraron en una fosa en Acapulco 18 cadáveres de turistas mexicanos que  fueron secuestrados por un grupo armado cuando buscaban hotel en la ciudad. Es sólo un ejemplo de las “víctimas colaterales” de los enfrentamientos entre los cárteles o entre narcos y fuerzas de seguridad.

La posición geográfica estratégica de Acapulco -en la costa del Pacífico- ha desatado una lucha tribal desde hace seis años, que ha alcanzado una “cresta irracional y preocupante” en los últimos meses por la atomización de los cárteles, a causa de su descabezamiento por acción de las autoridades o de escisiones internas, según declaraciones a W Radio del director del Centro de Estudios Para la Seguridad y Justicia, Gabriel Regino. Los cárteles de Sinaloa, del Pacífico Sur y de los hermanos Beltrán Leyva, sus brazos armados -La Gente Nueva, Los Antrax y Los Zetas- y nombres como Manuel Torres Félix, Arturo Beltrán Leyva, Ismael Zambada, Joaquín El Chapo Guzmán, Carlos Montemayor o Edgar Valdez La Barbie se entremezclan en esta siniestra lucha por la joya de la Corona. Algunos ya están detenidos o muertos.

Zona vital para los cárteles

El Estado de Guerrero, donde se ubica Acapulco, representa para los narcotraficantes una zona vital por el consumo de drogas, los sembradíos y las rutas de comercialización hacia el centro y el norte del país, en la frontera con Estados Unidos. La falta de oportunidades de formación y empleo ha arrastrado a las filas del narco a su juventud, a cambio de salarios manchados de sangre. Regino prevé más violencia en una zona para la que reclama más implicación de sus autoridades. También el Gobierno federal les ha reprochado su inacción ante la violencia y el no haber depurado a sus órganos policiales, fuertemente corrompidos por la delincuencia organizada. El 30 de enero se celebran elecciones para elegir gobernador en este Estado, que está dominado por la izquierda.

Este experto en criminología prevé que continúe la violencia en la ciudad costera y sostiene que su industria turística -prácticamente la única fuente de ingresos- debería estar “triste” por su futuro: “Sin una protección adecuada a Acapulco y a la seguridad de sus habitantes, habrá una grave repercusión económica para la zona y para el país, para la industria hotelera, restaurantera, de diversión y ocio”, sostiene. El sector se aferra a los mensajes positivos para evitar que el miedo espante a los turistas: La Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco (Aheta) ha impulsado la campaña local “Habla bien de Acapulco”;  su directiva manifiesta a El Confidencial que la violencia “es entre ellos, entre la delincuencia organizada” y que no afecta al turismo nacional. La entidad atribuye la disminución de turistas extranjeros a la “aparición de nuevos destinos turísticos en México” y no a la inseguridad.

La ocupación hotelera media es del 74,5% y en los últimos años se registra un promedio de unos nueve millones de visitantes anuales, indica a este medio el director del Fideicomiso para la Promoción Turística de Acapulco, Jesús Radilla. “En Acapulco ocurren más cosas buenas que malas todos los días y nuestros visitantes lo tienen muy claro; la oleada de violencia es lamentable, pero los turistas no son blanco de los grupos, es una pelea interna”, defiende. La inversión privada en infraestructura turística no se ha visto afectada por el momento y supera, según Radilla, los 1.300 millones de dólares, por encima de otros destinos de sol y playa del país.

El perfil turístico del Puerto de Guerrero ha cambiado mucho: la jet-set internacional se fijó en sus playas vírgenes a mediados del siglo pasado y dejó paso a un turismo menos exclusivo procedente de Estados Unidos, Canadá y Europa sobre el que Acapulco vivió su boom hotelero hasta llegar a los 257 hoteles y más de 19.000 habitaciones actuales. Tan explotado como algunos puntos del litoral español, los habitantes de Ciudad de México y sus alrededores hicieron de la ciudad su destino vacacional o su segunda residencia; los mexicanos son su principal mercado, aunque su poder adquisitivo dista mucho del de los primeros visitantes de la bahía. Con la llegada de los narcos y su violencia el panorama puede empeorar en una tendencia ya decadente.

Acapulco ha perdido su glamour. De destino de estrellas de Hollywood en los años cincuenta y sesenta ha pasado a convertirse en escenario de tiroteos e imágenes dantescas con cadáveres colgados de puentes y cuerpos decapitados o desmembrados arrojados en las calles. El que fuera uno de los lugares favoritos de los recién casados, muchos de ellos españoles, para pasar su luna de miel no ha escapado al clima de terror que impera en varias regiones mexicanas. El conocido como “balneario de México” es objeto de disputas entre cárteles por sus “ventajas logísticas” y por significar un punto de distribución de droga “sumamente importante”, según el Gobierno federal; pero en estos enfrentamientos también mueren inocentes y el turismo puede ser otra víctima.

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